La Jornada 9 de diciembre de 1997

Senadores perredistas analizarán con Cárdenas el gabinete

Víctor Ballinas y Andrea Becerril Ť La fracción parlamentaria del PRD en el Senado de la República se reunirá con Cuauhtémoc Cárdenas para analizar a los integrantes de su gabinete, informó el senador Félix Salgado Macedonio en respuesta a la crítica que en la tribuna de ese órgano legislativo lanzó el PAN contra el nombramiento de Jesús Carrola Gutiérrez como jefe de la Policía Judicial del Distrito Federal (PJDF).

``Me temo que Cárdenas ha empezado con mal tino, porque me niego a pensar que desconozca la currícula de sus principales colaboradores'', sostuvo el senador panista por Baja California Sur, Pedro Macías de Lara.

Hizo una amplia explicación de la actuación de Carrola Gutiérrez cuando colaboró en corporaciones policiacas de esa entidad. Se trata, dijo irónico, de un miembro distinguido, pero no por sus logros como servidor público, ``sino por el sinúmero de fechorías que cometió conjuntamente con su hermano Miguel Angel'' bajo el amparo del entonces subprocurador para el narcotráfico, Javier Coello Trejo.

Macías expuso que en esa época él fungía como diputado local -a finales de los ochenta-, y pudo constatar las violaciones de las garantías individuales cometidas por los hermanos Carrola Gutiérrez, quienes se dedicaban a sembrar droga en vehículos de jóvenes para luego extorsionar a sus padres.

También extorsionaban a comerciantes, y al mismo gobierno del estado lo tenían amedrentado. La gota que derramó el vaso, dijo el panista, fue la muerte de un joven de 20 años luego de una ``salvaje golpiza'' que por más que quisieron no pudieron ocultar.

Macías de Lara agregó que por esos hechos se despertó la inconformidad de los bajacalifornianos, quienes salieron a la calle a repudiar la agresión. Dijo que Miguel Angel Carrola, hermano del nuevo titular de la Judicial capitalina, es uno de los principales introductores de contrabando en el muy conocido mercado de Tepito, lo que ha sido denunciado incluso por el propio PRD.

``¿Cómo permitir que gente de esa calaña esté al frente de Seguridad Pública?'', se preguntó. Y en tono irónico agregó: ``de no rectificar Cárdenas y sustituir a Jesús Ignacio Carrola sólo me resta decir que Dios agarre confesados a los más de 8 millones de habitantes de la ciudad de México''.

Luego pidió a los senadores del PRD, ``a nombre de miles de sudcalifornianos agraviados por los nefastos Carrola, que hagan sus mejores oficios ante el gobernador, revisen la prensa de aquellos años y corrijan este nombramiento, para que evitemos que los habitantes de esta gran urbe vivan atemorizados como en su momento lo fuimos nosotros. Y le pregunto al ingeniero Cárdenas, ¿con esta gente quiere combatir el crimen?''.

En respuesta, el senador perredista Félix Salgado expuso ante el pleno que recogía la denuncia y anunció que se reunirán con el jefe de gobierno del Distito Federal, y ``de manera muy respetuosa vamos a hacerle llegar este planteamiento''. Incluso ``vamos a ir más allá: analizaremos también las figuras de quienes están conformando su gabinete''.

Salgado Macedonio explicó que los perredistas no pueden permitir que en un gobierno democrático haya funcionarios a quienes se acusa de violaciones a los derechos humanos o de incurrir en ilícitos.

``Aquí hay senadores muy comprometidos con los movimientos sociales, con la defensa de los derechos humanos, y además el propio Cárdenas ha dado muestras a la nación de su sensibilidad. Y ante el reclamo con fundamento, estoy seguro que sabrá actuar de manera atinada''.


José Galán Ť Cuarenta años después el gobierno de la ciudad volvió a su asiento original: el antiguo palacio del ayuntamiento.

En su primer día hábil como jefe de gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano llegó al volante de su propio automóvil y, en lugar de dirigirse al estacionamiento subterráneo tradicional de la regencia, giró a la izquierda en la plaza de la Constitución para sorpresa de propios y extraños.

Se detuvo ante la entrada principal, descendió, se puso el saco, saludó a los guardias, y así, solo, entró en el edificio de 450 años de antigüedad. Subió por la escalinata revestida de cerámica de Talavera al primer piso, a la oficina 106, tradicionalmente el despacho de los oficiales mayores de la regencia desde que salió de allí Javier Rojo Gómez para estar más cerca de Palacio Nacional, hace más de 40 años.

Con ese gesto que regresó el gobierno de la ciudad al lugar al que originalmente estaba destinado, Cárdenas comenzó a cumplir su promesa de un cambio inmediato en los usos y costumbres del gobierno capitalino.

Y de paso mandó a Jesús González Schmal, su flamante oficial mayor, a la oficina donde hasta hace una semana despachaba el último de los administradores capitalinos designado a capricho del gobernante en turno, Oscar Espinosa Villarreal.

González Schmal, así, despacha donde nunca soñó: en el gabinete tradicional.

Y afuera un rosario de esperanzas. Ricarda Baltazar quiere hablar con el jefe de gobierno. La Asamblea de Barrios invadió un predio de su propiedad, y a pesar de cuatro órdenes de desalojo dictadas por la autoridad, la policía no mueve un dedo.

``Cuauhtémoc me prometió en la campaña que si ganaba, el terreno me sería regresado. Y, pues como que ya es hora, ¿no?'', decía ante la puerta de la oficina 106 a quien pacientemente accedía a escucharla.

Y ponía el dedo: es ese Rodolfo Pichardo Mendoza quien me hace mal. Espero que ahora sí lo pongan en su lugar.

El campesino Asunción Villar Ortiz, orgulloso representante de Xunacatlán, Guerrero, del municipio de Alcozauca, espera acercarse al jefe de gobierno. ¿Su misión? Es muy delicada, dice. En 1980 se les cayó el templo católico, y como el gobernador Angel Heladio Ramírez ``no nos hace caso, pues le traemos un documento al ingeniero''.

Todos los presentes prefieren guardar silencio mientras logra remontar las escaleras Rosario Robles Berlanga.

La secretaria de Gobierno abraza un abultado sobre repleto de documentos, y pronostica que saldrá hasta muy tarde de su primer acuerdo formal y oficial con el jefe de gobierno. ``Así que no me esperen'', dice a quienes aparentemente no pensaban hacerlo.

Una delegación del Movimiento Urbano Popular se desconcierta cuando los porteros le informan que en ese momento no hay nadie que les reciba un documento.

Jaime Rello, María Pérez, Luis Flores, María Elena Granados y Rodrigo Chávez recurren a la formalidad y anuncian con gravedad que en esta primera oportunidad, en este primer día, queremos tratar con el ingeniero una agenda amplia sobre la ciudad en general.

Se les recibe el documento, y mientras tanto en el tercer piso Carlos Imaz y otros tres caballeros se introducen en la oficina del coordinador general de Gestión Social de la pasada administración, Octavio Flores Millán, con el evidente objetivo de efectuar su propia toma de posesión.

El gabinete ya está reunido en el histórico salón de cabildos, ante un gran óleo de Miguel Hidalgo y Costilla, y el jefe de gobierno les toma la protesta.

-¿Por qué instalar aquí sus oficinas como jefe de gobierno?

-Porque es la sede tradicional del gobierno de la ciudad -responde Cárdenas.

En la azotea, en el local de la sección 15 del sindicato de Trabajadores del Distrito Federal, conversan dos compadres.

-¿Por qué se habrá venido para acá el ingeniero, tú?

-Pus porque creo que quiere estar lejos del preciso. Mientras más, mejor.