Masiosare, domingo 4 de enero de 1998
El Bolero Loco y la Liebre Madrazo estaban tomando el té en una mesa dispuesta bajo un árbol. Sin cuidado alguno, apoyaban sus codos sobre el Lirón de Bucareli que dormía entre ellos, aunque el Bolero tenía mucho cuidado de mantenerlo en su puesto.
La mesa era bien grande y, sin embargo, los tres se habían agrupado muy juntos en torno de una esquina. ``¡No hay sitio! ¡No hay sitio!'', se pusieron a vociferar, apenas vieron que Alicia se les acercaba. ``¡Hay sitio de sobra!'', replicó Alicia indignada.
``Es cruel'', se apresuró a decir el Bolero. ``Cruel, absurdo e inaceptable''.
``¡Qué barbaridad'', replicó la Liebre Madrazo. ``Todo por un banco de arena''.
``Es absurdo'', volvió a decir el Bolero. ``Absurdo, inaceptable y cruel''.
``Y todo por conflictos que pueden caracterizarse válidamente como intercomunitarios e interfamiliares'', agregó la Liebre muy compungida. ``Incluso como interpersonales. Es más, son conflictos interrelacionados interna e integralmente entre los relacionados entre ellos''.
``¡El Lirón se ha vuelto a dormir!'', exclamó el Bolero derramándole un poco de té caliente sobre la nariz, pero apoyándolo incondicionalmente, como si se tratara de un gobierno estatal sobre el cual recayeran todas las sospechas.
El Lirón sacudió la cabeza muy molesto, y dijo sin abrir los ojos: ``Pues claro, pues claro; eso mismo iba a decir yoÉ pero nadie puede afirmar que yo tenga alguna participación, así sea por omisión'', y continuó bostezando y frotándose los ojos, pues se estaba durmiendo cada vez más.
``Es inaceptable'', añadió el Bolero. ``Inaceptable, cruel y absurdo''.
El Lirón se durmió al momento no sin antes haber firmado su renuncia (por motivos interpersonales e interfamiliares). Ninguno de ellos se fijó en que Alicia los dejaba. La última vez que los vio estaban tratando de volcar al Lirón dentro de una tetera para, finalmente, dejarlo dormir en paz.