INICIADOS
César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 29 de noviembre Ť Casi a punto del mediodía fue declarada formalmente inaugurada la Feria Internacional del Libro que anualmente se celebra en esta ciudad. Las palabras de bienvenida corrieron a cargo de Víctor Manuel González Romero, rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG); de Raúl Padilla López, presidente de la feria, y de Alberto Cárdenas Jiménez, gobernador del estado. Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), en representación del presidente Ernesto Zedillo, hizo la declaratoria oficial de un encuentro literario que durará ocho días más.
En cuanto la feria quedó a punto, se hizo entrega del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo al prosita español Juan Marsé. La semblanza del autor de Si te dicen que caí estuvo a cargo de Mario Vargas Llosa, quien en la parte final de su intervención hizo el siguiente señalamiento:
``De todos los escritores que he conocido en mi vida, y créanme que lo digo con absoluta sinceridad, no he conocido nunca a uno más modesto que Juan Marsé. El sabe realmente cuánto talento tiene, qué importante es la obra que ha hecho y lo mucho que le debemos sus lectores. Su modestia no es un gesto, no es una máscara, es una realidad esencial. Está en todas sus declaraciones y está en esa manera de ser que desde hace más 30 años rehúye sistemáticamente al relumbrón, desconfía y rechaza la publicidad, y no lo ha llevado jamás a firmar ningún documento con el que no se sienta esencialmente identificado, ni a decir ni a afirmar nada que no lo represente íntimamente. Algo de esa coherencia moral está también presente en la obra de Juan Marsé, y sin duda a ello debe en buena parte esta obra ese relente de buena humanidad que nos deja a los lectores.''
Juan Marsé correspondió la deferencia con unos párrafos, entre los cuales destaca la respuesta al autor de Conversación en la catedral: ``Me van ustedes a permitir que antes que nada agradezca a Mario Vargas Llosa sus generosas, abrumadoras palabras, su amistad en el tiempo y su benéfico y misterioso influjo. Porque han de saber ustedes que Mario Vagas Llosa es para mí una especie de talismán, mi amuleto de la suerte. Dondequiera que él esté, seguro que hay fiesta literaria y alguna grata sorpresa para mí. En 1965, cuando obtuve el Premio Biblioteca Breve, Mario estaba en Barcelona. En 1973, cuando se me otorgó el Internacional de Novela México, él estaba aquí. Y aunque en la presente ocasión no ha formado parte del jurado del Premio Juan Rulfo, nuevamente esta a mi lado aquí en Guadalajara.
``Esta es la primera vez que se otorga el Premio Juan Rulfo a un escritor español, y me siento muy honrado por ello. Y sin que suene a descortesía para con los miembros del jurado que han querido distinguir mi obra, y a los que estoy profundamente agradecido, déjenme decirles que en mi país y en América Latina hay en la actualidad grandes escritores que merecen el premio tanto o más que yo. Me considero, por tanto, muy afortunado.''
El 7 de diciembre concluirá la FIL, luego de ya quien sabe cuántos libros, puesto que la feria literaria más grande de Latinoamérica, en efecto, resulta para todos inabarcable.