Alejandro Ordorica Saavedra
Gobierno de ciudadanos

Un nuevo estilo político tendrá que instaurarse en el próximo gobierno de la ciudad de México: gobierno con y para los ciudadanos.

Los nuevos tiempos de la política en México, y en nuestro caso, en la propia capital, son irreversibles y apuntan hacia la democracia plena, donde la participación ciudadana se transforme realmente en un sistema de cogobierno.

Rebasar tesis demagógicas sobre la importancia del ciudadano --hasta ahora sin los derechos que exige ejercer y condenado a la atención atomizada y con deficiencias en las oficinas públicas-- para convertirlo en el protagonista de un nuevo gobierno.

Transitar de la insuficiencia y anacronía de los Consejos Consultivos, de por sí impropios en los años treinta cuando de hecho se instalan, e igualmente de los Consejos Ciudadanos de limitadas facultades, a los espacios de la cogestión y autogestión, a los cabildos ciudadanos.

Y esta ciudadanía no sólo deberá expresarse en términos de una presencia decisiva en el ámbito del Ejecutivo, sino igualmente en materia legislativa y judicial.

Ahora, el proceso parlamentario que debe y tiene que cumplir un diputado dentro de la nueva concepción legislativa, implica como punto de partida la consulta al pueblo, a la comunidad, a las organizaciones civiles y sociales, para regresar de nuevo con los proyectos de iniciativas de ley y ratificar el contenido en las respuestas a las demandas y aspiraciones populares, y luego defenderlos en las sesiones plenarias de las cámaras con la mira de lograr su aprobación.

Una buena noticia en este sentido, es el compromiso de todas las fracciones parlamentarias de la Comisión del Distrito Federal de la Cámara de Diputados, en ocasión de la reciente aprobación del Estatuto de Gobierno, para que en este periodo de sesiones se analice la factibilidad de establecer Consejos de Gobierno u órganos políticos administrativos en las delegaciones, cuya vigencia sería hasta el año 2000, momento en que ya se elegirán los delegados por voto directo y, deseablemente, también sus órganos de gobierno.

Cuauhtémoc Cárdenas expresó rotundamente el gobierno de ciudadanos como un compromiso ineludible en diversos momentos de su campaña para jefe de gobierno del Distrito Federal y creemos lo habrá de cumplir.

A tal grado es el compromiso de cambio democrático que, tan sólo para empezar estas nuevas formas de gobierno, debiera crearse una instancia que hasta ahora no ha existido en la estructura de la administración pública federal, con la jerarquía, funciones, infraestructura y apoyos para atender al ciudadano, procesar sus demandas, fomentar la participación ciudadana, colaborar en los procesos de elección vecinal, evaluar la respuesta de los funcionarios respecto a quejas e inconformidades e incidir en la solidaridad ciudadana para los programas públicos de ahorro de agua, vialidad, recolección de basura, reforestación y otros más que beneficien a la ciudad.

Si hoy todavía en lo que es el Departamento del Distrito Federal se inscriben, entre otras, las secretarías de Obras y Servicios, Finanzas, y Desarrollo Urbano, por qué no crear la Secretaría de Atención y Participación Ciudadana reagrupando los recursos de que ya se dispone, pues sería imperdonable recaer en los vicios del burocratismo entre tantas carencias.

En todo caso, hay que abordar esta prioridad política y social con imaginación, creatividad y con un compromiso de cumplimiento pleno.

Con esta perspectiva, el ciudadano dejaría de ocupar los últimos lugares en la escala de los valores políticos para ocupar un primer sitio.