Clamor en el país contra la violencia
Daniela Pastrana y Raúl Llanos Ť Con un enérgico llamado al Presidente de la República de ``asumir su responsabilidad'' y poner un freno al ``estado de emergencia'' que se vive en el Distrito Federal ante los altos índices delictivos, miles de ciudadanos marcharon ayer del Angel de la Independencia al Zócalo capitalino, donde exigieron desde el endurecimiento de los castigos y una depuración real de los cuerpos policiacos, hasta la pena de muerte para la delincuencia organizada.
Dirigentes de organizaciones empresariales, religiosas, partidistas -- como el PAN-- la Coparmex, la Unión de Padres de Familia, el Consejo Coordinador Empresarial y las Señoras de Polanco, encabezaron la manifestación. Detrás de ellos, integrantes del PRI, PRD, PVEM, legisladores e intelectuales.
El escritor Carlos Fuentes, durante la marcha
efectuada ayeren la capital.
Foto: José Carlo González
``La clase media que no tenía conciencia política activa hasta hace poco'', diría Carlos Fuentes.
Más atrás, perdidos en el contingente, los vecinos de Cuajimalpa, los obreros de Alpura, las amas de casa de la Venustiano Carranza, y los locatarios de la Central de Abastos. A final de cuentas estaban unidos en una sola exigencia.
Entre otros, participaron Eduardo Bours, Salvador El Halcón García, Antonio del Valle, Gerardo Fernández Noroña, Superbarrio Gómez, Carlos Fuentes, Porfirio Muñoz Ledo, Santiago Creel Miranda, María de los Angeles Moreno, Armando Quintero, Lorenzo Meyer, Federico Reyes Heroles, Felipe Calderón, y Super Sol Azteca.
El recordatorio
No hubo consignas, sólo pancartas que exigían a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) ``tomar la causa de las víctimas y no la de los delincuentes'', o que reclamaban ``pena de muerte y gente capaz en los cuerpos policiacos''.
Reprobaban ahí la política de seguridad pública de los últimos años, de los últimos gobiernos: ``Señor Presidente: éste es el bienestar que nos prometió''. ``La represión no es la solución''. ``Queremos policía profesional''.
``La derecha va a la cabeza''
En punto de las 12 del día el contingente partió del Angel de la Independencia. Encabezaban la marcha Guillermo Velazco Arzac, Antonio Sánchez Díaz de Rivera y José Antonio Ortega, de la Coparmex; Francisco González Garza y Miguel Guevara, de la Unión de Padres de Familia. ``La derecha va a la cabeza...'', expresó uno de los participantes.
Dos horas y diez minutos de marcha silenciosa y de pancartas de reclamo, en donde predominaron los teléfonos celulares, los radiolocalizadores, lentes oscuros y aceite bronceador. Para la mayoría, la primera marcha. No hubo, esta vez, quejas por el bloqueo, por el aumento de la contaminación o por el congestionamiento vehicular.
Unica en la marcha contra la violencia, fue una gran manta en donde se leía: ``Mr. President of the Mexican Republic. ¡¡That's Enough!! We need assourance''. Benito Hernández, quien hacía esfuerzos por avanzar por el viento, afirmó: ``No sé qué significa, pero aquí la traigo cargando... además los turistas tienen derecho a saber de qué se trata''.
El primer contingente entró a la plancha del Zócalo a las 13:05 y el último arribó a las 14:10. Luego Velazco Arzac leyó un documento en el que lamentan la situación de inseguridad, reprueban la actuación de la policía y de los ``jueces vanales'', y llaman a la Suprema Corte y a la Comisión de Derechos Humanos a ``tomar la causa de las víctimas y no la de los delincuentes''.
Los intelectuales
De mezclilla y chamarra sport, Carlos Fuentes aceptaba cordial, tomarse la foto con algunos participantes y hablar con los reporteros: ``Esta es mi ciudad, la quiero y no quiero verla destruida por la violencia''. Luego, citó que su esposa y su hijo han sido víctimas del hampa, ``por eso ahora yo ando con un reloj casi de Mickey Mouse''
--¿Había marchado antes?
--En 1962, aquí en el Zócalo los granaderos me rompieron las costillas en una marcha de apoyo a Cuba. No soy un marchón profesional, sólo cuando es indispensable.
--¿Y cuando a uno lo desalojan de su casa no es indispensable?
Ya no hubo respuesta.
A unos pasos, Carlos Monsiváis, asaltado hace dos días, rescataba la participación de la clase media: ``Es la ruptura de la virginidad en el sentido cívico. Pero hace falta mucha más gente, un millón en la convocatoria es buena pero la gente debe volcarse a las calles''.
Lorenzo Meyer opinó que ``ésta es la clase media que ha asimilado la nueva forma de hacer política y es una manera de señalar el fracaso de los gobiernos que han pasado. Es también un llamado de atención al gobierno que viene, de que es prioridad la seguridad pública. Si fracasa en esta tarea --advirtió-- la sociedad se los cobrará en el 2000''.
Ahí, también presentes, un grupo de 40 encuestadores de un diario capitalino y de la empresa Consulta aplicaban cuestionarios a los participantes que, según datos visibles, ``tienen ingresos de 15 mil en adelante''. Más elaboradas, las 600 encuestas de Consulta incluían la pregunta: ¿estaría a favor de la pena de muerte?.