ANUIES: necesaria, una política de Estado en educación superior
Claudia Herrera Beltrán Ť México requiere de una política de Estado para la educación superior, mediante la cual se fijen nuevas reglas para la asignación del presupuesto basadas en un ``compromiso compartido'' del gobierno y las universidades públicas por alcanzar altos niveles de calidad, afirmó Julio Rubio Oca, secretario general electo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
El rector general saliente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) negó que esté a favor de ``políticas productivistas y eficientistas'', y dijo que si existen críticas en ese sentido es porque mediante este modelo ``se han roto inercias'' en el interior de las instituciones de educación superior.
Agregó que la prueba del éxito de estas políticas es que a diferencia de lo que sucedía en los años ochenta, ahora los profesores están más preocupados por trabajar que por ``criticar y destruir las acciones de otros para evitar que se descubran los grados de ineficiencia institucional''.
El doctor en física expuso que México está a tiempo de diseñar lo que llamó un ``programa contrato'', en el que el gobierno como patrocinador y las instituciones de educación superior como receptoras del dinero, se propongan objetivos comunes basados en criterios de desempeño, así como en la evaluación de procesos y productos.
Señaló que las instituciones de educación superior deben luchar por crear un marco legal que les permita recibir un mayor subsidio gubernamental, pero antes están obligadas a demostrar que están dispuestas a cumplir con sus propósitos institucionales.
Rubio, quien a partir del primero de diciembre y hasta el año 2001 representará a 115 universidades e instituciones de educación superior del país, dijo que en principio esta política de Estado puede fijarse sin necesidad de incorporarla a una ley, pero lo deseable es que exista una legislación que pueda garantizar mayor estabilidad y certidumbre al desarrollo de la educación superior.
En ese sentido, anunció que en su gestión al frente de la ANUIES, uno de los principales desafíos será la conformación de una Ley General de Educación Superior, ya que ha sido difícil alcanzar consensos entre instituciones y universidades acerca de un marco jurídico.
Ante la baja cobertura de educación superior en México, que se expresa en que sólo 15 de cada cien jóvenes hacen estudios de licenciatura, señaló que es necesario plantearse una mejor administración de los recursos para poder alcanzar tasas de atención similares a las que tienen países desarrollados y semidesarrollados, que son del 50 por ciento.
Consideró que en México el reconocimiento a la importancia de la educación superior ha tenido ``altibajos'', y dijo que esto se debe a los bajos niveles educativos de la población y a una falta de definición sobre el papel que juega la educación.
Instituciones privadas, bajo presión
Sobre el papel que las instituciones privadas tienen en la educación superior, señaló que debemos avanzar en ``romper el antagonismo y una dicotomía de quienes son mejores'', y entender que ambas se complementan en formar profesionales calificados y en buscar una sociedad más y mejor educada.
No obstante, indicó que mediante el impulso de los programas de evaluación, se buscará que las universidades privadas se comprometan más con la sociedad en mejorar la calidad de sus programas de enseñanza.
Afirmó que la creación del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación Superior provocará que en el futuro las instituciones tanto públicas como privadas se enfrenten a una fuerte presión social por aumentar sus niveles de eficiencia.
En el caso de las escuelas de ``baja calidad'' será necesario hacer un estudio de seguimiento de sus egresados para saber su nivel de formación y el empleo que consiguieron para demostrar a la sociedad que ``esas escuelas son un salida falsa que generan una gran frustración''.
Por ello, aseveró que uno de los grandes retos que enfrenta México es reconocer que es necesario diversificar las opciones educativas y dejar de buscar que las instituciones se parezcan a las principales como la UNAM, la UAM y el IPN.
Explicó que en la actualidad se requieren instituciones con otros perfiles, donde no sea necesario impartir programas de posgrado ni se realice investigación científica, y las carreras de licenciatura duren menos tiempo, por ejemplo, dos o tres años.
La diversificación de opciones educativas, añadió Rubio, también tendría el propósito de reordenar la matrícula y conseguir que cada día más jóvenes se interesen por estudiar carreras importantes para el desarrollo nacional, pero que hasta ahora han sido despreciadas por programas de licenciatura que prácticamente perdieron mercado de trabajo.
Para Rubio, en México existen dos concepciones acerca del rumbo que debe seguir la educación superior: una que defiende la masificación de las instituciones existentes y la otra que, en su opinión, es la mejor porque propone la creación de nuevas universidades con características distintas.
En ese sentido, explicó que a México no le conviene regresar a la masificación educativa porque le costo décadas de ``conformismo'' y de tener muchas inercias en el funcionamiento de las instituciones de educación superior.
Aseveró que debe quedar atrás la época en que ser profesor universitario no representaba un modelo de vida a seguir por ningún joven, y en la que las universidades trabajaban en un ambiente de ``desánimo'' y falta de cultura de la calidad.