La Jornada 3 de enero de 1998

75% menor, el costo de medicamentos genéricos

Gabriela Fonseca/I Ť A partir del primero de enero, los médicos están obligados a recetar los fármacos contenidos en un catálogo oficial por su nombre genérico y, sólo si quieren, también por su identificación comercial, lo que desató un conflicto entre quienes comercializan los primeros y laboratorios farmacéuticos trasnacionales.

Los medicamentos genéricos son aquellos que contienen el mismo principio activo que uno de marca y son bioequivalentes, es decir, permiten que ese principio sea absorbido de idéntica forma por el organismo. Dado que los fármacos de marca innovadores están protegidos por patentes, la apertura del mercado de genéricos impactará principalmente en medicamentos con más de dos décadas en el mercado, algunos de los cuales representan una importante fuente de ingresos para sus productores.

La nueva Ley General de Salud, aprobada en mayo de 1997, permite la sustitución de medicamentos de marca por genéricos equivalentes, que tendrán precios inferiores. De acuerdo con la publicidad de los comercializadores de los primeros, la diferencia en costo llegará a ser de más de 75 por ciento.

Por ello la nueva ley originó el conflicto. Los comercializadores acusan a las empresas farmacéuticas de acaparar el mercado en detrimento de la economía del consumidor, mientras que para los laboratorios sólo se busca ofrecer productos de calidad inferior y que podrían dañar la salud del pueblo mexicano.

Hasta ahora, el catálogo de genéricos intercambiables incluye 310 productos, que contienen 80 sales, es decir, sustancias activas. Dicho catálogo se irá aumentando paulatinamente, en la medida que se vayan aprobando nuevos productos.

Apenas en diciembre pasado, la Secretaría de Salud y representantes de la industria farmacéutica llegaron a un acuerdo sobre el reglamento de la nueva Ley General de Salud, en el que se define la intercambiabilidad de los medicamentos genéricos, punto que omite el texto de la legislación, y se señala que la misma deberá garantizarse mediante pruebas farmacológicas que realizarán unas 20 instituciones de investigación.

Sin embargo, el sector farmacéutico asegura que el sistema de salud en México carece de recursos y personal capacitado para establecer controles adecuados sobre las sustancias, una vez que se abra el mercado de genéricos. Señala también que es difícil crear los controles necesarios para garantizar la intercambiabilidad de los medicamentos en cuestión, cuando en el país existe un grave problema de automedicación, debido a que las farmacias venden casi cualquier medicamento sin exigir al cliente una receta médica, y proliferan problemas como robo, falsificación, piratería y mercado negro de medicinas.

Los laboratorios resaltan también que, ante la pobreza en que viven millones de mexicanos y la insuficiencia de nuestros servicios de salud, el ofrecer medicinas a precios más bajos contribuirá muy poco a mejorar la situación de la parte más pobre de la sociedad.

Por estos motivos, antes de que quedara listo el reglamento con que se implementará la legislación, 46 laboratorios farmacéuticos nacionales y trasnacionales interpusieron ante el juez séptimo de distrito en materia administrativa solicitudes de amparo contra de la nueva ley en la materia. Tras rechazar 36, los magistrados suspendieron el análisis de los amparos restantes hasta que se aprobara el reglamento.

``Vender barato para ayudar al pueblo''

El empresario Víctor González Torres inauguró hace algunos meses la sucursal piloto de Farmacia de Similares, ubicada en la colonia Portales, en la que se expenden no medicamentos genéricos -según explica-, sino ``similares'', medicinas equivalentes a otras de uso muy común, con las mismas concentraciones de sustancia activa que las comerciales, pero a precios que llegan a ser hasta 77 por ciento más baratos.

Entre las ofertas de la nueva farmacia se encuentra el Bacproin, similar del antibiótico Ciproxina, producido por un laboratorio trasnacional; el Bacproin cuesta 35 pesos, mientras que el costo de la Ciproxina es de 156.50 pesos, por lo que representa un ahorro de 77.60 por ciento para el consumidor. Farmacia de Similares asegura que su producto, al igual que la Ciproxina, contiene 250 miligramos de ciprofloxacino como sustancia activa.

Asimismo, el similar de nombre Dirret, que contiene, como el comercial Voltaren Retard, 100 miligramos de diclofenaco como sustancia activa, cuesta 35 pesos, contra 140 pesos el producido por un laboratorio trasnacional. Esto representaría para el consumidor un ahorro del 75 por ciento.

El jarabe para la tos Mucosolvan, uno de los más recetados por médicos privados y del Seguro Social, en su concentración de 30 miligramos de la sustancia activa amboxol, cuesta 77. 40 pesos, mientras que el costo del similar, de nombre Mucotoxol, es de 20 pesos.

González Torres informó que el lema de su farmacia, ``lo mismo pero más barato'', corresponde a la realidad en todos los sentidos. Su familia, dijo, está en el negocio farmacéutico desde el siglo pasado, y el laboratorio que poseen, el Best, productor de los similares que ahora ofrecen al público, ha vendido sus productos al sector Salud durante 50 años.

El empresario considera, como principal argumento en favor de la calidad de los genéricos, que la mitad de la población del país se atiende en clínicas de salud pública, donde lo que se recetan son genéricos. En promedio, aseguró, el Seguro Social concede 700 mil prescripciones diarias.

Asimismo, desestimó el argumento de la industria farmacéutica sobre la supuesta falta de conocimientos en farmacopea de los médicos, que pudiera ser otro riesgo de la receta por genéricos, pues la mitad de los galenos que tienen consultorio privado trabajan para el sector Salud y, por lo tanto, recetan genéricos durante la mitad de sus jornadas.

El creador de la Farmacia de Similares dijo también que los genéricos serán exclusivamente equivalentes a medicamentos cuyas patentes ya expiraron. Los laboratorios creadores de productos farmacéuticos innovadores tienen derecho a comercializar en exclusiva sus patentes durante un lapso de 15 a 20 años, al precio que ellos decidan. Transcurrido ese tiempo, cualquiera puede vender un equivalente. Agregó que, en su opinión, las patentes deberían tener menos años de vigencia en los países pobres.

González Torres aseguró también que el problema de la automedicación en México no está relacionado con la apertura de un mercado de genéricos, sino que la práctica de comprar medicinas sin receta tiene motivos económicos. Se debe, dijo, a que la población carece de recursos para pagar una consulta médica y, por lo tanto, recurre a la recomendación de familiares, amigos o el farmacéutico.

Es necesario, afirmó, que se abra una posibilidad para que el pueblo tenga medicinas a su alcance, lo que además permitiría una mayor competitividad en el sector farmacéutico, de manera que se abaraten todos los medicamentos, no sólo los genéricos.

``Miles de mexicanos se han muerto de diarrea en las colonias populares'', expresó. Por eso, Farmacia de Similares es algo ``hecho para los pobres, para quienes 150 pesos que cuesta un medicamento es todo el dinero del mundo''.