La Jornada 23 de diciembre de 1997

Niega que haya partidas secretas para uso discrecional del ingeniero

Juan Antonio Zúñiga M. Ť El 83.4 por ciento del presupuesto de la ciudad de México para 1998 se encuentra ya comprometido a gastos de carácter irreductible y compromisos asumidos desde la pasada administración, lo que significa que sólo 16 centavos por cada peso están disponibles para avanzar en la transición, informó ayer el secretario de Finanzas del gobierno capitalino, Antonio Ortiz Salinas.

Al comparecer ante el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el funcionario puntualizó que ``la capacidad financiera del DF está seriamente limitada'', y advirtió que el gobierno no puede sostener por sí mismo el subsidio --de 6 mil millones de pesos-- que representa dar servicios gratuitos a 6 millones de personas que diariamente se trasladan a esta ciudad procedentes de entidades aledañas, a las instituciones federales, a las representaciones diplomáticas y hasta empresas o asociaciones como Reino Aventura.

Ortiz fue directo en su exposición sobre los obstáculos, posibilidades y limitaciones que enfrenta la estrategia económica del primer gobierno electo de la ciudad de México. Hizo particular énfasis en el peso de la deuda y su servicio, así como en la ausencia de corresponsabilidad, tanto del gobierno federal como de las entidades vecinas, en retribuir fiscalmente el costo de los servicios públicos que utilizan diariamente sus habitantes en el ámbito territorial capitalino.

En el caso del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que absorberá la mayor parte de la deuda que contrató por anticipado la última regencia, el secretario de Finanzas comparó: ``los costos de operación del Metro implicarán un déficit de 4 mil 500 millones de pesos, el cual no podría ser cubierto ni con toda la recaudación del impuesto predial, que será de 3 mil 893.4 millones''.

Sobre la tendencia y estado actual del endeudamiento público capitalino, subrayó que se trata de ``una herencia del gobierno anterior, puesto que se contrataron diferentes líneas de crédito que abarcan varios ejercicios presupuestales, con lo que se limita seriamente la posibilidad para iniciar otros proyectos e inversión''.

Durante los tres años del gobierno de Oscar Espinosa la deuda pasó de mil 400 millones de pesos a 12 mil 655 millones, lo que representa un incremento de 804 por ciento y mantiene su tendencia ascendente. ``Se prevé que al término del año 2000 el monto del endeudamiento de la capital será de 33 mil 496 millones, consecuencia de los compromisos contraídos en la anterior administración'', precisó.

El largo adiós

Sin perder el rigor del análisis técnico, la exposición de Ortiz se apegó a los criterios que hacen de la política económica, en cualquier sociedad y sistema, una economía política.

Así se llegó a determinar que 27 por ciento de los ingresos totales del gobierno del DF para 1998; es decir, 10 mil 452.3 millones de pesos, sin considerar los provenientes de la deuda, ``están condicionados directamente a un gasto que se aplica en el programa o acción específicos para los que fueron autorizados'', por lo que se les denominó ``ingresos virtuales''.

Pero por el lado del gasto ocurre un fenómeno similar. Existe un conjunto de erogaciones para cubrir los costos mínimos con los que se mantienen en funcionamiento los servicios de la ciudad, como son las remuneraciones de policías, personal de limpia y médicos, pago de energía eléctrica, combustibles, agua y otros insumos, los cuales importarán 24 mil 261 millones de pesos; una cantidad equivalente a 52.5 por ciento del presupuesto total de egresos y, se les identifica como ``gastos irreductibles''.

Para reducir el efecto de la limitante que imponen tanto los ``ingresos virtuales'' como los ``gastos irreductibles `', se han sometido a evaluación todos los programas y proyectos del gobierno de la ciudad con el propósito de disminuir desperdicios e ineficiencias, eliminar desviaciones y combatir la corrupción.

Ortiz Salinas manifestó que las limitaciones que impone una estructura presupuestal que destina 65 por ciento de las erogaciones al gasto corriente, con predominio del pago de nóminas, no detendrá la política de mejorar los niveles de vida y seguridad de los capitalinos. En conjunto, dijo, 77.3 centavos de cada peso que se gaste en 1998 se destinarán a los programas de justicia y seguridad pública, bienestar social y transporte e infraestructura urbana.

Para atenuar las heredadas limitaciones presupuestales, Ortiz propuso tres mecanismos a negociar con la Federación: asunción de pasivos y restructuración de deuda, transferencias destinadas a transporte, seguridad pública e infraestructura hidráulica y participación directa del gobierno federal en el financiamiento de proyectos de infraestructura, tales como la línea B del Metro y los sistemas de tratamiento de aguas residuales que genera la ciudad de México.