La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, A.C. (CIDHM) dio a conocer el 10 de diciembre su informe sobre la violación de los derechos humanos en esa entidad durante 1997. En un documentado análisis de 80 denuncias, atendidas directamente y obtenidas de los medios de comunicación, se destaca el hecho de que el más alto porcentaje de hechos violatorios lo ocupan el ejercicio indebido del servicio público (65 casos), el abuso de autoridad (54), la dilación en el procedimiento (29), la privación ilegal de la libertad (25), la tortura (23) y la intimidación (21). Otros hechos violatorios son, entre otros, las amenazas, lesiones, negligencia médica, violencia intrafamiliar, derechos del menor, incluyendo un caso de asesinato político ocurrido en mayo (Gustavo Aguilar Caporal, dirigente perredista en el municipio de Temoac y electo tesorero del Ayuntamiento), y cuatro casos de secuestro-desaparición.
Se presentan también las denuncias contra diversas autoridades y funcionarios públicos, entre los que destacan, en primer lugar con 23 denuncias en su contra, elementos de la Polícia Judicial morelense, y los Ministerios Públicos (17), además de ayuntamientos municipales, autoridades penitenciarias, educativas y servicios de salud, policía municipal, jueces, grupos parapoliciacos, gobierno del estado y Procuraduría General de Justicia, entre otros.
Entre los grupos más afectados sobresalen las mujeres, quienes han sufrido un mayor número de violaciones a sus derechos, seguidas de los menores de edad, campesinos, colonos e indígenas nahuas morelenses o migrantes guerrerenses radicados en Cuernavaca.
Este panorama sustenta el análisis en el sentido de que la situación actual de los derechos humanos en el estado de Morelos muestra un deterioro creciente. ``Los organismos encargados de brindar seguridad pública se encuentran corroídos y actúan en complicidad con los delincuentes. La ley de la selva y la represión policiaca no ayudan a la solución de los graves problemas de delincuencia que sufre la entidad. La brutalidad policiaca y su impunidad es uno de los temas de derechos humanos más preocupantes en Morelos. Los policías que cometen algún delito son protegidos por los mandos superiores y de esta manera se cierra el círculo de la impunidad. La gran mayoría de los abusos cometidos por las fuerzas del orden en Morelos permanecen impunes''.
``Vemos con preocupación --manifiesta la CIDHM-- el hecho de que se continúe utilizando un esquema de seguridad nacional que se confunde deliberadamente con la seguridad pública, y se prioricen las medidas de control político y represivo para imponer una paz social como orden impuesto y no como conflicto social resuelto. Aun cuando en la entidad no se ha demostrado la existencia del EZLN o del EPR, la utilización de retenes policiacos y militares, los cateos ilegales en búsqueda de armas, las llamadas anónimas contra activistas políticos, así como la existencia de cárceles clandestinas, viola el artículo 129 constitucional y responde a un esquema contrainsurgente ya utilizado con nefastos resultados durante los años setenta por la Brigada Blanca, en donde participó el capitán Jesús Miyasawa. Esta cruzada contra el crimen y la inseguridad pública, como argumenta el gobierno de Jorge Carrillo Olea, oculta sus reales intenciones políticas de represión''.
De hecho, argumenta la CIDHM, a pesar de que en la actualidad el segundo gasto en importancia del presupuesto gubernamental morelense es el destinado al rubro de seguridad pública y justicia, es más elevado el número de delitos cometidos y de impunidad reinante. Una verdadera solución a este grave problema de inseguridad es el establecimiento de verdaderos mecanismos de participación democrática de la población. Si la ciudadanía se organiza en las colonias, escuelas, fábricas, pueblos y comunidades, pueden ser recuperadas las calles y los lugares públicos para todas y todos. Necesitamos urgentemente hacer vivenciables las ciudades, las calles, los jardines públicos. La ciudad es nuestra, no de la delincuencia ni de los policías o militares.