Vera López: la entidad, al borde de la guerra civil
Fabiola Martínez Ť Desde el 18 de octubre la diócesis de San Cristóbal de las Casas advirtió al secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet -por medio de una carta-, ``de las tácticas genocidas de grupos paramilitares en la zona norte de Chiapas''.
El 21 de diciembre, 64 días después, el obispo Samuel Ruiz García y el coadjutor Raúl Vera López alertaron al secretario de Gobierno de Chiapas, Homero Tovilla Cristiani, de la posibilidad de un ataque contra comunidades indígenas del municipio de Chenalhó, donde este lunes fueron asesinadas al menos 45 personas.
Vera López manifestó lo anterior antes de viajar a Roma para un asunto ``privado''; sin embargo, dijo: ``aprovecharé la visita para denunciar ante la alta jerarquía católica y la Congregación de Justicia y Paz del Vaticano ``que en Chiapas estamos al borde de una guerra civil y que el gobierno no está haciendo nada ante la ejecución paulatina de toda una población indígena''.
``Llegaron a Acteal a disparar, la gente se refugió en la escuela y en la iglesia, y hasta ahí se les persiguió. Se trata de una estrategia bien definida desde la zona norte de Chiapas para cambiar la guerra entre los dos ejércitos (Mexicano y Zapatista) por una de civiles. Por eso hablamos de una guerra de baja intensidad'', añadió.
``Testigos relataron escenas de niños gateando sobre sus madres muertas. Hay riesgo de una guerra civil en México. Por amor de Dios, ¿qué ya se nos olvidaron los días de guerra en 1994 y que existe cantidad de grupos armados en el país?'', se preguntó el prelado.
``Esta mañana -comentó- se me dijo en la diócesis que a 200 metros del ataque estaba la policía, es decir, la misma situación que he visto desde mayo de 1996, cuando los elementos de Seguridad Pública -destacamentada a 4 kilómetros de Bachajón- presenciaron los destrozos que cometía el grupo paramilitar de Los Chinchulines''.
Entonces, continuó Vera López, se ve ``claramente'' la connivencia entre las fuerzas de seguridad del estado y las paramilitares, mientras que el gobierno no hace nada para detener este genocidio.
Consternado, dijo que el avance de los grupos paramilitares y la indiferencia ante la propagación de grupos armados ``es el mismo error que llevó a Centroamérica a la guerra civil''.
-Hay algunas voces que consideran los enfrentamientos un problema intercomunitario, ¿cuál es la opinión de la diócesis al respecto?
-¡Por Dios, la violencia en Acteal y otras comunidades de la región es una grave responsabilidad de los gobiernos federal y estatal! Chiapas es un problema nacional, y si todo el país no reacciona ante esta flagrante violación a la legalidad, se multiplicarán los grupos que actúan con una impunidad que ustedes no se pueden imaginar.
-Entonces, ¿se advirtió sobre la matanza del lunes?
-Sí, por supuesto. La diócesis habló con el secretario de Gobierno de la entidad; no con cualquier persona ¡eh!, se habló con el secretario porque teníamos evidencias de lo que se preparaba desde antier; se les informó a tiempo y ahora dicen que no pasó nada, que sólo fueron cuatro disparos. ¡Eso no puede ser!
-¿Quién solapa a los grupos ofensivos?
-Se está entregando una millonada a grupos que se sabe están armados. ¿Que quién firma como testigo de honor la entrega de recursos con el argumento agrario?, pues, por ejemplo, un señor Mario Hernán Castillo, entonces comandante de la zona militar. Son recursos para grupos militares, sólo un tonto no entiende eso: estoy hablando de un dineral que se le entrega a grupos como Paz y Justicia, y yo se lo estoy diciendo.
La misiva
El coadjutor de la diócesis de San Cristóbal redactó la misiva del 18 de octubre y que fue entregada al titular de Gobernación, documento del que se remitió copia al obispo de Jalapa, Sergio Obeso Rivera, entonces presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano; a Pedro Joaquín Coldwell, representante de la delegación gubernamental en Chiapas, y al director de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Jaime Almazán.
En el documento Vera López denunció: ``los grupos paramilitares en lugar de ofrecer una solución a los pobres de Chiapas les hacen una guerra disfrazada, en la que ex militares y ex agentes de seguridad pública entrenan a los civiles, y los diputados priístas patrocinan la venta y tráfico de armas para que se lancen contra sus hermanos.
``Si a ti (Emilio Chuayffet) y al señor Presidente les están planteando un cuadro falso de las cosas, por favor escuchen a quienes están trabajando con honestidad por una solución verdadera. Es gravísimo lo que aquí se está haciendo: ejecutar de manera paulatina y con un desgaste criminal a toda una población indígena y a quienes se atrevan a defenderlos, por medio de una guerra civil provocada por las fuerzas de seguridad''.