La Jornada 26 de noviembre de 1997

Combatir corporativismo y pactos, fines de la UNT

Fabiola Martínez y Alonso Urrutia /I Ť En lo que representa la más importante ruptura del sindicalismo oficial, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) se constituirá este viernes con dos objetivos centrales: enfrentar la política económica impuesta mediante los ``pactos'' cupulares y deslindar a las organizaciones sindicales de las prácticas corporativas identificadas con el PRI.

Conformada de manera híbrida por sindicatos tradicionalmente afines al gobierno y con movimientos históricamente críticos al sistema, la nueva central tendrá una membresía inicial, según sus dirigentes, superior a las 150 organizaciones, que afilian en conjunto a millón y medio de trabajadores.

En medio de la más profunda crisis del sindicalismo tras una década de políticas neoliberales, analistas advierten que si la UNT logra insertarse en la dinámica de cambios políticos del país y la nueva correlación de fuerzas, ``puede alcanzar una gran eficacia''.

Sin embargo, la UNT deberá superar ``protagonismos y madruguetes'' que ya le dejaron su primera crisis. La división del Foro: El Sindicalismo ante la Nación -germen de la nueva central- y la escisión de tres de los grandes sindicatos que lo integraban: el magisterio, el Sindicato Mexicano de Electricistas y la Confederación Obrera Revolucionaria.

Con la bandera de la democratización del movimiento obrero, la UNT será dirigida en su primera fase por una presidencia colectiva. Allí estarán Francisco Hernández Juárez, con 20 años al frente del sindicato de telefonistas; Agustín Rodríguez, líder del STUNAM y promotor de la relección indefinida al interior de ese gremio, y Antonio Rosado, secretario general del sindicato del Seguro Social.

Junto a ellos, coexistirán movimientos de larga tradición opositora al sistema, como el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) o la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, y la mayoría de los sindicatos universitarios del país y secciones democráticas de los de burócratas.

Benedicto Martínez, de la coordinación nacional del FAT, señala que el proyecto no es fácil, pues ``no se puede desconocer que hay un debilitamiento del movimiento sindical, pero la UNT es un intento por revitalizar al sector obrero a partir de nuevas prácticas, que garanticen la independencia ante el gobierno y los partidos, pero que también busque alianzas para avanzar en las principales demandas obreras.

La CTM, el principal enemigo

Analista del movimiento sindical desde la década pasada, Enrique de la Garza sostiene que el surgimiento de la UNT es, sobre todo, el cuestionamiento al viejo corporativismo.

``La UNT no surge en confrontación con el sindicalismo independiente, aunque tengan relaciones agrias (con la Coordinadora Intersindical Primero de Mayo), sino que el antagonismo principal es con la CTM''.

Para los especialistas Gerardo Peláez y Eugenia Valdés, la UNT representará el golpe más severo contra la burocracia sindical cetemista desde 1947.

Tras la muerte de Fidel Velázquez, afirma De la Garza, se precipitó el debilitamiento de la centrales obreras oficialistas. Sin el liderazgo de aquél la CTM es cada vez menos influyente y arrastra con ello al conjunto del CT, inmovilizado por sus viejas prácticas.

Por otro lado, la tradición del sindicalismo independiente, centrada en la denuncia y en demandas justas, pero poco viables, agrega el especialista, y sus estrategias son ya inapropiadas para el nuevo momento económico.

En este contexto, con una propuesta ``más moderada'' respecto al viejo sindicalismo independiente, pero tampoco con las estrategias corporativas del oficial, la UNT puede insertarse en los cambios políticos que le permitan su fortalecimiento como nuevo interlocutor del movimiento obrero.

Peláez y Valdés consideran que la UNT -en caso de concretar sus compromisos- puede agrupar a una creciente franja de organizaciones que tienen como objetivo inmediato romper el inmovilismo sindical y la corrupción de las direcciones para incidir realmente en las políticas económicas.

Fin de un largo proceso

Este viernes culminará un largo proceso no exento de vicisitudes y conflictos. Para Hernández Juárez, se remonta al sexenio del salinismo, en abierta pugna con la CTM. Desde 1988 concibió su primer proyecto de una nueva central: la Fesebes.

En el camino quedaron dos de las organizaciones más importantes, el SNTE y el SME. Las diferencias de estrategia se profundizaron por las pugnas entre Hernández Juárez y la ahora lideresa del sector popular del PRI, Elba Esther Gordillo.

Pese a la salida de la senadora, las disputas por la dirección no cesaron, lo que obligó a la concepción de una ``primera y única'' presidencia colegiada que impidiera otra ruptura.

Alejandra Barrales, dirigente de los sobrecargos y secretaria general de la Fesebes, reconoce que uno de los obstáculos que ha tenido que sortear la UNT es el protagonismo de algunos líderes. Las diferencias han tenido que ser superadas con esquemas de organización que permitan equilibrar la participación de los diferentes sindicatos.

La salida fue la incorporación en los estatutos -que deberán ser aprobados este viernes- de una presidencia colegiada durante un año y, al término de este periodo, convocar a la elección de un presidente y seis vicepresidentes, sin reelección inmediata.

Para lograr sus objetivos la UNT se propone revivir los métodos de lucha del sector obrero como la manifestación pública, el boicot, la huelga por solidaridad, las alianzas, la concertación y el diálogo.

El plan de acción inmediato de la UNT centra como objetivos prioritarios revisar el modelo económico y el nivel del salario mínimo; iniciar gestiones legales para eliminar los denominados contratos de protección, es decir, las relaciones laborales acordadas sin el conocimiento de los trabajadores.