domingo 30 de noviembre de 1997


El sonoro rugir


La amiba no es bacteria

Me parece muy grave que en un artículo para divulgación de la ciencia en México se cometan errores como el que señalaré a continuación. Las amibas no son bacterias sino protozoarios, y en el segundo párrafo del artículo hablan sobre la lucha contra las bacterias. Creo que deberían de poner más cuidado en ese tipo de detalles, porque por lo general existe un gran desconocimiento acerca de las cuestiones de salud, y ustedes en lugar de informar, desinforman. Gracias.

Ek DelVal.

[email protected]

Masiosare responde:

El error no puede atribuirse a la reportera Karina Avilés, autora de la nota. Al editar su texto, acudimos a la página de la Secretaría de Salud en Internet y de allí nos trasladamos al capítulo de información epidemiológica, donde encontramos que la estadística sobre amibiasis figura como ``enfermedad bacteriana''. El error, y todo cuanto Ek DelVal señala, es atribuible, más bien, a la Secretaría de Educación Pública.


Se contenta con poco

Buen suplemento. Rico en contenido (grillo),

ligero en redacción.

Bien para el domingo.

Raymundo Zamarripa

[email protected]


De Masiosare a Masiosare

¿Cómo le quedó el ojo, señor P.?


Los zorros y Marcos

Antes que supieran que iban sobre ellos los militares, cuando se habían atrincherado para resistir el arresto de 14 de sus compañeros, los zorros, expertos en desactivar bombas y rescatar rehenes en operaciones tipo comando, se encontraron con varios reporteros.

Detrás de sus pasamontañas, adivinaron quizá el efecto que causaban, pues uno de ellos dijo, muy orgulloso: ``¿Verdad que nos parecemos a Marcos?''


Ya ni en el 94

Arriba estaban los futuros funcionarios, llamados al fin, tras una larga espera que los mantuvo en vilo desde el 6 de julio. Y tuvieron que aguantar porque decenas de personas juraron que no se irían hasta no hablar con Cuauhtémoc Cárdenas. Y el jefe de gobierno electo tuvo que hablar, entre otros, con los representantes de 640 trabajadores de Industrial de Abastos, con un grupo de colonos perredistas de Iztapalapa que tienen una candidata a delegada y con un pelotón de boxeadores encabezados por el mismísimo Púas Olivares. Etcétera, etcétera.

Cuando al fin subió a su despacho en la última planta de la Fundación por la Democracia, en la calle de Guadalajara, sus cercanos vieron un rostro abrumado que, dicen, no tuvo nunca, ni en 1988, ni en 1994.