Onécimo Hidalgo
Formación de Las Abejas
El 15 de noviembre de 1992 en la comunidad de Tzanembolom, municipio de Chenalhó, se suscitó un problema familiar entre los hermanos Catarina, María y Agustín Hernández López, por la disputa de unas 120 hectáreas de tierra que les dejó su padre como herencia. Por el simple hecho de ser mujeres, Agustín no quería reconocer el derecho a la tierra de sus hermanas. Como es costumbre en las comunidades indígenas, hicieron una asamblea en la comunidad y la decisión fue repartir la tierra en tres partes iguales. Al hacer la medición y deslinde, 60 hectáreas no estaban registradas en el certificado de derechos agrarios. La comunidad decidió que la parte restante se dividiera entre los hermanos incluyendo las mujeres, pero Agustín no estuvo de acuerdo y decidió entregar la tierra a algunos habitantes de Izanembolom que lo apoyaban y a otros de las comunidades de Yibelhó, Las Delicias y Yabteklum; por lo que se formaron dos grupos: uno apoyaba a Agustín y otro a sus hermanas; este últimos se aglutinó en la Organización Popular para la Defensa de Las Culturas (ORPODEC), que pertenece a Solidaridad Campesino Magisterial (Socama). El día 17 de noviembre, el grupo de Agustín secuestró a las dos mujeres junto con sus hijos, obligándolas a firmar un documento donde renunciaban a las tierras sobrantes (Resumen Informativo No. 21, Pág. 3 del CIACH, AC).
Durante la segunda quincena de noviembre y la primera de diciembre, los habitantes de Tzanenbolom que apoyaban a las dos mujeres, recorrieron varias comunidades para formar una organización que les permitiera defenderse de los ataques del grupo de Agustín, y bajo el cobijo de la Sociedad de Productores de Café citaron a una reunión el 9 de diciembre de 1992 en la comunidad de Tzajalchén. Unas 22 comunidades de Chenalhó formaron ahí la organización Las Abejas, pensando que había que ``juntarse y construir nuestra casa como el panal de las abejas, donde todos trabajemos en colectivo y que gocemos de lo mismo y producir la miel para todos... aunque sabíamos que el trabajo iba a ser lento pero seguro''. (1)
Al término de la reunión fueron agredidos a balazos los hermanos Vicente, Nicolás y Lorenzo Gutiérrez, por el grupo que dirigía Agustín Hernández López, ya reforzado con algunos habitantes de Tzanembolom. Como resultado de esto murió Vicente Gutiérrez, agente municipal de Tzajalchen, y quedaron heridos de gravedad Nicolás y Lorenzo. Los habitantes de la comunidad llamaron por radio a la presidencia municipal para trasladar los heridos a San Cristóbal. A las 01:00 del siguiente día, el presidente municipal, Antonio Pérez Vázquez, pidió que sacaran los heridos a la carretera y dijo que llegaría una ambulancia. La comunidad los conduce al punto indicado, pero al llegar a Canolal, ahí estaba el juez municipal con una lista de personas que presidieron la reunión anterior y que en ese momento transportaban a los heridos. Sin órdenes de aprehensión, Felipe Hernández Pérez, Mariano Pérez Vázquez, Sebastián Pérez Vázquez y Manuel Pérez Gutiérrez fueron detenidos y enviados al Centro de Readaptación Social de San Cristóbal, mientras los heridos eran llevados a la Clínica de Campo.
La situación era tensa en Chenalhó, porque simultáneamente Mariano Gutiérrez Hernández, Miguel Jiménez y Emilio Rodríguez, encabezaron otro grupo que se dirigió a Tzajalchen para agredir a las mujeres de los heridos: María Pérez López y Rosa Jiménez Ruiz, y de paso violaron a Catarina Arias Pérez con 7 meses de embarazo.
Mientras el procurador de Justicia del Estado, en aquel entonces, Rafael González Lastra, informaba de cinco personas detenidas ``responsables'' de la agresión, y giraba 28 órdenes de aprehensión (contra aquellos que participaron en la formación de Las Abejas). Mientras tanto, el entonces secretario de Participación Comunitaria, Elmar Setzer Marseille, vociferaba (al igual que hoy), que el personal de la Procuraduría de Justicia y 120 elementos de la Policía de Seguridad Pública, y el presidente municipal de Chenalhó, hicieron acto de presencia en la zona para ``calmar la situación''.
El 21 de diciembre, unos mil 500 indígenas reafirmaban su decisión de luchar hasta conseguir la libertad de sus compañeros presos injustamente y realizaron una marcha de Yabteklum a San Cristóbal, donde instalaron un plantón en la Plaza Catedral. Ejercieron una presión muy fuerte; durante cinco días consecutivos realizaron marchas de San Cristóbal a la comunidad El Chivero, donde se encontraba el Cereso número 5 (que hoy es cuartel y centro de operaciones de Seguridad Pública y del grupo Fuerza y Reacción).
El movimiento cobró fuerza el 4 de enero de 1993, cuando se sumaron en apoyo indígenas de Simojovel, Larráinzar, Chalchihuitán y Pantelhó, por lo que el día 6, la Procuraduría de Justicia del Estado se vio obligada a liberar a los detenidos por el desvanecimiento de pruebas.
Durante este proceso se retiraron de Socama y rompieron con el Partido del Frente Cardenista porque ``su actitud ha sido quererse aprovechar de nuestro movimiento confundiendo a la gente, haciendo aparecer a nuestros compañeros como verdaderos culpables'' (Volante de Las Abejas del 23 de diciembre de 1992).
Las ONG que los apoyaron fueron el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, contra la detención ilegal de los cinco indígenas, porque el síndico y el juez municipales ``actuaron dolosamente'' y el Ministerio Público también con las declaraciones de las mujeres agredidas; por lo que el Grupo de Mujeres de San Cristóbal, asumió su defensa.
Como sucede hoy día, el periódico estatal La Voz del Sureste (propiedad de los hermanos Coello Trejo) y el Cuarto Poder, acusaron al Sacerdote de Chenalhó, Miguel Chanteau, a la Diócesis de San Cristóbal y al obispo Samuel Ruiz, de ser los responsables de la violencia (2). Al ser liberados los indígenas, don Samuel ofició una misa en la catedral de San Cristóbal, y dijo: ``Es preocupante la dimensión que están tomando los acontecimientos, cuando ahora se le atribuye a la Diócesis de San Cristóbal la autoría intelectual de los asesinatos de Chenalhó y Altamirano, cuando se puede observar que en los medios de difusión existiera una consigna de manifestarse en contra de la Diócesis'' (Resumen Informativo No. 22 Pág. 5 y 7, CIACH, A.C.)
Las personas que iniciaron el conflicto en 1992, son las mismas que crearon el problema del banco de arena y grava en Majomut, y que ahora aparecen en la lista que Las Abejas entregaron a las autoridades con los nombres de los responsables de la matanza del 22 de diciembre: José Ruiz Pérez, Cristóbal Ruiz Pérez, Juan Gutiérrez Guzmán y Norberto Gutiérrez Guzmán.
Las Abejas en la insurgencia civil de 1994
Al hacer su aparición pública el EZLN en 1994, Las Abejas se reúnen deciden mantenerse como movimiento civil, pensando: ``Así como nuestro cuerpo tiene dos ojos, dos oídos, dos manos, dos piernas, la sociedad tiene que tener sus dos piernas, el EZLN es una y nosotros como civiles somos la otra. No somos EZLN porque no respondemos a sus órdenes, tenemos que hacer la lucha pacífica y no con armas. Somos hermanos con ellos y para los dos nuestro principal enemigo es el gobierno y las autoridades priístas que organizan los paramilitares, que distinguen quienes son sociedad civil y quienes EZLN, barren parejo''. (3)
Tienen muy clara su participación como sociedad civil y los riesgos que corren, porque dicen: ``Somos el colchón entre el gobierno y los zapatistas, porque somos sociedad civil, y en caso de que haya un ataque contra ellos, somos los que podemos resistir, si este colchón se rompe, es más fácil para el gobierno atacar a los hermanos del EZ. Por eso pintamos nuestras casas de blanco, nuestros templos, y hemos puesto letreros que dicen zona neutral para que no nos ataquen, pero los priístas no nos respetaron''. (4)
En la actualidad, Las Abejas tienen presencia en 24 comunidades de Chenalhó y persisten en la lucha civil; su participación política ha sido en el Gobierno de Transición en Rebeldía con Amado Avendaño, en la Convención Nacional Democrática de agosto de 1994 a la que convocó el EZLN y en las elecciones del 21 de agosto del mismo año; en la Consulta Nacional por la Paz y la Democracia de agosto de 1995, en los eventos a los que ha convocado el EZLN, en la Asamblea Estatal Democrática del Pueblo Chiapaneco (AEDPCH) y, como observadores, en la fundación del Frente Zapatista de Liberación Nacional.
Cuando aparece la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona, Las Abejas, en asambea de delegados comunitarios, deciden integrarse al FZLN y comunican su decisión a los mandos regionales del EZLN, quienes les contestan que su participación como sociedad civil es muy importante y que se mantengan como están. Cosa que comunican a sus bases y aceptan; desde entonces se llaman Sociedad Civil Las Abejas, nombre que manifiestan en todos los espacios donde participan y hacen una cumbia en honor a su organización:
Señoras voy a cantar una cumbia,
la organización Las Abejitas
La reina está juntamente con su pueblo,
Que es el reyno de Dios Poderoso.
Vamos todos a luchar en la sociedad civil,
para un México mejor
y un pueblo con justicia.
Los hombres organizados en su pueblo
cansados de violaciones e injusticias,
también sus representantes perseguidos
por organizar a su pueblo oprimido.
Que vivan los derechos humanos
Que viva la CONAI compañeros
Que viva nuestro patrón de Chenalhó
También la sociedad civil San Pedrano.
Las Abejas, tienen su propia estructura organizativa, sus propias comisiones en salud, educación, derechos humanos, comercialización y abasto, mujeres, conjuntos musicales, etc. Es una organización bien estructurada que se mantiene en resistencia civil, al igual que muchas de Chiapas, no pagando las cuotas de energía eléctrica, ni el impuesto predial, dispuesta a no recibir apoyo del gobierno mientras no se cumplan los Acuerdos de San Andrés, y no haya paz justa y digna en Chiapas; tampoco obedece al gobierno municipal y estatal porque no los eligieron ellos.
Sin embargo, los miembros de Las Abejas han creído en una solución a las causas que dieron origen al conflicto armado, y por eso muchos de sus miembros y algunos de los fallecidos el pasado lunes, aguantaron hambre, frío, sueño, lluvias, en los cinturones de paz en San Andrés, cuando se llevaron a cabo las negociaciones entre el EZLN y el gobierno; sin embargo, varios de ellos fueron víctimas de la estrategía del doble juego gubernamental: el diálogo como administración del conflicto, mientras se preparaba la paramilitarización del estado y les tocó lo que sí está funcionando, la guerra de baja intensidad. b
(1) Entevista a Antonio Gutiérrez, uno de los principales dirigentes de la Sociedad Civil Las Abejas. 17 de agosto de 1996.
(2) Testimonios de los desplazados miembros de Las Abejas.
(3) Testimonio de Vicente Ruiz, miembro de Las Abejas
Según este relato, los priístas actuaron con una operación militar llamada ``envolvente'', porque unos atacaron por Acteal Alto y otros por abajo, cerrando una pinza con la que rodearon a todos los que estaban orando en la ermita.
Algunos de los agresores se cubrían el rostro con pasamontañas; otros llevaban una gorra con la cara expuesta, otros se ocultaban con paliacates. Algunos vestían pantalón verde olivo, otros pantalón negro, el de otros era azul. El día del sepelio, los deudos entregaron a una persona de la diócesis de San Cristóbal un sombrero verde olivo con las claves OR, parecido a los que usan los kaibiles en Guatemala.
La paramilitarización complementa la militarización, apoyada principalmente por el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) de la Secretaría de la Defensa Nacional. La matanza es el argumento que el Ejército Mexicano necesitaba para reforzar sus posiciones estratégicas en Los Altos y cerrar la pinza con la región Norte de Chiapas.
Ahora, las fuerzas armadas penetrarán Los Altos con ``campañas de labor social'' y se coordinarán con las Unidades de Protección Civil, que tienen un papel de inteligencia policiaco-militar.
Si la guerra no se detiene ahora, impulsarán otras matanzas masivas, combinándolas con matanzas selectivas, para crear terror en la población y dejar lesiones psicológicas y sociales muy profundas en las comunidades indígenas.
Los agresores actúan con tanta impunidad que han montado guardias frente a la curia diocesana de San Cristóbal, en la terminal de los camiones que van a Chenalhó y en el mercado de San Cristóbal, donde han correteado a los desplazados. (Onécimo Hidalgo)