La Jornada 13 de diciembre de 1997

Mil 600, no 231, los muertos en Ruanda: gobierno congoleño

Afp, Reuter, Ap y Pl, Kinshasa, 12 de diciembre Ť Más de mil 600 personas murieron y 237 resultaron heridas en el ataque que rebeldes hutus ruandeses realizaron el miércoles contra un campo de refugiados tutsis, provenientes de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), informó hoy el Ministerio del Interior congoleño.

Sin embargo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidos para Refugiados (ACNUR) reiteró que 231 personas murieron en el ataque, ocurrido en el campamento de Mudende, 120 kilómetros al norte de Kigali, la capital ruandesa; sobrevivientes estimaron que las víctimas fueron cerca de 270, la mayoría mujeres y niños.

El ministro del Interior de la RDC, Mwenze Kongolo, declaró que tras la matanza se reportó la desaparición de mil 150 refugiados del campamento, del que huyeron la mayoría de sus 17 mil habitantes.

Muchos de los refugiados se dirigieron al campamento de Nkamira, en la cercana ciudad de Gisenyi. Sobrevivientes indicaron que cerca de 300 hombres irrumpieron la medianoche del miércoles en el campamento desde dos frentes y tras incendiar decenas de tiendas de campaña balearon o atacaron con machetes a los que intentaban huir.

La matanza es la segunda que ocurre en el campamento de Mudende desde agosto pasado, cuando rebeldes hutus de las milicias Interahamwe (los que matan juntos) asesinaron a unos 140 refugiados.

La mayoría de los refugiados tutsis-congoleños que viven en el oeste de Ruanda huyeron del antiguo Zaire para escapar de los ataques de los hutus-congoleños, a los que después se unieron ex combatientes ruandeses que se establecieron en la República Democrática del Congo.

El ataque contra el campo de Mudende coincidió con la visita a Ruanda de la secretaria de Estado estadunidense, Madeleine Albright, quien, luego de reunirse con el presidente ruandés, Pasteur Bizimungu, anunció que pidió al enviado de EU para crímenes de guerra, David Scheffer, viajar a Ruanda para investigar la matanza.

El ataque ha evidenciado la violencia interétnica que aún prevalece en Ruanda, donde en 1994 fueron asesinados cerca de 800 mil tutsis y moderados hutus por grupos paramilitares y tropas del gobierno, encabezado en ese entonces por extremistas hutus.