La Jornada 28 de noviembre de 1997

TRIFULCA EN SAN LAZARO

Oscar Camacho Guzmán y Ciro Pérez Silva Ť Tres meses de indiferencia estallaron ayer en San Lázaro. Cansados de esperar en la banqueta durante 90 días, bajo casuchas de plástico que apenas los protegen de la lluvia y el frío, más de 100 trabajadores cañeros irrumpieron en la Cámara de Diputados y al grito de ``Justicia... justicia'' armaron una trifulca que dejó un saldo de cuatro heridos, dos manifestantes golpeados, una bandera rasgada, y un susto que hizo huir a casi todos los legisladores del salón plenario.

Durante tres meses, los diputados los vieron sólo de pasada: ahí, en sus campamentos de plástico, sobre la banqueta que rodea al Palacio Legislativo. Durante tres meses los diputados se acostumbraron a esa protesta pacífica e inofensiva que silenciosamente les pedía apoyo día tras día.

Ayer, sin embargo, los cañeros no aguantaron más el desdén legislativo y decidieron entrar hasta el salón de sesiones para hacer escuchar su voz, para exigir a la Cámara su intervención con el fin de que la Secretaría del Trabajo intervenga y ordene al líder cañero, Enrique Ramos, devolver a los trabajadores 6 millones de pesos que les fueron descontados de sus cuotas para vivienda y jubilaciones, que no han recibido.

No había pasado una hora de la sesión, cuando al salón de sesiones comenzaron a llegar gritos. Eran las once de la mañana, y por los pasillos del recinto de la Cámara de Diputados hombres y mujueres humildes corrían en tropel, atropellando a quienes se le pusieran delante.

Como no los habían dejado pasar por la buena, más de 100 cañeros saltaron las bardas, sorprendiendo a los guardias de seguridad. Corrieron unidos hacia la explanada y desde ahí, con palos, tuvos y piedras en mano, se colaron por el pasillo que lleva al salón por la sala de prensa. Como la puerta de cristal estaba cerrada, la echaron abajo a tubazos.

Nada podía ya frenarlos, y en cuestión de segundos, el gritrío estalló en el recinto: ``Justicia... justicia''. En la cara de los diputados se reflejaba el asombro, y unos a otros se preguntaban: ``¿Son los que estan afuera? ¿Son los del plantón?''.

Durante su ingreso al salón, los azucareros se toparon con una decena de guardias de seguridad qu,e al verse disminuidos, utilizaron extinguidores, tratando de disuadir a los inconformes. Sin amedrentarse, los azucareros se descamisaron y comenzaron a saltar el baranda de madera que divide el pleno de las tribunas bajas.

El caos se apoderó del lugar: mentadas, insultos... Los esfuerzos del presidente de la mesa, Juan Miguel Alcántara Soria, por poner orden fueron inútiles. Temerosos, diputadas y diputados salieron atropellada mente, mientras a su lado veían pasar a unos azucareros desesperados por tomar el micrófono, por hacerse oír.

Logrado el objetivo de llegar a la tribuna, los azucareros se liaron a golpes con los guardias de seguridad, quienes sólo aguantaron al principio, pues los trabajadores, mayoritarios, se impusieron y terminaron golpeando impunemente a dos guardias del recinto.

``Morir de pie antes que seguir de rodillas'', dicen los azucareros

Interrumpida la sesión, el salón se convirtió en tierra de nadie, hasta que el diputado Armando López, del PRD, tomó la iniciativa para buscar una solución. ``De aquí no nos vamos hasta que resuelvan nuestras demandas; preferimos ya morir de pie que seguir de rodillas'', decían los manifestantes, ante los primeros intentos de conciliación.

A los periodistas no les fue mejor. ``¿Qué vienen ustedes a preguntar, qué vienen ustedes a saber ahora? Ustedes son unos cobardes, unos cobardes que no han dicho nada de nosostros estos meses que hemos estado ahí, en sus narices. Pinches vendidos... seguro han de cobrar con Enrique Ramos''.

Del enfrentamiento entre manifestantes y guardias, se pasó al enfrentamiento entre diputados, cuando el panista Javier Paz Zarza comenzó a responsabilizar al PRD y, en especial, a Armando López, de haber promovido los hechos.

El perredista, sin embargo, se deslindó: ``Nosostros apoyamos las demandas de los azucareros porque son justas, pero reprobamos el método. Que quede claro, no estamos de acuerdo con la violencia, pero sí con la petición de que se indemnice a los azucareros'', decía.

En reunión por separado, los coordinadores decidieron que la Comisión de Gestoría se encargara de atender a los inconformes, y con la promesa de que la Cámara garantizaba una entrevista con el secretario del Trabajo, Javier Bonilla, los manifestantes accedieron a desalojar el recinto.

Pasado el momento difícil, diputados del PRI, el PAN y el PRD dieron una conferencia de prensa, en la que dijeron que la Cámara ha estado pendiente de este movimiento desde que se instaló en plantón frente al Palacio Legislativo hace tres meses.

El panista Antonio Galaviz dijo, incluso, que han estado ``constantemente en diálogo'' con los manifestantes. Pero cuando se pidió que dijeran los nombres de los azucareros con que han estado ``constantemente en diálogo'', otro diputado, Adalberto Perales Meléndez, apenas si atinó a responder: ``¿De los trabajadores? ¡Ah!, uno se llama Liborio, otro Angel -Angel es un gordito-, hay también uno que se apellida Cavazos, no sé sus nombres completos, pero ellos son''.

En la conferencia estuvieron también Porfirio Muñoz Ledo, del PRD, y uno de los dirigentes de los azucareros, Gilberto Rico Mendoza, quien denunció que elementos de seguridad de la Cámara que se han ido infiltrando entre los manifestantes fueron quienes les ``sugirieron'' y los ``azuzaron'' para que entraran a la Cámara, diciéndoles que de otra forma no les harían caso.

Por su lado Muñoz Ledo atribuyó los hechos a la intención de gente interesada en ``dar la imagen de que esta Cámara no sirve, que no funciona. Hoy que vamos a votar la primera ley en esta Legislatura, nada menos que la ley del estatuto del Distrito Federal''.

Pero ya llevan ahí tres meses, le recordó un reportero.

Muñoz Ledo respondió señalando que la responsabilidad de ellos es de la Secretaría del Trabajo, que encabeza Javier Bonilla, por ser la dependencia que, se dijo, los atendería, y agregó que también es responsable la dirigencia sindical. Terminó indicando que los problemas entre sindicatos y trabajadores disidentes siempre son muy complejos y que, por ello, la Secretaría de Trabajo ha dejado de intervenir en ellos, ya que les provoca una gran tensión.

Al filo de las dos de la tarde, la acción azucarera había concluido. No así su movimiento, ni el plantón que desde hace tres meses mantienen en la banqueta de San Lázaro, cobijando su protesta y sus demandas con pancartas y plásticos, las cuales, dijeron, no levantarán hasta que haya una solución.