La Jornada 2 de enero de 1998

Me encanta hablar con todos, pero no sobre mis películas: Quentin Tarantino

Gabriel Lerman, especial para La Jornada, Los Angeles, Cal. Ť Aunque sólo ha dirigido tres películas, Quentin Tarantino es considerado el hombre que ha revolucionado al cine estadunidense de esta década. Y como suele suceder en estos casos, su más reciente filme, Jackie Brown, ha desilusionado a muchos de los que esperaron ansiosamente tres años desde su última cinta, Pulp fiction, para ver la nueva propuesta del joven ``maestro''.

Con base en la novela Rum punch, de Elmore Leonard (Get shorty, Touch), Tarantino ha concretado su película más larga, menos violenta y más hablada. Jackie Brown, la historia de una azafata que está dispuesta a todo para no ir a la cárcel tiene, como marca de su director, papeles protagónicos para dos grandes estrellas de otros tiempos caídas en desgracia: Pam Grier, heroína absoluta de los blackexplotation films, y Robert Foster, quien empezó su carrera trabajando para John Huston y, tras cinco años de gloria, tuvo que conformarse con el cine clase B. También están Robert DeNiro, Michael Keaton y Bridget Fonda en papeles de reparto, y Samuel L. Jackson encarnando a otro gángster, un tanto más cruel que el que interpretaba en el filme anterior de Tarantino.

-Luego de Pulp fiction se generaron muchísimas expectativas sobre cuál sería tu próxima película. ¿En qué medida esas expectativas influyeron a la hora de decidir tu próximo paso?

-La verdad es que nunca sentí esas expectativas, porque eso es algo que puede existir entre la gente que quedó impactada con mi trabajo y que habla de mí con sus amigos, pero no me ha afectado, porque no perdí el tiempo escuchando qué era lo que mis seguidores esperaban que hiciera, sino me concentré en el trabajo que quería concretar. Tenía muy claro que no deseaba continuar Pulp fiction con otra película de las mismas características. Quería hacer algo más modesto, un filme más concentrado en los personajes que en la historia.

``Pero, al mismo tiempo, si se me hubiera ocurrido otra película de las mismas dimensiones de Pulp fiction, supongo que no hubiera dejado de hacerla sólo por no repetir lo que había hecho antes. Si hubiera hecho cinco películas y todas hubieran tenido el mismo tiempo, tal vez me hubiera sentido obligado a cambiar la temática en la sexta, pero yo solamente había hecho dos filmes. Como buscaba algo modesto, me interesé mucho en esta novela de Elmore Leonard, que justamente se destaca por el buen desarrollo de los personajes. Si Pulp fiction fue una ópera, Jackie Brown es una pieza para música de cámara.''

Las contrataciones

-Al haber adaptado una novela en vez de escribir un guión original, ¿podrías desilusionar a tus admiradores?

-No, porque no siento que haya sido una forma de reciclar material viejo; lo que hice fue una adaptación, género tan válido como un guión original. Las películas de Stanley Kubrick han sido adaptaciones, y eso no les resta calidad. Además, creo que muchos admiradores míos han recibido con gusto la noticia de que iba a adaptar a Elmore Leonard, porque tenemos sensibilidades parecidas. Por otro lado, fue interesante hacer algo diferente. Como guionista, director y actor, siempre intento ser tan diferente como pueda en cada tarea. Sin embargo, luego te das cuenta que todos tus trabajos se parecen, porque indudablemente todos provienen de la misma fuerza creadora.

-¿Fue más fácil esta vez convencer al estudio para que te dejaran contratar a Pam Grier para el papel principal, que cuando decidiste contratar a John Travolta para Pulp fiction?

-Un poco más fácil, aunque tampoco tuvimos una batalla campal al contratar a John. Simplemente me dijeron, en aquel momento, que preferían que buscara a alguien con más nombre, pero nunca me dijeron que pararían la cinta por contratarlo. Y en el caso de Pam, no hubo discusión, porque ella era ideal para el papel. Sólo en una ocasión alguien me preguntó si le había hecho alguna prueba antes de contratarla. Le respondí: `No escribes una película para Charles Bronson y después le pides que haga una prueba para ver si funciona en el papel'.

-¿Cómo te defines: como director, guionista, actor o productor?

-No me considero productor, a pesar de que ayudé a mucha gente a concretar su primera película. Pero sí director, guionista y actor. El año pasado, mientras adaptaba la novela de Leonard, fui guionista. Así me ganaba la vida. Este año, al dirigir Jackie Brown, fui director. Y el año entrante, como estaré actuando en Broadway junto a Marisa Tomei, voy a ser actor.

-Pero la mayoría de la gente sólo te considera director y guionista, no actor...

-Tengo el derecho de hacer exactamente lo que me venga en gana. Mucha gente no me toma en serio como actor, es cierto. Es más, mucha gente piensa que pierdo el tiempo al actuar y que debería concentrarme en lo que sé hacer bien, que es dirigir. La verdad es quienes dicen eso no me conocen y no tienen idea de la seriedad con que asumo mi profesión de actor. Yo tomo la actuación con tanta seriedad como la dirección, y estoy tan orgulloso de mi actuación en From dust til down como de mi trabajo tras las cámaras en Pulp fiction. No actué en Jackie Brown porque no había un papel para mí, y eso demuestra mi seriedad como actor. Sé que me faltan dos años de trabajo constante para que la gente admita que hago bien las cosas como actor.

-¿Has madurado como director?

-Creo que he demostrado mi madurez como director con cada una de mis películas, desde Perros de reserva. Creo que en Pulp fiction no hice nada para demostrar que había madurado, es algo que puede verse a partir de mi trabajo. En cuanto a Jackie Brown, pienso que el tono del filme muestra que he madurado como realizador. Trabajo mejor los personajes, sus motivaciones, las razones que los llevan a la desesperación; mientras que en Pulp fiction los personajes no están desesperados, no se les nota el dolor como a los que presento en Jackie Brown, y en Perros de reserva todo era tan inmediato que no había espacio para darte cuenta de qué les pasaba a los personajes. En Jackie Brown hice todo lo posible para que como espectador te quedes dos días masticando lo que acabas de ver, y eso marca un nuevo territorio para mí.

Inconveniencias de la fama

-Tu novia, Mira Sorvino, dice que puede ponerse lentes oscuros y una peluca y pasar desapercibida entre la gente, pero que tú no lo puedes hacer. ¿Cómo lidias con esa parte de tu vida?

-A cualquiera que le pase algo similar le tomará cierto tiempo acostumbrarse a ser reconocido en todas partes, y yo ya me acostumbré. Pero nunca ha sido algo terrible. Sólo es problemático cuando estás en una cena romántica con tu novia y estás a punto de darle un beso, cuando alguien se te aproxima para pedir un autógrafo. Pero, básicamente, la gente se me acerca de manera muy positiva. Y si puedo, intento hablar con ellos, aunque también pasa que se me ha acercado un desconocido y me dice: `Me parece excelente todo lo que haces y me encanta cada una de tus películas'; es muy halagador, pero no funciona como para iniciar una conversación. El diálogo empieza y termina en esa frase. ¿Qué puedes decir después de eso? Me encanta hablar con la gente, pero no sobre mis películas. El mayor problema de volverte famoso es que la gente deja de hablarte para solamente hacer preguntas.

-¿Y qué pasa con los videos y los guiones que la gente te da todo el tiempo en la calle?

-La verdad, no tengo tiempo para leer guiones de desconocidos. Pero si los jóvenes directores o los estudiantes de cine me dan un video, suelo ser honesto con ellos. Les digo que me gustaría verlo, pero que no sé cuándo ni cómo ni dónde. Y que puede pasar muchísimo tiempo antes de que lo vea. Recibo muchísimos...

-¿Qué sientes cuando dicen que una película es tarantinesca?

-Me hace gracia. Mucha gente me comenta que tal o cual guión tiene un toque tarantinesco, y mucha gente que trabaja leyendo guiones para los grandes estudios me dice que uno de cada cuatro reflejan mi influencia. Yo no los he leído, así que no puedo opinar. Cada vez que veo una película que dicen que tiene influencia mía, yo no encuentro ninguna. Pero también han dicho eso de mi trabajo: que copié a John Woo en True romance, cuando yo escribí esa película mucho antes de haber visto algo de Woo. Pienso que llaman tarantinesco a todo aquello que tiene que ver con el género en que yo trabajo, porque me he vuelto popular con películas de este género. Es injusto para otros directores que llamen a todo un género tarantinesco.

-¿Es verdad que te interesaría dirigir una película de James Bond?

-Claro que sí. Aunque no quisiera hacer una como las que filman ahora, y espero que no tomen esto como un insulto. Me interesaría hacer una versión contemporánea de Casino Royal, pero siguiendo al pie de la letra la novela de Fleming, en lugar de la versión delirante que rodaron en los años 60.

-¿Llamarías a Woody Allen para que trabajara en tu Casino Royal?

-No creo, pero supongo que lo invitaría a trabajar en alguna otra de mis películas.