Los funcionarios de Hacienda se están presentando últimamente como defensores de la igualdad y quijotes de la lucha contra la pobreza. Así, Guillermo Ortiz declaró ante los diputados que el reto principal del gobierno ``es superar las enormes desigualdades económicas existentes en el país, la elevada concentración de la riqueza y las severas condiciones de pobreza'' (La Jornada, 21/11/97). Como parte de esa imagen, han señalado en numerosas ocasiones que la baja en la tasa general del IVA o su eliminación en rubros básicos adicionales como gas y electricidad domésticos, calzado, vestuario, etcétera, sería regresiva porque beneficiaría sobre todo a los estratos de alto ingreso.
Sin embargo, esto no es así. Quien realmente paga la mayor parte del IVA es la clase media, por lo cual la reducción en la tasa general beneficiaría sobre todo a esta clase social, mientras la tasa cero a más artículos básicos beneficiaría a los estratos populares y a la clase media. Para demostrarlo acudo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), única fuente para estimar quién paga el IVA y la mejor para conocer los ingresos de los hogares. La ENIGH ordena los hogares por nivel de ingresos, empezando por los más pobres, en diez grupos cada uno con el 10 por ciento de los hogares (deciles). El gusto por la simetría nos lleva a pensar que los de abajo (deciles 1 a 4) son los pobres, que los tres de enmedio (deciles 5 a 7) constituyen la clase media y que los tres superiores (deciles 8 a 10) son la clase alta (los ricos). Hacienda probablemente piensa así, y por tanto concluye que los ricos pagan el grueso del IVA y que bajar la tasa o exentar más rubros sería regresivo. Este razonamiento se basa en supuestos equivocados. La casi total ausencia de medición empírica de las clases sociales a nivel nacional, provoca que no exista una percepción adecuada sobre el tamaño relativo de las clases.
Tanto en mis investigaciones sobre la pobreza en México como en las de Fernando Cortés, se concluye que los verdaderamente ricos no son encuestados por las ENIGH. Mientras yo estimo que entre los hogares que sí se encuestaron, la clase alta representaba 5.5 por ciento (la mitad superior del decil 10), Cortés ubica todo el decil 10 en la clase media alta. Una manera de apreciar que muchos hogares del decil 10 no son ricos es notando lo bajo que es su ingreso promedio: 8 mil 400 pesos mensuales en 1994, última ENIGH disponible. En ese año, un profesor universitario de tiempo completo en los más altos niveles ganaba entre sueldo, bonos y la beca del Sistema Nacional de Investigadores, mucho más que esa cantidad. Estaba en el decil 10 y muy por arriba del promedio. Sin embargo, estos profesores no son ricos. Su nivel de vida es de clase media. Los ricos, cuyos ingresos mensuales se expresan en millones de pesos, no son captados por la ENIGH.
En cuanto a la clase media, mis cálculos la ubican en 24 por ciento. Cortés asocia la clase media con los deciles 8 a 10. Para cuantificar quién paga el IVA, uso mis estimaciones, que dan una idea más reducida de la clase media que las de Cortés. El cuadro muestra los resultados. Por falta de información tuve que suponer que la parte superior del decil 10, la clase alta, representaba dos tercios del gasto del decil y la parte inferior un tercio. Los resultados son muy claros: los pobres pagan casi la tercera parte del IVA (30.7 por ciento); la clase alta paga menos que los pobres (27.4 por ciento), pero la clase media paga mucho más: casi 42 por ciento. La clase media, además, paga tasas de ISR muy altas (en 1997, 28 por ciento sobre 18 mil pesos mensuales), y a partir de ahí la tasa máxima del 35 por ciento sobre los adicionales.
El modelo neoliberal ha golpeado duramente tanto a los pobres como a la clase media. Recuérdese que las clases medias empobrecidas alimentan las filas de los peores autoritarismos. Por eso la propuesta del PAN de reducir la tasa general del IVA es correcta. Si el tabú del déficit los inhibe, pueden compensar ingresos aumentando la tasa del ISR a los niveles más altos. La propuesta del PRD de exentar bienes básicos adicionales también es correcta: beneficiaría mucho más a los pobres y en segundo lugar a la clase media, como lo muestra el cuadro con el ejemplo del gas doméstico.
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