No se puede pedir reanudar el diálogo con un fusil en la cabeza: Rivera Carrera
El arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, condenó los crímenes perpetrados en Chiapas y exigió a las autoridades responsables se haga una investigación a fondo de los hechos y se castigue a los culpables.
``Es tiempo de que ya no se siga jugando con México; es tiempo de que se pida el desarme, pues no puede continuarse con la petición de que se reanude el diálogo cuando se tiene un fusil en la cabeza'', manifestó el prelado.
También reprobaron los actos de violencia en aquella entidad y exigieron a las autoridades el esclarecimiento de la matanza y que los culpables no queden en el anonimato e impunidad, el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez; el arzobispo de San Luis Potosí, Arturo Zsimansky Ramírez, y los obispos de Cuernavaca, Luis Reynoso; de León y Celaya, José Guadalupe Martín Rábago y Jesús Humberto Velázquez,respectivamente, y el vocero de la diócesis de Veracruz, Víctor Manuel Díaz Mendoza.
Norberto Rivera se pronunció porque haya un diálogo y un compromiso nacional para que la tendencia en Chiapas se revierta. Sin querer nombrar responsables de los acontecimientos, señaló que más que buscar culpables, la situación exige atender las causas profundas que han llevado a la violencia en esa entidad.
``La situación que viven nuestros hermanos chiapanecos reclama una atención especial del gobierno, del Ejército Mexicano, de la Iglesia y de todos los mexicanos, pero sobre todo de aquellos que tienen una responsabilidad inmediata y quienes deben investigar las causas que han provocado esos crímenes'', expuso momentos antes de ofrecer una misa de Navidad a los sentenciados del penal de Santa Martha Acatitla.
El cardenal de Guadalajara, Sandoval Iñiguez, manifestó que la violencia en Chiapas se ha convertido ``en una espina que molesta el cuerpo del país''. Agregó que ha habido negligencia para afrontar el problema de Chiapas y darle solución dentro del orden y con justicia.
En San Luis Potosí, el arzobispo Zsimansky Ramírez deploró la matanza de indígenas y exigió el cese inmediato de la violencia y la guerra de baja intensidad en el sureste del país.
A su vez, Alicia B. Cruz, del Comité Civil del Frente Zapatista de Liberación Nacional en aquella entidad, pidió castigo para Julio César Ruiz Ferro, gobernador de Chiapas, a quien responsabilizó de la matanza.
Luis Reynoso, noveno obispo de Cuernavaca, luego de condenar la matanza propuso que se integre una caravana nacional por la paz a través del envío de brigadas civiles, para tratar de salvaguardar el orden social, recomponer la moral comunitaria y restablecer la fe en Dios.
Los obispos de las ciudades de León y Celaya, Guanajuato, José Guadalupe Martín Rábago y Jesús Humberto Velázquez, tras expresar su ``dolor, coraje, impotencia por el asesinato de nuestros hermanos en Chiapas'', dijeron que no se puede aceptar ``este baño de sangre que es una muestra más de las injusticias en contra de los más pobres''.
Por su parte, el vocero de la diócesis de Veracruz, Víctor Manuel Díaz Mendoza, calificó los acontecimientos como ``una afrenta no sólo a la sociedad mexicana sino a la voluntad de Cristo, que demanda la atención urgente por parte de autoridades y ciudadanos''. (Elizabeth Velasco C. y Cayetano Frías, Antonio González, Francisco Guerrero, Manuel Carrillo y Andres Timoteo, corresponsales)