La Jornada 28 de diciembre de 1997

Estalla un petardo en una iglesia de La Habana; temor de eclesiásticos

Reuter, Afp y Ap, La Habana, 27 de diciembre Ť Un pequeño artefacto explosivo estalló esta madrugada frente a una antigua iglesia de La Habana sin causar víctimas o daños, pero provocó preocupación entre funcionarios eclesiásticos cuando falta menos de un mes para la histórica visita que el papa Juan Pablo II realizará a Cuba.

El cardenal cubano Jaime Ortega, quien habló con la prensa después de una reunión para jóvenes católicos en otra iglesia de la capital cubana, calificó al incidente de ``pequeño'', y añadió que no quería especular sobre quién pudo haber sido el responsable, ``ya que el asunto ya está en manos de la policía''.

El prelado de la Iglesia católica señaló que aunque la explosión del petardo podría causar ``cierta ansiedad'', no tendrá efecto en la seguridad para el Papa durante su visita del 21 al 25 de enero.

El gobierno cubano ha prometido una estrecha protección para la visita papal, y a partir del 5 de enero sólo quienes cuenten con visas especiales podrán entrar al país, mientras la vigilancia en el aeropuerto internacional de La Habana ha sido incrementada en los últimos meses.

Previamente, el vocero del arzobispado de La Habana, Orlando Márquez, aseguró que ``todos estamos preocupados'' con la detonación, la primera en un templo católico desde hace décadas, y precisó que el artefacto explosivo medía unos 10 centímetros de largo.

También aseguró que el oficial a cargo de la investigación estaba ``preocupado y en una positiva actitud de trabajo''.

Buscan crear tensión

Miguel Saludes, secretario de la iglesia de La Merced, frente a la cual se registró la explosión --un templo colonial del siglo XVIII situado cerca del puerto de la capital cubana--, dijo que el estallido se registró a las 4 de la mañana, y aunque ``fue fuerte, no causó ningún tipo de daño''.

Saludes manifestó que no tenía idea de quién puede haber colocado el artefacto, si bien especuló que ``quizá fue un tipo que quería crear tensión con la visita del Papa, que no está conforme con la visita, pero es una tontería, una mala forma de expresar inconformidad''.

Esta explosión se produce tres meses después de que al menos siete bombas fueron detonadas en instalaciones turísticas, entre abril y septiembre, lo que causó la muerte de un empresario italiano e hirió a varias otras personas.

Las autoridades, que detuvieron al ex cadete salvadoreño Raúl Cruz León por esos atentados, afirman que exiliados cubanos de extrema derecha residentes en Estados Unidos están detrás de los ataques.

Horas después de la explosión de esta madrugada se ofició misa en la iglesia de La Merced en un ambiente normal y sin que se hubiera signos de haberse montado una operación de seguridad especial alrededor del templo.

La explosión ocurrió dos días después de la Navidad, celebrada este año en Cuba como día festivo por primera vez en 28 años, como gesto especial del gobierno del presidente Fidel Castro hacia Karol Wojtyla.

Ante centenares de jóvenes que se congregaron este sábado en la iglesia Jesús de Miramar para participar en la Segunda Jornada Diocesana de Jóvenes, el cardenal Ortega dijo que no deben esperar resultados económicos ni políticos de la visita de Juan Pablo II, sino tomarla como un refuerzo a la fe de los cubanos.

Ortega también destacó el hecho de que la prensa estatal haya dado una total cobertura al mensaje enviado por el Papa al pueblo cubano antes de Navidad, y señaló que esto era ``algo increíble''.

Por otra parte, un edificio abandonado del barrio de Marianao se derrumbó el jueves mientras 18 fieles asistían a un oficio religioso de la Iglesia pentecostal, lo que dejó tres muertos y 10 heridos entre personas que luego entraron a robar ladrillos dentro de las ruinas, informó la víspera la televisión cubana.

En Miami, finalmente, se informó que nueve cubanos que llevan meses detenidos en la base naval estadunidense de Guantánamo, en el oriente de Cuba, realizan desde hace 10 días una huelga de hambre para que las autoridades de Estados Unidos los reubiquen en un tercer país.

Los nueve refugiados no fueron interceptados en aguas estadunidenses, por lo cual fueron llevados a esa base hasta que se evalúen sus solicitudes de asilo, según determinan los acuerdos migratorios suscritos entre Cuba y Estados Unidos, indicó el diario Miami Herald.