La Jornada 10 de noviembre de 1997

El CCH, sobrepolitizado y frágil, dice su coordinador

Claudia Herrera Beltrán Ť El ``excesivo'' activismo político y la ideologización de los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) han hecho de esta institución el ``eslabón débil'' de la UNAM, ya que está expuesta a la intervención de grupos internos y externos, aseguró en entrevista el coordinador de ese sistema de bachillerato, Jorge González Teyssier.

Ante la intensa jornada de protestas que realizaron en octubre los alumnos del CCH, el funcionario respondió que se ha aprovechado a la universidad pública para provocar confusión y antagonismo y que ha habido momentos en que las organizaciones estudiantiles han contribuido, junto con los grupos porriles, a crear un clima de intranquilidad en vísperas del cambio de gobierno en el Distrito Federal.

González Teyssier rechazó las acusaciones que han hecho los alumnos en el sentido de que las autoridades universitarias protegen a los porros, y dijo que el ataque a los funcionarios ha sido una bandera de los activistas ante su falta de argumentos académicos.

Se declaró optimista de que a partir de diciembre, con Cuauhémoc Cárdenas como jefe del gobierno capitalino, ya no se diga que los policías escoltan a los porros, porque se espera que no haya ``autoridades de alguna delegación que lo propicie''.

Interrogado sobre si el crecimiento del porrismo ha tenido el propósito de desestabilizar a la ciudad de México ante el relevo de gobierno, respondió: ``no creo que sea tan simple el esquema, porque la desestabilización, la agitación la veo más propiciada por grupos que pudiéramos llamar de izquierda y de oposición que el porrismo''.

La actitud crítica de los estudiantes del CCH, dijo González Teyssier, es positiva, pero ``también es cierto que en una cadena universitaria nos vemos como el eslabón débil y frágil, expuesto a que de afuera y de adentro quieran que el CCH paralice sus actividades académicas como nos ha pasado recientemente''.

Explicó que por haber sido creado poco después del movimiento estudiantil de 1968, el CCH se ha distinguido por contar con un profesorado combativo que ha heredado en sus alumnos un excesivo activismo político, una sobrepolitización de la vida académica y una ideologización de su conducta.

``Esto es positivo, pero nos hace muy vulnerables a extremos como la protesta no tan justificada, al paro, la huelga o a (que los estudiantes del CCH) sean el contingente más grande de una marcha'', consideró.

En ese contexto, dijo que la universidad pública tiene desventajas frente a las instituciones de educación superior particulares, debido a que estas últimas no son víctimas de los ataques de los porros ni los estudiantes pueden cerrar una escuela sin ser sancionados.

Asimismo, acusó a los activistas que manifiestan su descontento por un supuesto Plan Barnés, y ``que se dicen democráticos'', de provocar la agitación estudiantil y de esa manera complementarse con el porrismo.

Para González Teyssier las críticas contra la disminución de la matrícula estudiantil en el CCH no son justificadas, ya que en su opinión en 1995 quedó claro que la reducción de la población de 25 mil a 18 mil estudiantes era con el fin de mejorar la calidad del colegio.

Explicó que aunado a la disminución de la población escolar, otras reformas como el nuevo plan de estudios y la capacitación de los profesores, ayudaron a que el CCH dejara atrás la depresión académica de los ochenta para encaminarse a ser un bachillerato de calidad, y la muestra de lo exitoso que ha sido la modernización del CCH es que a principios de los noventa, 25 por ciento de los alumnos concluía sus estudios en tres años y ahora, esta cifra aumentó a 45 por ciento.

Según González Teyssier, quien lleva tres años al frente de Ciencias y Humanidades, éste no tiene la obligación de atender la demanda de ingreso al nivel de bachillerato, ya que el Estado es el principal responsable, además de que existen otras instituciones en la zona metropolitana.

En ese sentido, manifestó su oposición a que crezca el bachillerato de la Universidad Nacional, porque ello implicaría cerrarle las puertas a los universitarios que se educan fuera de la UNAM, cuando más de la mitad de los espacios a nivel bachillerato son ocupados por egresados de la Escuela Nacional Preparatoria y el CCH.

Consideró que sería injusto para numerosos mexicanos que hacen el esfuerzo de enviar a sus hijos a escuelas privadas, el que la Universidad Nacional les responda que no pueden ingresar porque los lugares se ``llenaron con pase automático''.

De las exigencias estudiantiles de ampliar la participación de los universitarios en la toma de las decisiones, señaló que se trata de un ``eslogan político'' porque en una democracia académica las leyes no las puede hacer toda la comunidad votando o haciendo referéndum, sino los representantes de profesores, estudiantes y académicos.

El CCH será Escuela Nacional

Por otra parte, informó que el Consejo Universitario, que está por concluir su gestión, discutirá la propuesta aprobada por el Consejo Técnico del CCH para que el colegio se convierta en Escuela Nacional sin cambiar su denominación, y tenga como máxima autoridad a un director elegido por la Junta de Gobierno y que cuente con voz y voto en el Consejo Universitario.

Desde la creación del CCH, en 1971, esta dependencia había operado con normas diferentes a las del resto de las escuelas y facultades. Hasta ahora es encabezado por un coordinador y el director de la Unidad Académica del Ciclo de Bachillerato, que son designados por el rector y no tienen derecho a votar en el Consejo Universitario.

El proyecto que implica la modificación del Estatuto General de la UNAM tiene el propósito de adecuar la estructura que hasta ahora ha caracterizado al CCH y ratifica la disolución de la Unidad Académica de los Ciclos Profesional y de Posgrado.