La Jornada 9 de diciembre de 1997

DEA: los Arellano pagan un millón de dólares semanal a policías mexicanos

Gustavo Castillo García Ť La organización de los hermanos Arellano Félix paga alrededor de un millón de dólares semanalmente en sobornos a oficiales de las policías federales, estatales y municipales mexicanas para garantizar el libre tránsito de drogas hacia las ciudades ubicadas a lo largo de la frontera suroeste de Estados Unidos, afirman documentos de la agencia antidrogas estadunidense (DEA).

De acuerdo con los documentos Producción y tráfico de droga y el testimonio dado al Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadunidense por Thomas A. Constantine, administrador de la DEA, el cártel de Tijuana ``no opera sin la complicidad de funcionarios mexicanos de la Procuraduría General de la República (PGR) y de sus subordinados''.

El funcionario estadunidense dijo que, ``según documentos de extradición entregados por el consulado de México en San Diego, California, miembros clave de la familia proporcionan una cantidad estimada en un millón de dólares semanario en sobornos a oficiales mexicanos federales, estatales y municipales, que garantizan que el movimiento de las drogas seguirá fluyendo ininterrumpidamente a las ciudades ubicadas a lo largo de la frontera del suroeste de Estados Unidos''.

Thomas A. Constantine calificó a la banda de los Arellano Félix, a menudo nombrada como el cártel de Tijuana, de ``una de las más poderosas y agresivas organizaciones de traficantes de drogas que trabajan en México y, sin duda, la más violenta''.

Según los documentos, ``más que ninguna otra organización de traficantes en México, ha extendido sus tentáculos directamente desde figuras de altos puestos en el sistema judicial de México hasta vendedores a nivel de calle de Estados Unidos''.

Datos familiares de los Arellano en poder de la DEA

La familia Arellano Félix está integrada por siete hermanos y cuatro hermanas, y es la heredera de la organización de Miguel Angel Félix Gallardo, quien fue encarcelado en México en 1989 por su complicidad en el asesinato del agente especial de la DEA Enrique Camarena Salazar.

Alberto Benjamín Arellano Félix asumió el liderazgo de la organización criminal y, mediante hombres de negocios que administran sus bienes, encubre las operaciones financieras realizadas con recursos provenientes de la venta de drogas.

Ramón Eduardo Arellano Félix está considerado el hermano más violento; organiza y coordina detalles de protección sobre los envíos.

Los pistoleros están bajo su absoluto control y se encuentran bien armados y entrenados. ``Funcionarios mexicanos los describen de naturaleza paramilitar, lo cual incluye asesores y mercenarios internacionales, que también forman parte de la misma organización''.

Las responsabilidades de Ramón Arellano consisten en la planificación de asesinatos de líderes de bandas rivales y de aquellos agentes mexicanos que no aceptan sus pagos.

También planifica el asesinato de miembros de su organización que caen de la gracia del liderazgo o son sospechosos de colaborar con agentes de la policía. Los soplones son a menudo heridos por bandas violentas en calles y pueblos de Estados Unidos y México, en la creencia de que esos miembros son desechables.

Esos homicidios sirven también ``para enviar mensajes claros a aquellos que pretenden utilizar el corredor Mexicali-Tijuana sin pagar el impuesto de tránsito exigido por la organización Arellano Félix en sus dominios'', indicó en su comparecencia Thomas A. Constantine.

Recursos técnicos del cártel de Tijuana

La organización también mantiene complejos centros de comunicación en las principales ciudades de México para conducir espionaje electrónico y medidas de contrainteligencia contra las entidades defensoras de la ley.

El cártel de Tijuana emplea scaners de radio y equipo capaz de interceptar teléfonos celulares, para asegurar las operaciones de la organización; y posee bodegas de modernas armas automáticas provenientes de una variedad de fuentes internacionales.

Acciones de EU contra los Arellano

El gobierno estadunidense creó, a partir de marzo, una fuerza conjunta de tarea integrada por la DEA y la FBI para observar a la organización Arellano Félix; indaga sus operaciones en el sur de California y realiza investigaciones regionales sobre las vías de transporte de droga, distribución y lavado de dinero del cártel a lo largo de EU. La base de esta fuerza se localiza en San Diego, California.