AstilleroŤ Julio Hernández López
Los desatinos del gobierno perredista capitalino en materia policiaca
son botones de muestra de un hecho inocultable: el Partido de la
Revolución Democrática vive un crecimiento electoral --fundado en el
pragmatismo-- plagado de incongruencias y peligros.
Dominado por grupos, corrientes y facciones; sujeto a los vaivenes políticos y anímicos de sus personalidades; conformado en buena parte a partir de criterios patrimonialistas y clientelares que confunden lealtades con incondicionalidad y que para su buen funcionamiento son aceitados con las porciones de poder que van siendo ganadas, el PRD requiere, sin lugar a dudas, un amplio y honesto análisis interno que lleve a recomposiciones, redefiniciones y depuraciones.
No es sólo el problema de que un procurador de Justicia cometa el gravísimo error de instalar en puestos clave de su función a personajes absolutamente incompatibles con los ideales perredistas (y desde luego ese problema no se resuelve sólo con la solicitud de licencia que ha hecho uno de los impugnados, Jesús Ignacio Carrola) , sino el hecho de que el PRD haya cometido y esté cometiendo pifias en muchos lugares (aunque ahora sean más evidentes por la resonancia centralista del Distrito Federal).
¿Algunos ejemplos? En el estado de México, donde las cuentas electorales fueron muy buenas para el PRD, este partido sirvió en varios casos como mero instrumento de reacomodos entre grupos priístas peleados por el poder; hoy, los resultados de la gestión municipal de algunos de esos ``perredistas'' no son para difundirlos en un informe anual de éxitos. En Campeche, la criticada alianza con el sansorismo ha llevado a una circunstancia en la que el PRD no quiso luchar a fondo en el esquema desarrollado por Layda Sansores, y finalmente lo que se ha conseguido es desilusión y desmovilización. En Colima, el perredismo ganó varias posiciones de poder, pero traicionó sus primeras promesas de lucha contra el turbio arribo de Fernando Moreno Peña al gobierno estatal. En Tabasco, con todo el innegable peso, aquí tantas veces denunciado, del madracismo volcado en favor del PRI, hoy el PRD vive una descomposición cierta y una clara separación de la línea política establecida por su ex dirigente, Andrés Manuel López Obrador. En Veracruz, el perredismo dantesco (cuyas arbitrariedades y fortunas mal habidas habían sido denunciadas con denuedo por el perredismo original, que se rompió por lo más Delgado) ha ganado espacios de poder que le son facciosamente propios y no institucionales; ahora, hay segmentos directivos que analizan con seriedad la posibilidad de que Gustavo Carvajal Moreno pudiera ser el candidato a gobernador. En la propia capital, ¿qué decir de los perfiles de muchos de quienes quedaron como diputados del Distrito Federal?
El problema de fondo, por encima de los otros ejemplos que se pudieran dar, es el hecho del crecimiento desordenado, movido por arreglos cupulares y estrategias desarticuladas. Convertido en una opción casi única ante el desmoronamiento priísta y el conservadurismo panista, el PRD no tiene, sin embargo, una construcción democrática que verdaderamente le permita discutir y resolver en función de proyectos y de principios.
Por ello hoy, caiga quien caiga de los involucrados en el episodio estelarizado por Samuel del Villar, Rodolfo Debernardi, Jesús Ignacio Carrola y Francisco Castellanos, pase lo que pase con las impugnaciones de algunas propuestas de delegados, pareciera que al PRD le ha llegado la hora de detenerse a reflexionar, de corregir errores, y de responder con entereza a la enorme responsabilidad de ser una opción democrática vista con esperanza y simpatía por cada vez más mexicanos.
En pro de Pablo Moctezuma Barragán
Un respetable grupo de ciudadanos se ha inconformado por medio de una carta con las características de Pablo Moctezuma Barragán, propuesto para ocupar la delegación del DDF en Azcapotzalco, dadas a conocer en anterior Astillero. De entrada, aseguran que ``los calificativos empleados'' intentan ``deslavar una de las designaciones más acertadas'' de Cuauhtémoc Cárdenas.
Luego exponen que: ``Pablo Moctezuma Barragán ha empleado los mejores años de su vida, su capacidad y talento a servir a la comunidad de Azcapotzalco, desde 1974, en diversas acciones de educación popular, organización sindical, promoción de la cultura, gestión de nuevas unidades habitacionales para los sin techo, solución al problema de la vivienda, defensa de nuestras raíces históricas y de los derechos humanos''. Por ello, dicen los firmantes de la carta mencionada, ``tras 68 años de gobierno de Régimen de Partido de Estado, (se) busca desacreditar a luchadores democráticos como él, con adjetivos descalificadores que dicha columna repite en su diario de trasmano''.
Firman la carta, entre otros, Jaime Rello, Clara Brugada, Rafael Alvarez, Leticia Correa, José Alvarez Icaza, Armando Bartra, Carolina Velázquez, Miguel Meza, Lorena Paz Paredes y Jesús Michel.
Los ``adjetivos descalificadores'' (que irónicamente se califican, pero no se desmienten) serían (sin meternos a precisiones de orden gramatical respecto a sustantivos y adjetivos) los siguientes: ``activista ultra, ex dirigente marxista leninista identificado con posiciones albanesas, danzante conchero''. Pero, ¿son falsas esas características? ¿Se han dicho mentiras aquí? ¿Describir es descalificar?
Dicen los firmantes de la carta en pro de Moctezuma Barragán que él, ``sin grandes recursos, con trabajo y honestidad ha luchado por construir una comunidad mejor. Destacado historiador, como académico en la UAM Azcapotzalco ha publicado media docena de libros''. Esta columna no contradice en nada esos conceptos, y agregaría su convicción de que Pablo es un hombre inteligente, trabajador y comprometido con sus ideas, pero al mismo tiempo reitera que junto a esas características son igualmente ciertas las otras tres que tanta molestia han causado.
Astillas: Datos, simples datos: Alberto Alvarado Arámburu era gobernador en Baja California Sur cuando los Carrola labraban las páginas de la historia que ahora les ha brincado a la cara. Alvarado Arámburu fue asesinado en Universidad y Miguel Angel de Quevedo, en el Distrito Federal, el año pasado, a bordo de un automóvil de lujo desde el que su chofer vio cómo se acercaba un presunto ladrón y le disparaba a mansalva... Más datos: Desde Tuxtla Gutiérrez se asegura a esta columna que los hermanos Carrola trabajaron en aquella entidad en el área de investigaciones políticas, en coordinación o bajo el mando del entonces secretario de Gobierno, Javier Coello Trejo. Los Carrola vivían en el fraccionamiento residencial Los Laureles. El gobernador era el general Absalón Castellanos... El actual procurador de justicia en Guerrero, Antonio Hernández Díaz, lloró antier, durante su comparecencia ante el pleno del Congreso local. El ataque de llanto del funcionario se produjo justamente cuando relataba a los diputados la cuantía de su lealtad al gobernador sustituto, Angel Aguirre Rivero, y el tamaño de sus infructuosos esfuerzos por darle seguridad a ese estado... Mientras tanto, y es de suponerse que sin llanto, un comando armado secuestraba en Acapulco a Vicent Carrosa Moreno, un estadunidense que es gerente del hotel Princess.
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