Jim Cason y David Brooks/ Washington
La masacre de Acteal provocó que el tema de
Chiapas, olvidado aquí en Estados Unidos, reapareciera en las
pantallas de tv, la radio y las primeras planas. Hubo reacciones que
fueron de pronunciamientos de la Casa Blanca a protestas de diversas
comunidades a lo largo del país.
Los medios han puesto el acento en las condenas de la matanza,
pero poco han dicho sobre el contexto político en que se perpetró.
El Washington Post acompañó un reportaje con la foto de
una pinta que decía ``Zedillo Genocidio''. La nota de Los Angeles
Times puso énfasis en la falta de acción gubernamental ante los
paramilitares en el periodo anterior al 22 de diciembre.
Pero, en general, la prensa estadunidense no ha considerado al
gobierno de Zedillo un factor del violento hecho y, en consecuencia,
ha expresado su apoyo a la intervención del gobierno federal en la
investigación y también su preocupación por el desafío que el hecho
representa para las reformas emprendidas del presidente mexicano.
Ernesto Zedillo y su gobierno no han sido responsabilizados
por los medios, ni por los grupos de derechos humanos, ni por
funcionarios del gobierno estadunidense, más alla de señalarse que, al
parecer, los asesinos forman parte del mismo partido del
presidente.
A pesar de esta actitud, Chiapas, que había desaparecido del
debate estadunidense, que no existía en los medios y en esta capital
sólo era tema para especialistas, ha regresado desde el pasado 22 de
diciembre, debido a la matanza en Acteal.
Durante los últimos días, la matanza ocupó las primeras planas
de The New York Times y de Los Angeles Times, y también
ha sido noticia principal en el Washington Post y el Wall
Street Journal.
Desde el miércoles, los estadunidenses se enteraron de la
masacre a través de National Public Radio y, hasta 24 horas después de
los sucesos, los noticiarios nacionales de la NBC y CNN trasmitieron
imágenes y reportajes desde Chiapas.
El Departamento de Estado condenó los hechos e instó al
gobierno mexicano a llevar a cabo una investigación ``plena y rápida''
del asunto.
Pero el día siguiente, miércoles, después de que la
cancillería mexicana criticó a voceros de gobiernos extranjeros, que
``demandaban'' o ``instaban'' a México a tomar decisiones sobre el
asunto, la Casa Blanca ordenó al Departamento de Estado no emitir más
declaraciones sobre la masacre.
Fue entonces cuando el presidente Bill Clinton emitió su
propia declaración, describiendo el ataque como ``una violación de los
valores humanos más básicos''.
En su declaración, Clinton expresó ``apoyo'' para la
investigación anunciada por Zedillo e hizo un llamado al diálogo
político y la reconciliación.
Como en Guatemala: Chomsky
Sin embargo, algunos analistas en este país señalan que sí hay una
alarmante semejanza entre los eventos en Chiapas y conflictos previos
en América Latina.
``Es bastante parecido a lo que ocurrió en Guatemala, donde
las fuerzas de defensa civil se convirtieron en fuerzas paramilitares
para minar apoyo a la guerrilla entre la población local'', afirmó el
profesor Noam Chomsky, en una entrevista con La Jornada, este
viernes. ``Todos esperaban desde el comienzo que, tan pronto
desapareciera el apoyo internacional para los zapatistas, hubiera un
uso creciente de estas fuerzas paramilitares''.
Chomsky explicó que aunque no conoce todos los detalles de la
dinámica local en Chiapas, el patrón de la violencia rural debería de
ser familiar para cualquiera que sigue los conflictos
latinoamericanos. ``Cosas parecidas ocurrieron en Brasil, donde los
ejércitos privados actuaron en el interés de los finqueros con
impunidad''.
Hoy, el impacto de la masacre ha interrumpido el silencio
sobre Chiapas en este país.
``Durante los últimos dos años hemos estado tratando de
alertar al gobierno estadunidense de la gravedad de la situación en el
sur de México'', comentó a La Jornada Eric Olson, de la Oficina
de Washington sobre América Latina (WOLA).
``Pero todos decían que no se podía hacer nada. Ahora, se
tiene una tragedia de esta magnitud y con ello en algunos de los
niveles más altos del gobierno estadunidense están reconociendo y
aceptando que prevalece una situación muy grave''.
Olson considera que los gobiernos de México y Estados Unidos
estaban concientes del conflicto, y que ``todos los que contribuyeron
a la demora de implementar los acuerdos de paz tienen cierta
responsabilidad por lo ocurrido''.
Un golpe a la confianza en el PRI: NYT
Bajo el título Muerte en Chiapas, el New York Times
aseveró en un editorial que los hechos son ``un nuevo golpe a la
confianza pública en el partido en el poder de México y un desafío a
los planes de reforma del presidente Ernesto Zedillo''.
Aunque elogia la decisión de llevar a cabo una investigación
federal sobre el asunto, el rotativo más influyente de Estados Unidos
advierte que ``el récord reciente de México de investigar crímenes
políticamente sensibles es pobre''.
Y concluye que ``la carnicería en Acteal se pareció a las
atrocidades de los escuadrones de la muerte en Guatemala, algo que la
mayoría de mexicanos pensaban nunca podría ocurrir en su propio
país. Tristemente, se equivocaron''.
El 2 de enero se realizarán manifestaciones de protesta frente
a los 42 consulados de México en Estados Unidos, organizadas por
grupos que desestiman las versiones oficiales y piensan -como Joel
Solomon, encargado de Human Rights Watch/Americas para México- que la
masacre en Acteal ``no fue un incidente aislado''.