Carlos Marichal
El presupuesto y las rivalidades entre los estados

Una de las deficiencias mayores que ha existido en la asignación de los recursos federales a los gobiernos de los diversos estados de la República Mexicana ha sido su carácter poco transparente y discrecional. ¿Porqué han persistido estas condiciones tanto tiempo? Ello ese explica fácilmente, pues al no ser claras las reglas de las transferencias a los gobiernos estatales, era factible que el Poder Ejecutivo pudiera exigir compromisos políticos de los gobernadores a cambio de ceder dineros del tesoro federal. Pero, hoy en día, esto ya no es aceptable.

Precisamente por este motivo es conveniente que se comience a discutir públicamente cuáles son las mejores fórmulas posibles para redistribuir los fondos federales a las diversas regiones del país, con objeto de alcanzar un mayor equilibrio social y económico sin sacrificar la eficiencia. Una forma en que se transfieren recursos a los estados es mediante las participaciones fiscales para el sector educativo. En este caso no hay demasiada confusión, ya que hay políticas comunes a nivel nacional en materia educativa, y estos dineros, básicamente, van a pagar sueldos de maestros. Es claro que es urgente aumentar los salarios de los maestros, pero ésta ya es otra cuestión.

Una segunda transferencia del erario público a los estados consiste en aquellas participaciones que sirven para solventar el presupuesto de los gobiernos locales, cubriendo gastos administrativos, de infraestructura social y salud; de desarrollo agropecuario, comunicaciones y transporte local, y el servicio de las deudas estatales. ¿Cuál es la lógica que ha aplicado el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal en estas transferencias ? Es difícil saberlo, por lo que el Congreso debe plantearse la necesidad de crear nuevos mecanismos más transparentes sobre los que se pueda alcanzar un consenso.

Pero no se trata simplemente de una cuestión política, sino de instrumentos técnicos para garantizar la equidad, asegurando que no siguen quedando rezagadas las regiones más pobres del país. Un modelo importante (ya muy afinado) que debe tenerse en cuenta es el sistema de transferencias fiscales en Canadá, que va bajo el nombre de fiscal equalization grants, el cual conviene que estudien con atención los señores legisladores. Otro es aquel que se utiliza al interior de la Comunidad Europea, con base en los ``fondos estructurales''. En este segundo caso, existen agencias técnicas que evalúan con mucho cuidado estadístico el nivel de adelanto o atraso de los 300 distritos regionales que componen la Comunidad Europea, para determinar cuáles tienen mayores necesidades.

Un primer paso para evaluar cómo deben transferirse determinados recursos del gobierno federal a los estados, por lo tanto, consistirá en crear mecanismos más precisos y transparentes de evaluar en qué regiones de México es mayor la deuda social: es decir, la pobreza, la falta de servicios, el atraso en educación, el rezago económico. A partir de un manejo público y transparente de esta información, debe comenzar el debate sobre una parte importante de la política presupuestaria.