A la larga serie de equívocos cometidos por el panismo chihuahuense, se ha agregado uno más: el fracaso en la obtención del número necesario de ciudadanos solicitantes del referéndum derogatorio de la reforma electoral, recientemente aprobada por el Congreso del estado. El revés se acrecienta por la falta de limpieza en los métodos usados para recabar las firmas.
Apostaron todo. Sus precandidatos al gobierno del estado, todos ellos integrantes del gabinete estatal y el presidente municipal de Ciudad Juárez, acordaron con el dirigente estatal emplear sus esfuerzos en lograr que 172 mil ciudadanos ``debidamente identificados'' solicitaran al Tribunal Estatal de Elecciones (TEE) la celebración del referéndum.
Para lograrlo crearon un Comité Ciudadano al que sumaron a los líderes de los partidos del Trabajo y Verde Ecologista y algunos dirigentes y organismos empresariales. Presentaron 264 mil solicitudes. Por doquier surgieron grandes suspicacias acerca de la pulcritud en el llenado de ellas.
Frecuentemente no pidieron identificación y se condicionó la firma, en varios casos, a la entrega de despensas. Pagaron a peso la firma, como lo confirmó el director del Centro Empresarial de Ciudad Juárez, quien admitió pagar tal cantidad porque ``el aprendizaje de la democracia cuesta''.
Los funcionarios gubernamentales presionaron a sus subalternos a que les llevaran cientos de firmas. Destacó en esto el director de Tránsito, quien sostuvo varias reuniones con los agentes para conminarlos a tal propósito.
Además, la vocera del Consejo Ciudadano Pro-Referéndum reconoció que más de 500 personas eran las promoventes y que el PAN pagaba los salarios, sin especificar claramente cuántos y a quiénes. De la misma manera, aceptó que algunos organismos empresariales y empresas pagaron la costosa campaña publicitaria.
No fue suficiente. El TEE dictaminó que de las 264 mil solicitudes recibidas, sólo 148 mil contenían los datos suficientes para encontrarlas en el padrón electoral. De ellas, únicamente 139 mil pertenecían al padrón electoral chihuahuense. De éstas, los magistrados revisaron 2 mil 948 solicitudes ``para cumplir con el principio de inmediatez procesal'' y encontrar que 632 firmas eran diferentes a las registradas. ¡El 21 por ciento!
La verdadera medida del ``reclamo ciudadano'', como lo pregonaron los panistas, se reflejó el día del veredicto del TEE: Sólo 39 ciudadanos, entre los que se contaban los dirigentes estatales del PAN, PT y PVEM, acudieron a conocer el resultado, a pesar de la publicitada convocatoria realizada por todos los medios de comunicación.
Peor aún, al presentar el recurso de reconsideración del dictamen y con más publicidad que el acto anterior, sólo 150 personas acudieron. Quien más gente aportó a tan exigua manifestación fue Rubén Aguilar, líder y diputado del PT, el mismo que rellenaba boletas a favor del PRI en el fraude electoral de 1986 y que posee el récord de más inasistencias al Congreso local.
La discusión acerca del referéndum le ha quitado la careta a los panistas chihuahenses. Para ellos, democracia es cuando sus opiniones prevalecen, lo contrario es regresar al pasado. Muy pronto olvidaron cuando nos llamaron a construir una sociedad sin los vicios y defectos del priísmo.
El verdadero interés del PAN era mantener la ley por medio de la cual los integrantes de los organismos electorales sólo pudieran ser propuestos por el gobernador del estado. No pudieron preservarle ese privilegio a Francisco Barrio. Mal empezaron la campaña.