BALANCE INTERNACIONAL Ť Eduardo Loría
El riesgo de la recesión mundial

La economía mundial sigue --y muy probablemente seguirá por unos cuantos meses más-- sumergida en una vorágine que demuestra los múltiples problemas que prevalecen y que han surgido o se han magnificado como consecuencia natural de la globalización.

En Estados Unidos, por ejemplo, las estimulantes cifras que muestra su economía preocupan a los analistas conservadores, bajo el argumento de que su inmejorable desempeño puede desencadenar fuertes presiones inflacionarias. El remedio, según ellos, consiste en aumentar sensiblemente las tasas de interés para desacelerar el crecimiento.

Alan Greenspan, hasta ahora, ha resistido las fuertes presiones de este influyente grupo de economistas. Las consecuencias a escala mundial, de seguir esas recomendaciones en las condiciones actuales, serían terribles debido a que generarían mayores embestidas contra los mercados financieros y los tipos de cambio de las economías emergentes, con los correspondientes efectos negativos sobre las economías desarrolladas.

En efecto, la elevación de las tasas norteamericanas estimularían mayores salidas de capitales de esas economías en favor de los mercados norteamericanos. El resultado sería una elevación generalizada de tasas de interés, reducción de los acervos monetarios, devaluaciones cambiarias competitivas y una depresión mundial prácticamente incontrolada. Si bien esto podría ocurrir por el lado de la esfera financiera internacional, es altamente probable que el efecto recesivo se reforzaría por el lado del comercio internacional.

Como todos sabemos, desde hace una década el crecimiento económico de las economías cada vez depende en mayor grado de las exportaciones y en menor proporción de las demandas domésticas. En consecuencia, ante una recesión generalizada, estimulada por Estados Unidos, que es el mayor demandante del mundo, y por una lucha devaluatoria despiadada de las economías para ganar mercado de exportaciones, los efectos recesivos serían de magnitudes impredecibles.

Los niveles de interdependencia mundial que ha generado la fase reciente de globalización, han configurado este tipo de fragilidades conjuntas.

Es indudable que este escenario debe evitarse a toda costa, por lo que es indispensable lograr a la mayor brevedad un acuerdo económico mundial que, por un lado, contenga esta oleada de especulación y, por qué no decirlo, también de corrección de los mercados financieros, pero aún más, de no reducción del crecimiento económico de los países desarrollados.

Hoy más que en cualquier otro momento, las correcciones y ajustes macroeconómicos deben darse a partir del crecimiento, no de la recesión.

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