La Jornada 16 de diciembre de 1997

Policías mexicanos, en la nómina de agentes de la DEA

David Aponte Ť Cada uno de los agentes de la DEA adscritos a México obtuvo una ``partida secreta'' con el propósito de establecer un red de informantes entre las policías mexicanas, las instituciones públicas y las propias organizaciones del narcotráfico, revelan reportes de inteligencia mexicana.

Los elementos de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos tienen en sus nóminas a policías de los tres niveles de gobierno de México, fundamentalmente para obtener datos de la actividad del narcotráfico, indican.

De acuerdo con los reportes dados conocer por una fuente vinculada a la lucha contra el tráfico de drogas, los 57 elementos de la DEA asignados a territorio nacional --agentes, técnicos y administrativos-- recibieron los recursos necesarios para mantener una ``red de informantes entre los diferentes sectores, donde presumen la existencia de operaciones del narcotráfico''. La decisión del presupuesto secreto fue tomada en Washington, una vez que las autoridades mexicanas encargadas del combate al narco rechazaron que los agentes de la DEA pudieran portar armas para su defensa personal, mencionan las fuentes.

Objetivos

Los reportes explican que los objetivos de la red de informantes en México son: mantener a los agentes de la DEA alejados de cualquier operativo o actividad que ponga en peligro su integridad física; recabar cualquier información de las actividades de los cárteles mexicanos, de sus operaciones en territorio de este país y establecer las rutas para el traslado de los estupefacientes hacia Estados Unidos.

Al igual que los agentes de la DEA, la red cubre las ciudades fronterizas, sobre todo las de mayor paso de drogas como Tijuana, Ciudad Juárez y Hermosillo.

No obstante, también alcanza otras zonas en los estados de Jalisco, Quintana Roo y el Distrito Federal, agregan.

Alguna parte de la información recabada entre los ``colaboradores'' de la DEA, muchos de ellos policías estatales y federales, es compartida o entregada a las autoridades de la fiscalía antidrogas de México. El grueso de los reportes es enviado a la ciudad de Washington para identificar a las cabezas del narcotráfico y su modus operandi, señalan.

Según los informes de inteligencia del país, el gobierno de México está al tanto de estas actividades de los agentes estadunidenses. Sin embargo, los encargados de la lucha antinarcóticos no ponen objeciones y mantienen cierta flexibilidad, debido a que los oficiales de la DEA no fueron autorizados para portar armas.

Adicionalmente, confirman que algunos de los informantes han sido asesinados en 1997 por sicarios al servicio de las organizaciones criminales --entre ellos el cártel de los hermanos Arellano Félix-- e indicaron que el total de los agentes antinarcóticos salió de México en 1994, por falta de seguridad y garantías.

A partir de esa fecha, el gobierno de Washington comenzó la presión para obtener permisos de portación de armas para sus elementos destacamentados en territorio mexicano. Después del hallazgo de que el jefe antinarcóticos de México, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, tenía nexos con el cártel de Juárez, la DEA insistió en el tema y hasta el momento no ha obtenido resultados positivos.

Para la compra de reportes vinculados con tráfico de narcóticos, los agentes estadunidenses adscritos a territorio mexicano tienen las ``prerrogativas'' de no revelar los nombres e identidades de sus informantes ni rendir cuentas de los gastos en ese rubro a sus superiores inmediatos. Los oficiales gastan su presupuesto a discreción, se dijo.

Las fuentes de inteligencia mexicana no cuentan con datos fidedignos de los montos que gasta la agencia antidrogas estadunidense en su red de informantes, pero saben que el presupuesto continuará en el año fiscal de 1998. A nivel global y de conformidad con datos oficiales, la DEA gastará más de mil 150 millones de dólares, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) cerca de 850 millones y la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca unos 360 millones de dólares en el curso de 1998.