La Jornada Semanal, 28 de diciembre de 1997
Caería en el peor de los lugares comunes al decir que en Iberoamérica existe una gran tradición editorial y un ininterrumpido desarrollo de la cultura. La mayoría de las veces, sin embargo, resulta que hablar de la unión entre las repúblicas americanas es sólo un artificio retórico. Una muestra palpable del grave alejamiento americano está en la barrera que nos impide conseguir no sólo los libros de los países vecinos sino, simplemente, las publicaciones periódicas en que se habla sobre el desenvolvimiento cultural de esas naciones en apariencia tan cercanas.
A diferencia --y con envidia-- de los países europeos, nosotros no vemos en nuestros kioscos la variedad de periódicos, revistas y suplementos que podrían respaldar la idea de ese gran espacio en común tantas veces pregonado. Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías, los hispanoamericanos contamos ya con algunas publicaciones digitales accesibles a través de Internet que podrían ayudar a paliar, cuando menos en parte, el desconocimiento mutuo y a superar la retórica hispanoamericanista hueca.
Con estos nuevos medios, Iberoamérica comienza a mostrar ya una cierta ventaja frente a otras regiones, quizá por haber mantenido desde el principio una actitud menos temerosa ante problemas como los del pago y la protección de los derechos de autor. Por lo pronto, algunos países de este continente cuentan ya con suplementos culturales de muy distinto tono y calidad, en los que se reproduce buena cantidad de los contenidos distribuidos semanalmente de forma impresa. Estas páginas electrónicas cuentan con el agrado de que, en clara ventaja frente a la edición en soporte de papel, la escritura digital permite y aun exige la prolongación y fusión de su espacio natural con el de otros medios audiovisuales.
Habría que señalar que a diferencia de medios de países del primer mundo, tales como The New York Times, o The Times, que venden la lectura del Book Review o del Literary Suplement a través de suscripción pagada, dentro de un movimiento incipiente pero que tiende a fortalecerse, diarios como La Nación y el Clarín de Buenos Aires; La Jornada, El Nacional, Crónica de México; La Época de Santiago de Chile; Folha de Sao P Line Cultura y Arte, publicaciones con un formato más bien tradicional y colaboraciones de primera línea, y los Suplementos Especiales, de carácter multimedia, de El Clarín. Uno de los apartados de estos últimos, el dedicado a Borges, contiene ensayos sobre el autor de El libro de arena de Piglia, Tabucchi, Barnes, Bloom, Eco, etcétera, pero también apoyos cronológicos y biobibliográficos. Hasta la voz del autor resuena en este espacio. Una consideración a este respecto. Si bien lan rediseñados para la lectura en pantalla. Las imágenes, en la versión digitalizada, ganan muchas veces en calidad. Dentro del ámbito del periodismo cultural la mayoría de los textos en Internet manifiestan una estructura más o menos convencional, en la que se da importancia sobre todo a la información o a los contenidos escritos. De hecho, con lo que contamos hoy en día en la red es con el mismo periodismo informativo y cultural impreso sobre papel. Pocas veces los editores se han arriesgado en función de los verdaderos alcances del medio, que son bastantes, y se afinarán mucho más en el futuro inmediato. Pero también nos topamos ya con algunas excepciones. En diversas páginas, sin romper con las normas, se ha optado por trasladar el estilo editorial de la casa a la red. En otras más, se decidió desde el principio romper con los esquemas.
Uno de los suplementos pioneros dentro del hiperespacio es La Jornada Semanal, con un diseño posmoderno para la red que contrasta por completo con la imagen en papel. Los proyectos mexicanos que lo han seguido son Crónica Dominical --que en cuanto a diseño ha seguido el camino opuesto-- y la Revista Mexicana de Cultura de El Nacional, cuya imagen como suplemento poco se diferencia de las de otras secciones del diario.
De entre los culturales sudamericanos cabría destacar La Época, de Santigo de Chile, que a través del programa Acrobat muestra sus planas tal y como fueron publicadas en prensa, y dos grandes propuestas argentinas, La Nación Line Cultura y Arte, publicaciones con un formato más bien tradicional y colaboraciones de primera línea, y los Suplementos Especiales, de carácter multimedia, de El Clarín. Uno de los apartados de estos últimos, el dedicado a Borges, contiene ensayos sobre el autor de El libro de arena de Piglia, Tabucchi, Barnes, Bloom, Eco, etcétera, pero también apoyos cronológicos y biobibliográficos. Hasta la voz del autor resuena en este espacio. Una consideración a este respecto. Si bien la baja calidad del sonido hace que en la lectura la voz de Borges suene defectuosa, esto se debe al inadecuado sistema de transmisión por el que optó El Clarín Digital. Otro proyecto de Internet, Radio El Espectador de Uruguay, donde se recrea una breve historia del siglo XX por intermedio de las voces de la radio, demuestra que sí se puede lograr una transmisión sonora de gran calidad.
Más allá de lugares comunes o falsas expectativas, lo que estos medios electrónicos comienzan a demostrar es que las pocas similitudes que en realidad nos alejan son mucho menos importantes que las atractivas diferencias que nos unen.