El paso reciente de la orquesta italiana I Musici por México se presta idealmente para hacer algunas consideraciones que van más allá de la mera reseña de la música ejecutada por este singular grupo de cuerdas. De entrada, se impone mencionar que, como en anteriores visitas a nuestro país, I Musici incluyó en su programa Las cuatro estaciones, de Vivaldi, hecho que puede ser analizado desde perspectivas diversas. Pareciera ser que nuestros promotores musicales siguen subestimando al público mexicano; o quizá, conocen demasiado bien sus tendencias conservadoras a ultranza.
Sea como fuere, me consta que para la gira estadunidense que inició al día siguiente de su presentación en Bellas Artes, el ensamble italiano tenía preparado un repertorio que incluía obras de Ottorino Respighi y Nino Rota, que no fueron contempladas para su presentación en México. En este caso, mi posición personal es abiertamente contradictoria; por una parte no dejo de reconocer que Las cuatro estaciones son, en efecto, un caballito de batalla, pero por la otra, se trata de una obra entrañable, que nunca pierde su brillo ni su frescura. Y como bien dicen los conocedores, entre los grupos que interpretan Las cuatro... (y la música barroca en general) al estilo tradicional, ninguno lo hace con tanta eficacia sonora como I Musici.
En este contexto, habiendo escuchado fascinantes ejecuciones de Las cuatro estaciones a cargo de grupos como la Academia de Música Antigua, La Petite Bande, la Academia Bizantina, el Concentus Musicus, La Grande Ecurie y otros que tocan la música barroca con el nuevo enfoque sobre los instrumentos originales y las técnicas antiguas, no pude resistir la tentación de indagar algo sobre la posición de I Musici sobre este tema. Mi pregunta fue planteada a Massimo Paris, violista del grupo; transcribo literalmente su categórica respuesta:
Es complicado hablar del asunto de los instrumentos antiguos. Si usted ve una lista de instrumentos, hallará instrumentos que tienen unos cuantos años de vida, construidos sobre Stradivari, sobre Guarneri, que son copias de instrumentos antiguos. Mi instrumento, que es el más antiguo del grupo, es una bella viola de Giovan Paolo Maggini, de Brescia, que es de 1600. Tenemos también un Stradivari, un Tononi, en fin... el más joven de nuestros instrumentos es de 1790. Entonces, quisiera saber quiénes son los que tocan con instrumentos originales. En cuanto a la filología, tenemos un ojo crítico y hemos hecho muchas investigaciones en este sentido, y nuestro estilo ha tenido muchos cambios en estos 45 años. Reconocemos que cualquier ejecución es una hipótesis. ¿Cómo saber cuál era el estilo de ejecución de Vivaldi o de Bach? Hoy vivimos en la época del jet, tocamos en salas de tres mil butacas, tenemos una sensibilidad muy distinta. Y la afinación de entonces era a 415 ciclos, pero en Venecia se usaba más alta. ¿Cómo saber cuál es la correcta? Me da un poco de miedo hacer lo que yo llamo arqueología musical. Una especie de Jurassic park, tomar la osamenta de un dinosaurio y ponerla en un museo. Creo que un músico debe ser una persona activa en su propio tiempo. La sensibilidad, el temperamento musical, es algo que cambia cada 20 o 30 años. Lo importante, a pesar del paso del tiempo, es hacer siempre un discurso de búsqueda y de renovación.
Como complemento de las cuestiones aquí planteadas, vale decir que I Musici hizo una sabrosa y muy límpida versión de los cuatro conciertos para violín que conforman Las cuatro estaciones del gran fraile rojo de Venecia, con la violinista rumana Mariana Sirbu como solista. I Musici ha realizado varias grabaciones de esta singular obra, entre las cuales hay diferencias mínimas que se deben más que nada a los ajustes necesarios para adaptarse a cada solista, y no a cambios sustanciales en la visión general de la obra. Así, hoy es posible escuchar Las cuatro estaciones de I Musici con solistas como Félix Ayo, Roberto Michelucci, Pina Carmirelli y Federico Agostini. En lo personal, recomiendo la versión de Félix Ayo, en la que es posible hallar una rara combinación de sobriedad y frescura que hacen de ésta la versión estándar de Las cuatro estaciones, al menos en lo que a las ejecuciones tradicionales se refiere.
Para el resto de su concierto oficial (el concierto extraordinario tuvo un programa distinto), I Musici interpretó a otros tres italianos; entre ellos destacó una muy transparente y bien ensamblada versión de uno de los Concerti grossi, de Arcangelo Corelli. Ante la competencia de Vivaldi y Corelli, las piezas de Tartini y Rolla parecieron quedar relegadas a un segundo plano, no porque hayan sido interpretadas con menos rigor, sino por un simple asunto de comparación.