La Jornada 21 de noviembre de 1997

Aprueben el presupuesto, pide Ortiz; no sin cambios a la Ley de Ingresos, dice el bloque

Patricia Muñoz, Ciro Pérez y Oscar Camacho Ť Con un inusual discurso que provocó azoro y sorpresa entre diputados de oposición, el secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz Martínez, pidió a la Cámara de Diputados aprobar el proyecto de egresos para 1998, pues juró que el ``reto principal del gobierno del presidente Zedillo'' es superar las enormes desigualdades económicas existentes en el país, la elevada concentración de la riqueza y las severas condiciones de pobreza.

Ante más de 400 legisladores que no salían de su asombro, el funcionario admitió que hasta ahora el gobierno mexicano ``no está cumpliendo con las funciones que le señala la Constitución en materia de educación, de vivienda, de salud y en materia de combate a la pobreza''.

Sin arredrarse ante los severos cuestionamientos que en las últimas semanas le han hecho los partidos y fracciones de oposición, el titular de las finanzas del país consideró que aún es factible que el Presupuesto de Egresos para 1998 se apruebe con el consenso de todos las fuerza políticas representadas en el Congreso de la Unión.

La defensa del proyecto presidencial en materia económica fue ligada por Ortiz al desarrollo político nacional, al señalar que ``la pobreza y la desigualdad son incompatibles con nuestro proyecto de nación y con el proceso de transición democrática que se está viviendo.

``Para ser un país plenamente democrático se deben acompañar los avances en materia electoral con el ejercicio compartido y plural del poder y con una mayor justicia social. Sólo cuando hayamos erradicado la pobreza, cuando tengamos oportunidades reales similares y cuando todos compartan equitativamente los frutos del desarrollo, podremos ejercer nuestros derechos''.

Líneas para el gasto público

En su mensaje inicial a los legisladores, Ortiz Martínez reiteró que el proyecto del Ejecutivo busca que el gasto público se ejerza a partir de cuatro líneas básicas: con un marcado énfasis en el gasto social, fuerte impulso al federalismo, fomento a la inversión pública y mayor transparencia en la aplicación del gasto.

Para convencer a los diputados de las buenas intenciones de la propuesta del Ejecutivo, Ortiz Martínez no dudó en echar al bote de la basura el discurso neoliberal que ha seguido puntualmente en los últimos años, y recurrir a lo que quizá en otros tiempos hubiera sido para él una debilidad populista, al rescatar el papel que debe jugar el Estado en las políticas públicas.

``El crecimiento económico del país, dijo el funcionario, deberá estar acompañado de una eficaz intervención del Estado que compense las desigualdades y, en forma destacada, combata las inaceptables condiciones de marginación en las que todavía viven muchos mexicanos''. En su opinión, se necesita fortalecer la presencia del Estado en la economía.

Azorados quedaron los diputados de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), e incluso algunos de Acción Nacional (PAN) al oír cómo Ortiz Martínez hacía suyas las consignas y proyecto de país que les llevaron a ganar la mayoría en el Congreso el pasado 6 de julio.

``Se está candidateando para el 2000... quiere ganarle el pastel a Chuayffet...'', decían en sus curules no pocos priístas.

En esa línea, el secretario explicó que para combatir a la pobreza se incrementará el presupuesto en 25 por ciento, mientras se reducirá 70 por ciento el ramo 23 (partida secreta), al tiempo en que la inversión pública se aumentará 30 por ciento.

Indicó que México es un país con un ingreso por habitante relativamente bajo, con elevada concentración de la riqueza y severas condiciones de pobreza para un número significativo de familias.

Por ello, superar esta situación lo ``antes posible'', es el reto central de la política económica del presidente Zedillo, reiteró Ortiz Martínez.

Además, consideró que el reto que enfrentan los poderes Ejecutivo y Legislativo es encontrar la combinación de contribuciones y gastos que tengan el mayor impacto en favor del crecimiento económico, así como lograr una distribución que privilegie a quienes menos tienen. ``Queremos crecimiento con equidad y para ello necesitamos que el Estado mexicano disponga de los recursos financieros para desplegar una agresiva política social''.

Sin embargo, agregó, ``reconocemos que el crecimiento económico por sí solo, aun si es sostenido, será insuficiente para resolver los grandes retos que se encaran en materia social''.

Reiteró que por eso el Ejecutivo propone que en materia tributaria se mantengan las mismas tasas impositivas y que en el gasto público se privilegie el gasto social, ya que la base tributaria aún es débil y hay una significativa desigualdad en la distribución del ingreso.

Insistió en que la reducción de los impuestos al consumo beneficiaría básicamente a aquellos sectores de la población que tienen mayores ingresos y dejaría fuera a la población de escasos recursos, sobre todo a la rural, además de que la pérdida de ingresos fiscales limitaría al Estado para cumplir con sus obligaciones.