Erradicar prácticas clientelares con partidos, punto medular de la agrupación
Alonso Urrutia y Fabiola Martínez /III y última Ť Punto medular en el plan de acción de la Unión Nacional de Trabajadores es el ``viraje histórico'' de las relaciones entre sindicatos y partidos políticos, lo cual permitiría ``erradicar las prácticas clientelares y evitar la trasgresión de la autonomía sindical''.
El espacio legislativo será un nuevo escenario para la participación de los trabajadores. ``Sindicatos y partidos -dicen- podemos converger en una profunda reforma del poder para su ciudadanización, democratización y desclientelización''.
Integrantes de la dirección de la nueva central de trabajadores advierten que el crecimiento de la oposición en el Congreso favorecerá la ampliación de espacios de interlocución con el Poder Legislativo. Este, añaden, ``será un nuevo ámbito de acción del sindicalismo independiente''.
Se requiere, entonces, ``una reforma que implique transformaciones en el propio gobierno, que abarque el ámbito laboral-productivo, que desmantele progresivamente las estructuras y prácticas de intervención oficial sobre los sindicatos y que deseche la corrupción y la injusticia en los derechos laborales''.
En su plan de acción, la UNT plantea que no sólo los partidos políticos redefinan su relación con los sindicatos, sino que otros sectores como el gubernamental y el empresarial ``toleren las nuevas formas de interlocución social y política''.
La UNT subraya la disposición de las más de 160 organizaciones que la integran para superar la ``equívoca imagen del sindicalismo como movimiento social aislado y privilegiado, centrado en intereses limitados e incapaz de trascender los límites de su representatividad social''.
En los documentos básicos de la UNT se señala que en su radio de acción no sólo estaría el ámbito meramente laboral, porque ``otro cambio histórico de los sindicatos estaría dado fundamentalmente por su determinación de incursionar en una nueva acción política y social''.
Militancia plural
Aun cuando es militante del PRI, Francisco Hernández Juárez, uno de los tres miembros de la presidencia colegiada de la UNT, comenta el contexto político en que surge la central: ``Afortunadamente, por las condiciones después del 6 de julio, tenemos por primera vez un Congreso en el que no es mayoría el PRI, y lo que no se pueda lograr mediante la interlocución con el gobierno se plantearía en la Cámara de Diputados''.
Sobre el sometimiento histórico del movimiento obrero oficial al PRI, Hernández Juárez subraya: ``Aquí no habrá corporativismo. Definitivamente, los trabajadores van a tener la más absoluta libertad de militar o simpatizar con el partido que mejor represente sus intereses''.
En su escenario, ``la independencia de los sindicatos generará una relación más sana y favorable para los trabajadores, porque hará a los partidos vincularse con sus luchas y apoyarlas si quieren realmente que aquéllos los respalden a su vez''.
Tanto Hernández Juárez como Antonio Rosado, dirigente de los trabajadores del Seguro Social y también priísta, su partido está ``urgido'' de una ``reorientación'' en sus relaciones con los sectores sociales. ``Si no se transforma radicalmente -dice el dirigente de los telefonistas-, no va a sobrevivir''.
-¿Dejaría usted su militancia en el PRI?
-Soy militante individual del PRI y obviamente estoy al pendiente de cuál es la actitud del partido, pero yo opero en función del interés del sindicato. Personalmente, si se sigue viendo que no hay un compromiso del partido, habría que revisar si vale la pena seguir en él.
En el ámbito político, la UNT parte del reconocimiento de la pluralidad en la militancia de los trabajadores, aunque como organización define otros ámbitos de acción y propone, entre otros aspectos, que se introduzcan las figuras del plebiscito y el referéndum para someter a consulta decisiones de gobierno estratégicas.
La postura sobre la relación es explícita: ``Sindicatos y partidos políticos debemos reconocernos como fuerzas sustancialmente diferentes, con objetivos esencialmente distintos, pero que podemos coincidir en torno de grandes proyectos y objetivos comunes''.
En sus definiciones sobre la relación entre partidos y sindicalismo, la UNT advierte que los primeros deben transformarse en organizaciones representativas de intereses sociales, ``y no sólo en instrumentos políticos y electorales al servicio de élites y grupos, así como reconocer la existencia de organizaciones sociales diversas, con su propia autonomía e identidad''.
Para Enrique de la Garza, analista del movimiento obrero, un factor inmediato en el que podrán confluir los partidos de oposición y la UNT es en la reforma a la Ley Federal del Trabajo, particularmente en lo relativo a la independencia sindical. Ello implicará necesariamente una mayor relación, si bien es un ámbito complejo dadas las tendencias del PAN.
En sus estatutos, la UNT también considera como parte de sus acciones el establecimiento de una política de alianzas y una agenda conjunta de acciones con los campesinos, la sociedad civil y sus organizaciones representativas, así como otros sectores con intereses afines al sindicalismo.