La Jornada 29 de diciembre de 1997

Mérito del PRI, el nuevo escenario político, considera Olivares Ventura

Elena Gallegos Ť Nadie le puede negar al PRI el mérito de haber alentado, frente al regateo de los votos de la oposición, la construcción del nuevo escenario político nacional gracias al cual se acabó con el bipartidismo, asegura Héctor Hugo Olivares Ventura, quien defiende el derecho de los gobernadores y funcionarios a participar en actividades partidistas porque la militancia ``no se puede esconder en el ropero''

Sobre los polémicos ``candados'' que los priístas se impusieron para seleccionar a sus candidatos, señala que su partido no obra a capricho ni hace normas para beneficiar o dañar a una persona, sino para encauzar inquietudes.

Instrumentador de la estrategia que el PRI aplicará para enfrentar los comicios que están ya a la puerta y en los que se disputarán 10 gubernaturas, mil 416 ayuntamientos y los congresos de 14 entidades, Olivares Ventura dice que en ella no tienen cabida ni la abulia ni la modorra, y sostiene:

``Una de las metas fundamentales que nos hemos propuesto para este 1998 es unificar a los nuestros, cohesionar en tareas concretas a los que fueron, a los que son y a los que pretenden ser, y rescatar un programa agresivo de gestión social que responda a las necesidades de cada demarcación. No sólo a las que estarán en la contienda, sino en todo el país.

``Buscaremos que, en primer término, este programa responda a las demandas de los

míos, de esos 11.5 millones de ciudadanos que votaron por mí y que me posicionaron el 6 de julio como primera fuerza, a 4 millones de votos de distancia y a 13 puntos porcentuales de quien es mi más cercano competidor.

``Necesitamos -sintetiza- recuperar esta cercanía con los ciudadanos, con el pueblo.''

-¿En qué momento la perdieron?

-Yo creo que no la hemos perdido. El hecho de haber sido convalidados como la primera fuerza electoral en una competencia real y auténtica que propició mi instituto, como resultado de una posición histórica y convencido de que el país debía romper con el bipartidismo y empezar a crear un sistema de partidos real, confirma que el ciudadano sigue depositando, en su gran mayoría, su confianza en mí.

-¿La selección de candidatos sigue siendo impugnada?

-Hay una decisión absoluta de respetar los procedimientos que marca el estatuto partidista. En síntesis, los títulos Tercero y Cuarto del mismo nos dan cinco procedimientos de los cuales echar mano. No hay medicinas generales. Lo que se vale en Michoacán puede no funcionar en Yucatán.

``Estos procedimientos no están ahí por generación espontánea, sino por decisión de la 17 Asamblea Nacional. Yo creo que la política es cauce, no dique. Estos acuerdos generales deben difundirse profusamente entre todos los militantes y simpatizantes para que nadie se llame a engaño.''

-¿Pero los ``candados'' han centrado el debate?

-Tenemos que hacer un esfuerzo para que no sólo nuestra militancia conozca las formas de elegir candidatos, sino para hacerlos públicos frente a la sociedad y para establecer una comunicación constante con los medios masivos a fin de que se vea que el partido no obra a capricho, no hace leyes para beneficiar a una persona, sino que esas normas son serias y buscan encauzar las inquietudes.

-¿Deben o no romperse esos ``candados''?

-Eso de ``candados'' es un adjetivo que... Yo creo que estamos exacerbando un tema que es importante pero no el único ni el más importante. Si alguna organización política ha dado pruebas de ensayar, convalidar -y aquí Héctor Hugo Olivares se levanta de su sillón, alza los brazos y remarca cada palabra-, ¡es el PRI! No de ahora, de hace muchos años, hemos puesto en práctica ¡el plebiscito de Carlos Madrazo!, ¡la democracia transparente entre comillas de Carlos Sansores Pérez!, ¡la consulta a la base de Adolfo Lugo Verduzco! Creo que la constante del partido en este y otros temas, aunque parezca paradójico, es el cambio.

``Se ha centrado en el adjetivo de `candados' el tema de la postulación de candidatos. Yo digo que en todo caso son reglas claras, no `candados'. Son los requisitos que quien esté interesado en participar debe cumplir.

``¿Qué quiere distinguir con eso la militancia de mi partido? Pues que quien sea candidato y dirigente tengan una experiencia probada en la acción política del partido, ¡del partido! Partido viene de parte. Si voy a representar esta trinchera, yo debo empezar por definir qué parte del pueblo represento, qué aspiraciones tiene, qué grupo es. Para mí no hay duda, obreros, campesinos ¡son los nuestros! Las clases marginadas, los desprotegidos ¡son los nuestros! En consecuencia, tengo que haber actuado a su lado, con ellos, para poder participar en la representación partidista.''

-¿El PRI entonces ya no puede ser el mago que se anda sacando conejos del sombrero?

-¡Así es! -sonríe y vuelve a machacar las palabras- Ni siquiera es una postura particular. Déjame decirte algo, yo presumo de que el PRI es el único partido auténticamente nacional. No hay un rincón del país donde no se me presente alguien orgullosamente priísta. Este no es un mito. Ahí está la elección federal, de 300 distritos uninominales de mayoría, por los que los ciudadanos votaron, el PRI obtuvo 55 por ciento. Esto es, ganó en 165 de esos 300.

-¿Los priístas están deprimidos porque antes no perdían tantas posiciones?

-¡Eh!, yo diría que hemos creado, como actores principales, un marco de competencia electoral que le está dando al país un sistema de partidos políticos. Nos alejamos del bipartidismo. Doloroso, ¡sí!, a nadie le gusta perder, pero llegamos a la competencia auténtica, lo que me motiva a organizarme mejor, a tener mayor cercanía con los ciudadanos.

``Voy a comentarte algo que me parece paradójico y que será tema a tratar en la famosa reforma del Estado pendiente: a mí me parece que uno de los temas que tenemos que revisar es que una organización política que obtenga por el voto directo de los ciudadanos 55 por ciento de las posiciones en la Cámara de Diputados y tenga la minoría, o que en Jalisco gane 11 de 20 distritos y no tenga la mayoría.''

-¿Lo que dices es que con ello la oposición está siendo incongruente con lo que defendió en el pasado?

-Los ciudadanos votaron por candidatos que postularon los partidos con una oferta electoral. Si las cosas se simplificaran para decir yo soy la mayoría con la suma de las minorías, bueno para qué se gasta tanto dinero del erario público. En la boleta pongamos el bloque contra el PRI, si de eso se trata. ¡Claro que no! Aquí debe haber una ética de responsabilidad política. Los partidos debemos preguntarnos por qué votaron por nosotros los ciudadanos, qué vengo a defender aquí. Porque el agua y el aceite -aquí alude directamente a PRD y PAN- no se pueden juntar.

Habla entonces del mérito ``que nadie le puede regatear'' al PRI de haber sacado en el Congreso, en 1996, la reforma política que propició el nuevo escenario electoral:

``¿Quién tenía el poder público? Yo. ¿Quién lo iba a perder? Pues yo. Pero yo como diputado voté por esa reforma, convencido de que debía construirse un sistema de partidos y decirle ¡no! al bipartidismo.''

Asegura que en este nuevo escenario de competencia el PRI se mantiene como la primera fuerza en 23 entidades, mientras el PAN lo es en seis y el PRD en tres, ``nadie puede discutir que se ha dado, en materia política, un jalón histórico en el país''.

No sólo eso, insiste con los papeles en la mano: ``Mira, yo empecé el 97 con una encuesta del CEO que me colocaba en segundo lugar, a 12 puntos del PAN, y no sólo logré remontar eso, sino que me fui arriba de ese partido 13 puntos. Ese es el esfuerzo de millones de ciudadanos.

``¡Que nadie se ponga medallas! Con todo respeto te digo que yo veo a los líderes de los grupos minoritarios en San Lázaro diciendo que están respondiendo al mandato ciudadano -esto cuando habla del desdibujado bloque opositor-, pero ese mandato le dio la mayoría relativa al PRI.''

También se refiere a los cuestionamientos que se hace a los gobiernos priístas por el uso de recursos en favor de sus candidatos: ``Estos tiempos exigen seriedad, serenidad y eficacia en la representación popular. Te exigen el alejamiento en la función de gobierno de la visión facciosa o de beneficio para sólo unos grupos, y esto es para los nuestros y para todos. Pero esto no significa que mis derechos ciudadanos y mi militancia partidista se tengan que guardar en el ropero. Este es un derecho constitucional del que gozan todos los gobernantes de cualquier partido. ¡Ah!, pero no el uso de canonjías para beneficiar a su partido. Eso no. Absolutamente.

``Si yo veo compañeros gobernadores que cumplen su función para todos y en sus tiempos libres ejercen a plenitud su derecho para militar en esta gran organización política, me siento orgulloso de ellos.''

Remata: ``Yo conozco a gobernadores del PAN que no sólo están en sus estados ejerciendo esos derechos y apoyando a sus partidos, sino que van a alentar a sus candidatos en otras entidades que no gobiernan. Y también a los del PRD. Yo me digo, si lo hacen en los tiempos y en las formas que la ley permite... ¡correcto!''