La Jornada Semanal, 14 de diciembre de 1997



EL PRIMER POEMA DE OCTAVIO PAZ


Anthony Stanton


El pasado lunes, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM inauguró la cátedra Octavio Paz. En el acto participó Anthony Stanton, quien muy pronto publicará La invención de la tradición sobre la poesía del México moderno, en coedición del FCE y El Colegio de México. A continuación, la ponencia del ensayista inglés que desde hace quince años vive entre nosotros, en la que recupera el primer poema publicado por Paz. Otros medios reprodujeron versiones grabadas de la ponencia de Stanton que inventaron versos de Paz y tergiversaron la puntuación y el ritmo del poema. Con autorización de Octavio Paz, ofrecemos el poema que parecía inencontrable, tal y como fue publicado en 1931.



Se ha prestado poca atención a los primeros poemas publicados por Octavio Paz. Además de razones prácticas (la dificultad de acceder a los textos), hay otros factores más complejos que explican la escasez de estudios. El propio autor ha ofrecido múltiples y cambiantes versiones líricas de sus orígenes poéticos. Ha suprimido la mayor parte de los primeros poemas en sus recopilaciones posteriores o, cuando incluye alguno, lo reescribe para transformarlo en una entidad nueva que no suele tener más que una relación metafórica con el texto original, como si la reescritura fuese una traducción o recreación a distancia de una voz que no acepta como totalmente suya.

Las distintas ediciones de Libertad bajo palabra, la recopilación posterior de la temprana obra poética, ostentan como parte de su título las fechas "1935-1957". A pesar de que varios de los textos incluidos llevan al calce fechas anteriores, se ve que el autor fija su propio origen como poeta en el año de 1935. Sin embargo, empieza a publicar poemas en 1931. Los textos líricos de los primeros años, o están excluidos del canon de Libertad bajo palabra (un canon que no es fijo sino sujeto a constantes reacomodos), o se dan en versiones nuevas que traducen la intención estética original a términos más aceptables para el poeta maduro: son recreaciones que constituyen muchas veces poemas nuevos. En el olvido, la supresión o la reiterada reescritura, el texto original queda sepultado bajo las capas de un palimpsesto.

Todo poeta dirá que los poemas olvidados merecen el olvido: son meros ejercicios del aprendizaje. Sin embargo, para un lector el rastreo de estos orígenes sepultados puede revelar no sólo los inevitables ecos de otras voces -influencias, maestros y precursores- sino también los brotes, casi siempre confusos y contradictorios, de una incipiente voz que busca expresarse en sus propios términos. La exploración de las raíces de una personalidad poética también ayuda a comprender mejor los logros posteriores.

Hasta ahora se ha pensado que el primer poema de Paz es "Cabellera", publicado en el Suplemento Dominical del periódico El Nacional en agosto de 1931 y exhumado por Hugo Verani en 1982, pero la verdad es que dos meses antes, en el mismo diario, el joven de 17 años da a conocer lo que es, a todas luces, su poema inaugural. Se llama "Juego" y apareció en la sección "Los nuevos" bajo la firma de Octavio Paz Lozano, nombre que usaba para distinguirse de su padre, Octavio Paz Solórzano.

Desde el título, "Juego" es una declaración y realización de "arte poética". Reproduzco este texto totalmente desconocido:

Poema precioso que celebra el espíritu juvenil y deportivo de cierta vanguardia despreocupada, embelesada con su propia capacidad creadora. La contundencia afirmativa comunica una impresión de poderío y seguridad: una especie de sobrecompensación del principiante. Se estrena en la libertad expresiva del verso libre, forma canonizada por las vanguardias, y en este festejo de la modernidad se dirigen ráfagas de humor iconoclasta a los tópicos convencionales de la poesía modernista (lo gris, lo crepuscular, la solemnidad de la parábola moralizante). "Juego" es un tributo a la vanguardia lúdica de la década anterior y hace pensar en Alberti, Diego, Cocteau y el creacionismo de Huidobro. Es un homenaje todavía más explícito a Carlos Pellicer, quien más influye en sus inicios poéticos y que es, en este momento, la encarnación de la poesía moderna para el joven, además de ser su profesor de literatura en el Escuela Nacional Preparatoria. El poema comparte con Pellicer el brillante colorido, el asombro ante lo natural, la sensación de humor, gozo, frescura y alegría. El yo habla con desparpajo, confiado en su relación íntima y familiar con todas las cosas, inmerso en lo que Pellicer llamó "este libre tuteo con el mundo".

No es difícil reconocer la fuente directa de este poema inaugural: se trata de "Estudio", recogido en Colores en el mar y otros poemas (1921), el primer libro de Pellicer. El muy conocido modelo comienza así:

"Juego" emplea los mismos verbos en futuro, revela la misma concepción plástica y afirma el mismo poderío ilimitado y cosmogónico del artista (Huidobro había proclamado: "El poeta es un pequeño Dios"). El joven se apropia de la voz poética del precursor, de su vocabulario y de sus metáforas audaces, que transmiten una sensación de velocidad vertiginosa. El poeta ordena e inventa el mundo. Lo real se metamorfosea gracias al poder liberador y transformador de la imagen. La actitud de travesura irreverente, clara herencia de las vanguardias, se traduce en el placer de poder destruir los símbolos estereotipados de cierta poesía modernista: "Quizá asesine a un crepúsculo". Se juega con el tiempo, la geografía, la naturaleza, y también con el poder metafórico del lenguaje: el poeta es el que "arroja" las nubes-palabras sobre el "papel inexpresivo" para provocar el asombro de lo nuevo.

Tal como se esperaría de un producto tan juvenil, el poema está demasiado cerca del modelo, pero el conjunto no desmerece. El poeta vive a la sombra de sus padres poéticos, pero esta sombra es luminosa. No hay una transformación de lo recibido, pero lo más significativo es la rapidez y precocidad del proceso de asimilación. Por último, ¿no es revelador que el principiante haya seleccionado, entre todos los modelos disponibles, el que representaba una poesía expansiva, impulsada por la energía vital y lúdica, en lugar de una poesía encerrada en los confines rigurosos del intelecto? Se estrena dialogando con el mundo, un diálogo que pronto será el gran sueño de "una poesía de comunión".

La imitación no es ciega ni pasiva: obedece a una lógica intuitiva de exploración. Sólo a través de las voces ajenas es posible poner en movimiento el proceso del autoconocimiento. El poeta empieza a buscarse en los otros y habrá que reconocer que para su primer poema escogió muy bien su modelo: una voz madura e inconfundible en su primer libro. Desde el comienzo, Paz es un poeta que sabe reír. El humor es una de sus voces; el juego es otra de sus lecciones; la apuesta por la aventura es su signo.