La Jornada 7 de noviembre de 1997

Cumplir sin regateo lo firmado, deber del gobierno: Joaquín

Blanche Petrich /I Ť Pedro Joaquín Coldwell, coordinador de la delegación gubernamental para la paz en Chiapas, asegura que el ataque a la comitiva de obispos en el norte del estado no habría ocurrido si la mesa de diálogo hubiera estado activa. ``Si hubiera una negociación firme, grupos como la banda armada que agredió no tendrían espacios para moverse.'' En cuanto a esos grupos armados que actúan impunemente en la región chol, ``hay que aplicarles la ley sin miramientos'', demandó el delegado gubernamental

Sin haber probado una verdadera acción negociadora desde que asumió el cargo, hace poco más de seis meses, Joaquín Coldwell propone con acento de urgencia: ``El gobierno debe dar señales de que quiere negociar y el Ejército Zapatista también''. Ambas partes, considera, deben ``abandonar actitudes que parecen caprichosas y dogmáticas''. El gobierno, agrega, debe cumplir ``sin regateo alguno'' los acuerdos de la primera mesa de San Andrés Larráinzar sobre derecho y cultura indígenas. ``Lo firmado, firmado.''

Considera que la solución a la explosiva situación de la zona norte de Chiapas --donde ``podemos fundadamente temer una situación de descontrol generalizado''--, pasa necesariamente por una solución entre el gobierno federal y los zapatistas.

El delegado gubernamental de las paralizadas pláticas de paz, que en cuatro viajes de trabajo a Chiapas no ha logrado entablar contacto con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, respondió por escrito a un cuestionario planteado por La Jornada.

Además de abundar sobre el atentado ocurrido en Tila, contra los obispos Samuel Ruiz y Raúl Vera --``una seria llamada de atención, una pésima señal''--, Joaquín Coldwell advirtió que la creciente actitud ``antiinstitucional'' del dirigente zapatista es un ``contrasentido'' al camino de la paz.

Se refirió al más reciente comunicado del subcomandante Marcos, alusivo al papel del Episcopado Mexicano en el conflicto chiapaneco.

``Lo que es evidente es que en este comunicado el subcomandante Marcos abre un frente contra el Episcopado de la Iglesia católica, del que dice que éste está aliado con el gobierno para sustituir a la Conai con miras a aplastar al EZLN. Lo que es notorio, es que el jefe del zapatismo ha ido incrementando su actitud contraria a las instituciones; intenta deslindarse de ellas y ocupar un espacio fuera de su alcance.

``Ya antes se ha mantenido ajeno a todos los partidos políticos e incluso los fundadores del Frente Zapatista de Liberación Nacional pusieron como condición a las personas que quisieran afiliarse a este movimiento, que no pertenecieran a partido político alguno. Esto es, no deben figurar en los organismos militantes reconocidos, pero tampoco este frente quiere insertarse en el esquema institucional. Previamente, el 6 de julio, los zapatistas quemaron urnas con el evidente fin de manifestar su repudio a las elecciones.

Contrasentido del EZLN

``Todo ello parece un contrasentido. Si la reforma indígena tiene que ser aprobada por diputados y senadores que pertenecen a los partidos políticos, ¿qué caso tiene mantenerse al margen de ellos? Ahora bien, estimo que todo esfuerzo para lograr la paz en Chiapas pasa por las instituciones. Entonces, ¿por qué confrontarlas y rechazarlas con tanta obstinación? ¿Cuál es el objeto de abrir otros frentes, como por ejemplo atribuirle al Episcopado de la Iglesia católica propósitos que evidentemente, no tiene? El camino de la paz es el contrario. Es el de acercarse a las instituciones, ser incluyente y convocarlas a que propicien la paz y las reformas constitucionales que se requieren y en este sentido, la alta jerarquía del zapatismo no está contribuyendo a conseguir la paz''.

--¿Según su apreciación, cuál sería la razón de este ``antinstitucionalismo'' del subcomandante?

--Del mismo comunicado se infiere la posibilidad de que al interior del zapatismo se estén operando cambios preocupantes. Al parecer, los pocos avances y logros de este movimiento en la esfera nacional y local, la división en las comunidades en torno a si aceptan o no la ayuda gubernamental y la actitud excluyente hacia las personas que no coinciden con los zapatistas, se están reflejando en disidencias internas y que hacen difícil mantener sus alianzas con algunas organizaciones sociales. Estos hechos, deberían de preocuparnos a todos.

--Esto que usted menciona ¿puede afectar de alguna manera el diálogo?

--Que si esto es negativo o positivo para la negociación de la paz desde la perspectiva gubernamental, yo diría que esto no puede sino tener consecuencias negativas en el corto, mediano y largo plazo. Toda negociación política debe de darse con un interlocutor consistente. Si es que se están dando fenómenos al interior del zapatismo, de debilitamiento de las alianzas locales, los elementos de base podrían comenzar a actuar por su cuenta y asumir acciones desesperadas; nos enfrentaríamos entonces a un conjunto de bandas sin perspectiva ideológica y sin disciplina, que se moverían simplemente para buscar su supervivencia valiéndose de las armas de que disponen.

``Si esto llegara a producirse, tendríamos a decenas de bandas en la selva, en la frontera con otras naciones y entonces sí, habría riesgos de seguridad nacional y habríamos perdido a un interlocutor político calificado con quien articular una paz por medio de procedimientos civilizados e inteligentes. No debemos apostar a la aniquilación del adversario. En esa perspectiva, en ese deterioro, perderíamos todos. Lo que conviene es que desazolvemos los canales de negociación.

``En mi concepto, el gobierno debe dar señales de que quiere negociar y el EZLN también debe dar señales de que quiere negociar, afrontar los riesgos de una salida política junto con la exigencia de que se cumplan sus demandas políticas y sociales, y debe generar consensos en torno a la paz. Eso sería saludable para salir de este impasse''.

--Esta atomización de fracciones y bandas que usted menciona ¿no es de alguna forma lo que ya está ocurriendo en la zona norte?

--Efectivamente; si además integramos en nuestro análisis los problemas que se han venido produciendo en la zona norte del estado de Chiapas, y los que ahora comienzan a presentarse en la región de los Altos, como por ejemplo en el municipio de Chenalhó, podemos fundadamente temer que se pueda dar una situación de descontrol generalizado.

El crimen no beneficia a nadie

``La embocada a la comitiva de los señores obispos fue un acto de amago con intenciones perversas y de ostensible hostigamiento. Es palpable que a falta de negociaciones, se están llevando a cabo confrontaciones locales, hay verdaderas cacerías de adversarios entre las facciones locales, se disputan los territorios, se expulsa a ciudadanos de sus comunidades y se está extendiendo la acción de bandas armadas que representan a los grupos de interés en la zona de conflicto.

``Si hubiera una negociación firme, estos grupos no tendrían espacio para moverse y no contribuirían al despliegue de conductas ilegales. El que se extienda el crimen clandestino a nadie beneficia; hay un ambiente de confrontación sumergida que produce homicidios y atropella los derechos humanos, y los contingentes que realizan estos actos tienen diferentes orígenes. Lo mismo se asesina a militantes priístas que a catequistas, a personas identificadas con el zapatismo o con el PRD. La delincuencia está sustituyendo a la política

``Ahora bien, ante la resistencia a reponer las mesas de negociaciones, el zapatismo ha optado por ir configurando municipios rebeldes, de tal forma que hay lugares en los cuales hay dualidad de autoridades municipales. Unas constitucionales y legales y otras informales. Esto es grave porque en menos de un año tendremos elecciones municipales que concentran la atención de todos los ciudadanos, ya que siempre tienen un interés particular en la autoridad más cercana a ellos.

``Si prevalecen las condiciones actuales de ausencia de diálogo y de proliferación de bandas armadas enemigas, entonces los conflictos pueden agravarse de manera radical. El escenario previsible puede producir violencia y la distensión hacerse más remota. Esto es muy peligroso y muy grave. Hay que hacer esfuerzos consecuentes, verificables y efectivos en favor de la paz. Las coyunturas previsibles van a ahondar la violencia y los enfrentamientos.

``Estamos hablando de la calidad de la convivencia de comunidades, de seres humanos que deben de tener oportunidad de vivir en paz, con seguridad y libertad. Es la vida de cientos de personas, mexicanos todos, en cuyo favor debemos de trabajar todos los sectores: el gobierno y los militantes, ciudadanos y autoridades. La paz es una necesidad y una exigencia moral para todos nosotros. Debemos de voltear otra vez hacia el humanismo como principio que nos inspire y convertirlo en práctica política. Nuestro principal deber es el de salvar y resguardar vidas humanas, las cuales están muy por encima de banderas políticas o de intereses partidistas de ceguera histórica. Nuestra responsabilidad es con la vida de las personas, de gente como nosotros. Eso es lo que hay que tener siempre en cuenta. De nosotros depende su supervivencia, su libertad inmediata, actuante y su seguridad. Ahí hay familias, mujeres, ancianos, niños, personas concretas cuyo bienestar nos importa, cuya posibilidad de vivir es asunto de todos nosotros

``¿En qué se pueden concretar estos esfuerzos? Ante la gravedad de todo esto, las partes involucradas debemos manifestar una voluntad de impulsar iniciativas que nos conduzcan a la paz, de abandonar actitudes que parecen caprichosas y dogmáticas. Una política de Estado para la paz en Chiapas, formulada por todos y en la que nos comprometamos todos, es moralmente impostergable.

``Tengo la percepción de que los conflictos en el norte de Chiapas dependen de que se resuelva el conflicto con los zapatistas, aunque también es un asunto que tiene matices especiales''.