EL ASILO, EN RIESGO
David Aponte Ť La alta comisionada de Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata, planteó ayer la existencia de una ``crisis'' en la política de asilo, derivada de la creencia de que los movimientos de refugiados implican problemas de carácter internacional.
``El derecho de asilo es cada vez más difícil de aceptar, y los países receptores presionan a los refugiados para que retornen a sus lugares de origen'', expuso.
Sin embargo, dijo que no está dispuesta ``a negociar los principios que constituyen el fundamento'' de su mandato: los derechos de asilo y a la no devolución. ``En todo caso, tendría que ser revisada su ejecución''.
Sadako Ogata dictó la conferencia Desafíos de la humanidad en la posguerra fría en el auditorio Alfonso García Robles de la cancillería, como parte de su visita de cuatro días a territorio mexicano.
Desde el comienzo de su exposición, planteó que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) debe fijar su atención en la promoción de soluciones políticas a los conflictos que dan lugar al desplazamiento de poblaciones, en lugar de limitarse a la promoción de las necesidades humanitarias de las víctimas.
Argumentó que el fin de la guerra fría presentó varias oportunidades para resolver la crisis de los refugiados. ``No obstante, dio a lugar a conflictos internos vinculados a intereses económicos y políticos que forzaron al desplazamiento de poblaciones en algunas regiones del mundo. En medio de esos conflictos -algunos de carácter étnico-, las agencias humanitarias fueron percibidas como partidarias y cuestionadas en su neutralidad''.
Bajo esas circunstancias ``volátiles'', el trabajo de ACNUR ha sido sumamente difícil, sobre todo en cuanto a la protección a refugiados en países de asilo, prosiguió.
``Lo que hemos definido recientemente como la `crisis de protección' puede empeorar, a menos que los países de asilo y de origen, así como las potencias globales y regionales, tengan la voluntad de resolver los problemas políticos que causan los desplazamientos o, en casos extremos, enviar fuerzas militares para restablecer el estado de derecho indispensable para el otorgamiento de protección y asistencia'', agregó.
La comisionada dijo que para mantener el régimen de protección internacional en ese ambiente, es necesario revisar el funcionamiento de las agencias humanitarias y suplir el concepto de seguridad de Estado por uno más amplio: el de seguridad de los pueblos.
Para ello, desarrolló tres puntos: una combinación activa de iniciativas de mantenimiento de paz, políticas y a veces militares, con los enfoques humanitarios tradicionales. ``Más que nunca, las agencias humanitarias requieren el apoyo de los dirigentes políticos para resolver las causas de los conflictos''.
Los países de asilo deben comprender que el tratamiento de los movimientos de refugiados, según los estándares internacionales, no representa un conflicto con sus intereses nacionales. Ignorar los principios humanitarios no es la solución al problema, indicó.
Como último punto, manifestó que existe la necesidad de compartir la carga, debido a que ningún país debe sentir que está solo en asumir la responsabilidad del refugio.
Ante diplomáticos y estudiantes, puso como ejemplo el caso México-Guatemala, países que no incurrieron en conflictos. ``El gobierno mexicano afrontó el problema de manera humana, eficiente y constructiva. Eso demuestra que la protección y asistencia puede ser compatible con los intereses de los Estados.
A pregunta expresa sobre si México debe adherirse a la Convención sobre el Estatuto de Refugiado de 1951, respondió que las autoridades mexicanas han impulsado los principios del protocolo y el propósito es que el mecanismo tenga un carácter universal.
Como parte de su visita, la comisionada viajará a campamentos de refugiados guatemaltecos en Campeche y Chiapas, y sostendrá entrevistas con miembros del gabinete presidencial. Luego partirá a Guatemala.