La Jornada 26 de noviembre de 1997

Sigue la debacle financiera japonesa; cerró el banco regional Toyuko City

Ap, Reuter, Afp, Notimex y Dpa, Tokio, 26 de noviembre Ť Las previsiones se cumplieron. La quiebra de la centenaria correduría Yamaichi Securities provocó ayer un cataclismo en la bolsa de valores de Tokio y disparó la cotización del dólar a su valor más alto en un lustro frente al yen, al tiempo que el ministro de Finanzas, Hiroshi Mitsuzuka, sobrevivió a una moción de censura parlamentaria, luego de que los partidos de oposición lo acusaron de ser el responsable de la caótica situación de la economía nipona.

Mientras tanto, el sistema financiero sufrió un nuevo infarto cuando el banco regional Tokuyo City anunció este miércoles el cese de sus actividades, tras estimar que la magnitud de sus deudas imposibilita una restructuración, al tiempo que el ex presidente de la mayor correduría japonesa, Nomura Securities, Hideo Sakamaki, así como otros dos ex ejecutivos de la firma, admitieron haber conspirado para pagar sobornos por 2.51 millones de dólares de ganancias ilegales al extorsionador Ryuchi Koike.

En Vancouver, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, señaló al primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto, que Tokio tiene la clave para el retorno de la estabilidad financiera en Asia. ``La revitalización de la economía japonesa es la clave de la estabilidad en Asia'', indicó. Clinton estimó que esto será posible si Japón estimula de manera conveniente un crecimiento basado en la demanda interna y continúa la reforma de su sistema financiero.

Por su parte, el subsecretario del Tesoro estadunidense, Lawrence Summers, quien también se encuentra en Vancouver para la cumbre de APEC, minimizó la importancia de la quiebra de Yamaichi, al indicar que Japón es la segunda mayor economía del mundo y cuenta con una tasa de ahorro muy alta, un bajo desempleo y una productividad ``impresionante''. Pero al igual que Clinton, destacó la necesidad de que Tokio comience una nueva etapa de crecimiento económico basada en la demanda interna, para luego encabezar la recuperación de las economías asiáticas.

El cierre el lunes de Yamaichi, cuyas deudas sumaban 23 mil 600 millones de dólares, constituye el fracaso de la tercera correduría japonesa en igual número de semanas, siguiendo la quiebra de Sanyo securities el 3 de noviembre, y la de Hokkaído Takushoku, una semana después.

En la bolsa de valores, el índice Nikkei de las 225 acciones líderes japonesas perdió el martes 854.05 puntos, 5.11 por ciento para cerrar en 15 mil 867.53 unidades, tras alcanzar un mínimo de 15 mil 774.33. En tanto, la cotización del dólar contra el yen alcanzó su máximo desde agosto de 1992, al superar las 127.47 unidades.

Hoy miércoles, el mercado abrió en alza de 0.6 por ciento, al ganar 161.84 puntos el indicador, lo que le permitió franquear la barrera psicológica de 16 mil puntos y situarse en 16 mil 29.37 puntos.

Damnificados de Yamaichi chocaron con la policía

La crisis de confianza provocada por la quiebra de Yamaichi es enorme. Sus clientes se precipitaron por miles para retirar sus fondos en las ventanillas este martes. El Banco de Japón desbloqueó fondos para garantizar el reembolso a los titulares de cuentas del Yamaichi. Eso evitó que el pánico se apoderara de los clientes. Los inversionistas damnificados formaron largas filas para cerrar sus cuentas y, en ocasiones, chocaron con la policía.

Unos 20 investigadores del Ministerio de Finanzas y de la Comisión de Vigilancia de Mercados y Valores, comenzaron sus pesquisas sobre la bancarrota y penetraron en la sede de Yamaichi en Tokio, ya asediada por los ahorradores que iban a liquidar sus cuentas. El gobierno ha prometido cubrir la importante cantidad de créditos morosos que carcome el sistema financiero japonés en su conjunto, y podría verse en la obligación de inyectar unos 125 mil millones de dólares en total, calcularon analistas.

El temor de la comunidad financiera internacional es que los problemas de Yamaichi podrían extenderse al resto del sector financiero y provocar que los bancos japoneses vendan la inmensa cantidad de bonos del Tesoro estadunidense que poseen, a fin de pagar sus deudas, provocando con ello una crisis monetaria global.