Luis Javier Garrido
El escenario

Los mexicanos votaron el 6 de julio en contra del sistema de partido de Estado y de las políticas del gobierno, pero Ernesto Zedillo y sus amigos, quienes no parecen entender lo que son las reglas de la democracia, pretenden mantener invariable el rumbo en los próximos tres años, como si nada hubiese pasado: ignorando al Congreso e imponiendo, contra la voluntad nacional, el mismo modelo económico que ha llevado al país al desastre. Y todo con un argumento que no hace más que exhibirlos: las actuales políticas, insisten, no fueron decididas por ellos sino por las instancias financieras internacionales.

1. El debate sobre la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para 1998 está mostrando lo contrario de lo que la clase política pretende, y es que no hay en México un proceso de transición a la democracia sino una sorda lucha entre quienes pretenden desmantelar al antiguo régimen y el grupo gobernante, empeñado en mantenerlo como un bastión para defender el proyecto neoliberal y proteger sus propios intereses financieros y políticos uncidos de éste.

2. El escenario no era de entrada tan desfavorable para los tecnócratas, que aún conservan el control del Senado, y por eso llama la atención que Ernesto Zedillo perdiera la calma y fuese a Washington a solicitar el apoyo de Clinton contra las tentativas de la oposición mexicana en materia hacendaria (13-15 de noviembre). El viaje de Zedillo, como se sabe, se saldó por un desastre, pues el Congreso no quiso recibirlo, la prensa desdeñó su visita, los escasos artículos fueron muy críticos, en el debate legislativo sobre la ampliación del NAFTA se enjuició con severidad a su gobierno y menudearon los los desaires. Las declaraciones intervencionistas de David Rockefeller (presidente del Chase Manhattan Bank) respaldando desde Los Pinos las propuestas de Zedillo (19 de noviembre) no hicieron más que confirmar la extrema debilidad política en que éste se halla.

3. El PAN y el PRD no han dejado de señalar ante la cerrazón oficial que ``no habrá diálogo'' entre el Ejecutivo y el Legislativo, y por lo mismo a nadie ha sorprendido la violencia de los priístas en la Cámara y la consiguiente nueva campaña del gobierno para denigrar a los diputados, presentándolos en los medios como ignorantes y rijosos.

4. La forma en que el grupo gobernante se manejó en esta cuestión termino así por representarle un alto costo político, pues sin proponérselo dio la razón a quienes señalan que no encabeza un gobierno nacional sino que actúa como un grupo dependiente del exterior, exhibiendo una vez más a Ernesto Zedillo no como un hombre de Estado sino como un econometrista que no entiende de los asuntos públicos.

5. El problema ante este escenario de desastre para Ernesto Zedillo es sin embargo que los partidos de oposición a) no tienen una propuesta de transición b) ni claridad ante lo que pueden hacer en torno al gasto público y que como se sabe c) no existen convergencias sólidas entre PAN y PRD.

6. Los diputados del Grupo de los 4 podrían haber enfrentado el problema de la política presupuestaria, que es facultad exclusiva de la Cámara baja, demostrando que su unión no tiene sólo como fin el administrar la Legislatura sino terminar con ``el sistema'', para lo cual deberían elaborar un presupuesto alternativo en vez del que se les envió, que es discrecional (pues buena parte de las partidas, además de la ``secreta'', las ejerce el Ejecutivo sin tener que darle cuentas a nadie), clientelar (ya que recursos importantes no están asignados y se distribuyen por intereses partidistas) y de dispendio, y que por lo mismo propicia la corrupción. Por la vía del gasto sería posible fortalecer a los municipios y a los estados, limitar el presidencialismo, terminar con el centralismo y frenar el envío de recursos ilícitos al PRI y a la burocracia. Esto es: contribuir al desmantelamiento del sistema.

7. El discurso convergente que han tenido lo mismo Guillermo Ortiz Martínez (titular de Hacienda), en sus pobres comparecencias, que Felipe Calderón (jefe nacional del PAN) y algunos legisladores del PAN sobre ``los nuevos tiempos'', la necesidad de las ``políticas de Estado'', y la importancia de ``no dividirse'', o la discusión bizantina sobre bajarle 2 puntos o 2 puntos y medio al IVA deja ver que una vez más se va a perder la oportunidad histórica.

8. Los legisladores de oposición pueden también, como al parecer será el caso, negociar con Los Pinos, hacerle algunos cambios secundario tanto a la Ley de Ingresos como al Presupuesto de Egresos para, sin afectar los programas neoliberales ni quebrantar al ``sistema'', darle también una nueva imagen al Poder Legislativo y, sobre todo, a los partidos políticos en vistas al año 2000. Y al parecer ésta será la salida que el PAN ofrecerá en bandeja de plata a Ernesto Zedillo tras la reunión de su Consejo Nacional (20 de noviembre): ni vencedores ni vencidos.

9. Los partidos habrían preferido a fin de cuentas en esta alternativa cambiar porcentajes a modificar el modelo económico actual y desmantelar a un ``sistema'' que se mantiene por el dinero.

10. Las negociaciones sobre la Ley de Ingresos y el Presupuesto para el 98 se van a presentar sin duda como una victoria tanto de los partidos como del gobierno, pero ya desde ahora se puede entender que no constituirán una victoria de la sociedad.