La Jornada 9 de noviembre de 1997

Tráfico de armas y drogas, énfasis de la reunión Zedillo-Clinton

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 8 de noviembre Ť Estados Unidos y México firmarán nuevos acuerdos sobre extradición temporal y el control del tráfico ilícito de armas durante la visita del presidente Ernesto Zedillo a Washington la próxima semana, pero un funcionario de la Casa Blanca informó a La Jornada que el enfoque general de la reunión será destacar el retorno a las relaciones normales, regulares y hasta rutinarias entre ambos países.

``Las relaciones con México se han trasladado de lo extraordinario a lo ordinario y eso, en sí, es un mensaje positivo'', explicó el funcionario. A condición de mantener el anonimato, contrastó el actual periodo con el carácter, casi de emergencia, de las relaciones anteriores, permeadas por la crisis del peso en 1994 hasta el asunto del general Gutiérrez Rebollo este año.

``Creo que lograremos demostrar que durante el periodo relativamente breve desde la última reunión de ambos presidentes, han ocurrido cosas extraordinarias'', comentó al referirse al encuentro de Clinton y Zedillo en la ciudad de México en mayo. ``Esta es una relación dinámica en la que sí se están logrando cosas''.

Como en todas las reuniones entre presidentes aquí, el encuentro Zedillo-Clinton se está armando para subrayar estos logros, desde la firma de nuevos acuerdos y anuncios de iniciativas, hasta expresiones consensuadas elogiando el libre comercio (este año, México se convirtió en el segundo socio comercial más importante de Estados Unidos) y culturas compartidas (EU es la quinta nación más grande en población ``hispana'').

El presidente Zedillo arribará a esta capital el próximo jueves 14 cerca de las 12 horas, y su agenda incluye una reunión con una agrupación de líderes empresariales esa tarde y, tentativamente, sería el anfitrión de una cena con dirigentes del Congreso (que podría ser cancelada si éste finaliza su actual sesión).

El viernes, ambos presidentes se reunirán por la mañana en la Casa Blanca, tendrán un lunch de trabajo con un grupo muy reducido de participantes y cruzarán una calle lateral para asistir como testigos a la firma de una nueva convención interamericana sobre el tráfico ilícito de armas en la sede de la Organización de Estados Americanos.

Más allá de estas ``oportunidades de foto'', para México, por ejemplo, el propósito de impulsar la nueva convención sobre el tráfico de armas fue para presionar a Estados Unidos a apretar los procedimientos notoriamente flojos en la venta de armas de fuego en este país, ya que cantidades de ellas se hallan en México, en manos de delincuentes.

La convención de la OEA sobre las armas ilícitas obligará que los 34 países firmantes establezcan procedimientos básicos para detectar las ventas de armas de fuego pequeñas, registrar los números de serie de éstas y negociar sistemas de intercambio de información con otros países. No obstante, cuando La Jornada preguntó a funcionarios estadunidenses sobre qué cambios a las leyes o regulaciones existentes implicaría su adhesión a la nueva convención, la respuesta fue ``ninguno''. La convención de la OEA es tan ``suave'' que incluso la Asociación Nacional del Rifle ha expresado su apoyo.

Sin embargo, funcionarios estadunidenses insisten en que, en parte como resultado de las presiones mexicanas, han intensificado sus acciones de cumplimiento de la ley en las exposiciones de armas y en la identificación de armerías que violan las regulaciones.

Pero varios funcionarios admiten que México y los otros países tendrán que continuar presionando sobre el tema si desean ver avances en este rubro. ``Es un paso adelante el que hayamos acordado firmar esta convención'', explicó el alto funcionario de la Casa Blanca. ``Pero como con cualquier otro tema, mucho dependerá de la implementación. Eso va a necesitar que los países que se sientan afectados nos sigan golpeando para que dediquemos el personal necesario a fin de cumplir con estas leyes''.

Por su lado, el gobierno de Bill Clinton seguirá presionando sobre el asunto de la guerra antinarcóticos en México. A los dos mandatarios se les presentará un informe elaborado por el Grupo de Contacto de Alto Nivel sobre sus avances para desarrollar una estrategia antinarcóticos binacional, que incluye metas estratégicas y planes de implementacion. Continúan las disputas entre ambos gobiernos sobre temas como el de permitir que agentes estadunidenses puedan portar armas en México, y los mecanismos específicos de cooperación en la interdicción de narcotraficantes en los espacios aéreos o marítimos mexicanos.

Varios funcionarios entrevistados esta semana comentaron que las cuestiones más fundamentales en esta coyuntura son sobre cuándo logrará México completar la restructuración y reconstrucción de sus fuerzas antinarcóticos de la PGR, de qué forma podrá Estados Unidos asistir en el programa de reforma judicial impulsada por Zedillo y qué otras medidas se podrían implementar para un combate más efectivo de la corrupción.

``Creo que como resultado del asunto de Gutiérrez Rebollo, ellos (los mexicanos) tuvieron que realizar una restructuración fundamental, y había la percepción aquí de que teníamos que mantenernos quietos y ofrecerles algún tiempo para completar ese proceso'', explicó el alto funcionario de la Casa Blanca.

Pero mientras que algunos en el gobierno de Clinton están dispuestos a darle tiempo a México, varios legisladores cuestionan abiertamente la implementación de programas específicos por el gobierno mexicano, en particular las muy comentadas Fuerzas Bilaterales de Tarea Fronteriza, compuestas por agentes de la PGR especialmente capacitados y por miembros de la DEA, el FBI y de Aduanas. ``Los políticos de ambos países están diciendo que tendrán en pie a cinco de estas fuerzas a fines de este año, pero sabemos que si tienen suerte tendrán funcionado a dos'', se quejó una fuente del Congreso.

Los funcionarios de la administración Clinton señalan que aunque estas fuerzas fronterizas son sólo una parte de un amplio esfuerzo antinarcóticos a nivel binacional, se han convertido en un microcosmos para evaluar el estado de salud de todo lo demás. ``Más allá de las comunes declaraciones de intenciones, tiene que haber acción'', comentó un alto funcionario gubernamental.

En este marco, aunque México está logrando capacitar a personal nuevo para incorporar a estas fuerzas fronterizas, varios funcionarios aquí están preocupados de que el gobierno mexicano todavía no ha otorgado los recursos para asegurar las necesidades básicas de estos nuevos agentes. ``Si no logran enviarles recursos a estas personas, no importa cuántos agentes capaciten, esto no funcionará'', señaló un oficial estadunidense que sigue estos asuntos de cerca.

Otro problema para el gobierno de Clinton es que, en el contexto de las presiones de la política interna, no hay mucho tiempo para convencer al Congreso estadunidense de que las cosas han mejorado en México. Para el primero de marzo de 1998, la administración tendrá que ``certificar'' que México está ``cooperando plenamente'' con los esfuerzos antinarcóticos estadunidenses, y esta semana un funcionario reconoció que hay mucho camino por andar. ``Espero que para marzo tendremos un mejor cuento que contar'', señaló.

El alto funcionario de la Casa Blanca subrayó, por otro lado, que para Estados Unidos el hecho más importante en México en estos últimos años ha sido el desarrollo de una democracia multipartidista. ``Con una democracia pluralista, México podrá elaborar sus propias soluciones a los problemas étnicos, la participación civil y toda una gama de asuntos'', afirmó.

``Nuestro enfoque es apoyar la adopción por México de una democracia verdaderamente pluralista''. En esta perspectiva, destacó, temas como los derechos humanos, la resolución del conflicto en Chiapas y otros podrán encontrar soluciones al canalizarse a través de la evolución del sistema democrático mexicano.

El mismo funcionario concluyó que la visita presidencial tendrá un eje de tres áreas generales: las relaciones económicas y el comercio, la inmigración y la seguridad pública.