La Jornada Semanal, 14 de diciembre de 1997
Se van los pobladores de la luz. Los reemplazan
quienes prefieren no ser vistos por nadie.
Ahora la noche abre las alas. Parece un lago
la inundación, la incontenible mancha de tinta.
Mundo al revés cuando la tierra está de cabeza,
la sombra vuela como pez en el agua.
El día irrepetible ha muerto
como arena errante en la noche
que no se atreve a mirarnos.
Fuimos despojo
de su naufragio en la hora violenta,
cuando el sol no se quiere ir
y la luna se niega a entrar
para no vernos como somos.
Mañana en la cornisa no habrá palomas.
El trabajoso nido abandonado,
el amor conyugal deshecho,
la obra inconclusa para siempre.
En la acera unas cuantas plumas,
todas llenas de sangre.
En 1998 aparecerá en el Fondo de Cultura Económica la nueva edición de Tarde o temprano, obra poética reunida, a la que pertenecen estos nocturnos.