Por unanimidad aprobó la Cámara de Diputados la cuenta pública de 1996
Ciro Pérez y Oscar Camacho Ť Al aprobar por unanimidad la cuenta de la Hacienda Pública Federal de 1996, los cinco grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados advirtieron que el gobierno debe ajustarse ``de una vez y para siempre'' a las autorizaciones de gasto realizadas por la Cámara de Diputados. Coincidieron también en realizar varias auditorías, incluso a la partida secreta del Presidente de la república.
Al fijar la posición de su partido, el petista Luis Patiño Pozas recomendó instruir y habilitar a la Contaduría Mayor de Hacienda para que efectúe auditorías en todos los rubros del presupuesto de gastos en cuya aplicación el Poder Ejecutivo tiene un alto grado de discrecionalidad. Esto, sostuvo el legislador petista, se aplica en primer lugar a los recursos destinados al rescate bancario y a las carreteras concesionadas.
Siguió en el turno de oradores el diputado panista Roberto Ramírez Villarreal, quien sostuvo que los actuales mecanismos de auditoría y de control del gasto federal, después de ejercido éste, han obstaculizado una adecuada fiscalización y control del ejercicio del gasto, lo que da lugar a un uso ineficiente y discrecional de los recursos, así como a la corrupción.
Ramírez Villarreal afirmó que la discrecionalidad de las autoridades ha sido nociva para el país. Destacó que el titular del Ejecutivo ha manejado el gasto en forma autoritaria y centralizada, lo que ha ocasionado que no se cumplan los planes gubernamentales, una carga excesiva de impuestos y una inequitativa distribución del erario entre las entidades federativas.
En su turno, el perredista Jesús Velasco Oliva dijo que la economía mexicana ``no requiere parches sino cirugía mayor'', luego de señalar que la actual estructura fiscal es inviable para financiar a largo plazo al Estado social que requiere el país, además de que ``nos hemos estado comiendo a Pemex descapitalizándolo, situación que no puede continuar indefinidamente''.
Como sus antecesores en la tribuna, Velasco subrayó que el Presidente de la República incurrió en ``preocupantes prácticas'' de discrecionalidad, falta de transparencia y desapego de las normas en el manejo de los recursos. En ese sentido, dijo, son cuestionables las asignaciones presupuestales realizadas por el Ejecutivo sin autorización de la Cámara de Diputados tanto para los programas de saneamiento financiero como para el del rescate de los concesionarios de carreteras.
En su oportunidad, el diputado priísta Jorge Estefan Chidiac coincidió con el resto de los diputados de oposición en lo que se refiere al programa de auditorías y se pronunció por una administración pública sana, honesta, eficiente y con alto contenido social.
El priísta reconoció que en el ejercicio de la administración pública del presupuesto federal existen errores que deben subsanarse y afirmó que en algunos de los programas se debe profundizar en el origen de las variaciones que impidieron cumplir con las metas fijadas y en la aplicación de ``ciertos recursos'' que la Contaduría Mayor de Hacienda deberá revisar con mayor detalle.