La Jornada Semanal, 4 de enero de 1998
Ernesto Priego nació en la ciudad de México en 1975 y es un erudito en las narrativas en cuadritos de los comics. La Jornada Semanal ha publicado homenajes suyos a Batman y El Corto Maltese. En esta ocasión entrevista al creador de la célebre historieta Spawn, que acaba de ser llevada a la pantalla.
Todd McFarlane nació en Alberta, Canadá, en 1961. Fue con The Amazing Spiderman que el público lo identificó con un estilo poderoso y efectista, aparentemente cómico pero muy sangriento. En agosto de 1990, editada por Jim Salicrup, aparece una nueva serie del hombre araña, creación de Stan Lee, con el título Spiderman. Publicado en seis ediciones diferentes, el comic vendió 2.7 millones de copias. Su estilo estaba definido: grandes splash panels de hasta dos páginas y distribución arriba-abajo, posiciones anatómicas desafiantes de toda ley física, dependencias sentimentales, homeless, asesinos sexuales y mucha sangre. Una muy publicitada ruptura con la Marvel Comics lo llevó a fundar su propia compañía editorial, Image Comics, y a formar un equipo de trabajo con los dibujantes más populares y mejor pagados de la casa editora de Stan Lee. En mayo de 1992 aparece Spawn y logra un éxito inusitado a pesar de su muy errática periodicidad. En los primeros números recurre a los guiones de los escritores mejor pagados del medio: Neil Gaiman, Dave Sim, Frank Miller... Tras muchos problemas internos derivados de la falta de pericia empresarial, Todd McFarlane se mantiene como el líder del proyecto. Su actual compañía, Todd McFarlane Productions, cuenta con un destacado equipo de dibujantes. La película Spawn, una galería de efectos visuales que, como el comic, enmascaran una serie de carencias estructurales más profundas, aparece ahora en cartelera. Esta entrevista se realizó en la frialdad de un hotel de Polanco.
En 1986 dibujabas Infinity Inc paraÊDC. ¿Cómo ha cambiado desde entonces tu percepción del trabajo creativo?
-Hay dos clases de gente creativa: la que está deseosa de trabajar con las ideas y creaciones de otros -hay gente que trabaja con mis creaciones- y la que desea independizarse y tantear el terreno por sí misma. Pero esto no es algo que todo mundo pueda hacer: tienes que volverte empresario y hacer cosas que no forman parte del proceso creativo. Porque de repente tienes una idea para un comic y hay que venderla, publicarla, surtir los pedidos; esas no son cosas que tengan que ver con la creatividad, son detalles molestos que se desprenden del hecho de tener una empresa independiente. Entonces tienes que contratar gente especializada que haga esas cosas por ti. Creo que en general el historietista sólo quiere ser un creador. Así que desde que empecé en esto hastaÊque dejé Marvel Comics para fundar Image Comics, las condiciones de trabajo han mejorado: se ha comenzado a reconocer nuestras aportaciones, mientras que antes éramos considerados el común denominador más bajo. Ahora hay un rango más amplio de oportunidades para que la persona creativa elija.
-¿Y crees que ayudaste a mejorar estas condiciones?
-Sí, definitivamente. Pienso que la mera existencia de Image Comics, más allá de nuestro éxito, mostró que la gente creativa puede dar el salto, empezar sus propias empresas y vivir sin necesidad de los gigantes (Marvel y DC Comics). Los gigantes viven sin nosotros, pero podemos decir lo mismo: nosotros vivimos sin ellos. Las cosas cambiaron porque se dieron cuenta de que potencialmente cualquiera podía tomar el mismo camino que nosotros, de que tenían que proteger sus bienes y que esos bienes son las personas que escriben y dibujan sus libros. Y tuvieron que cambiar las cláusulas de sus contratos para tratar a esos autores de un modo más adecuado.
-Una de las críticas más duras y consistentes a tu trabajo se ha orientado hacia tu escritura. Tras cinco años de dibujar y escribir Spawn, ¿crees que has mejorado como escritor?
-Creo que parte del problema fue que cuando empecé a dibujar y escribir Spiderman la gente no podía separar a Todd McFarlane, ``el escritor que nunca había escrito antes'', de Todd McFarlane, el artista que llevaba cinco años ilustrando comics y que estaba llegando a la cima. Así que solamente dieron por un hecho que, puesto que como dibujante estaba en la cumbre, como escritor iba a quedarme por los suelos. Pensaron que me iba a costar otros cinco años llegar a ese mismo nivel como escritor. Simplemente no me pudieron dividir en dos, escritor y dibujante. Y han pasado cinco, seis años desde que empecé a escribir; espero ser un mejor escritor ahora, es mi trabajo,
y como en todo trabajo, después de cinco o seis años tienes que ser más eficiente. No soy el mejor escritor, tampoco el peor. Estoy en medio. Creo que hay mucho prejuicio, que si escribiera las mismas historias y las firmara con un nombre distinto recibiría mayor reconocimiento.
-Alguna vez dijiste que podías hacer un comic sin palabras, pero nunca un comic sin imágenes...
-Lo puedes hacer de otro modo pero no se le llama comic book, se le llama novela o cuento corto. Los comics pueden ser palabras e imágenes, o sólo imágenes. Pero tiene que narrarse una historia con esas imágenes; no quiere decir que ya no se necesiten escritores, sino que no se requiereÊde palabras necesariamente para contar una historia. Las películas lo hacen constantemente.
-¿Cómo definirías al comic? ¿Apelarías a las definiciones de Will Eisner o Scott McCloud? ¿Tienes tu propia definición?
-Ellos son mejores pensadores que yo, en cierto nivel... Los comics para mí son como una especie de diversión melodramática, especialmente en el género de los superhéroes. Realmente no hay ninguna magia en estructurar un comic: es necesario combinar una buena historia, un buen texto y personajes verosímiles, presentarlos de un modo visualmente entretenido, colorearlos de manera adecuada y envolverlo todo en una portada agradable. Lo mismo se puede decir de las películas: se requieren buenos actores, buena iluminación, buena historia, una buena campaña publicitaria. Sólo es necesario tomar cinco o seis elementos y hacerlos funcionar. Incluso si uno o dos son un poco débiles, puedes lograr un producto bastante sólido si un par de ellos resultan capaces de llevar el peso. En realidad no tengo una definición, pero puedo ver un comic y saber si me gusta o no.
-Hasta antes de Spawn, Yummy Fur era el comic canadiense más famoso. ¿Es Spawn un superhéroe canadiense?
-No, es simplemente un héroe. Lucha por sueños que son universales: quiere ser un hombre, recuperar a la mujer que ama, trata de combatir el mal, siente que ha sido traicionado, intenta encontrar amigos en el callejón... Son grandes conceptos: amor/odio, guerra/paz, bondad/maldad, cielo/infierno... Así que los puedo ubicar prácticamente en cualquier cultura, cambiar sólo la ciudad en donde todo sucede, los diálogos, la semántica, y la historia de Spawn seguirá siendo la misma.
-En el comic comercial, antes de Spawn, Deathlock de Dennis Cowan era el único superhéroe negro con su propio comic book. Al Simmons es el primer personaje negro escrito y dibujado por un autor blanco... ¿Tienes idea de cuál ha sido la reacción de la comunidad negra ante Spawn?
-Creo que en su mayoría la comunidad negra está contenta. El personaje sufre quemaduras desde el comienzo de la historia. Así que no importa si es blanco o negro, para mí eso es muy genérico. Su lucha es universal. De repente me encuentro con gente que piensa que está mal que un tipo blanco hable por la comunidad negra. Pero no deben quejarse de que alguien esté tratando de ayudar; que se quejen de los que no lo hacen. Este es un héroe que se encuentra con que lo más básico de su existencia le ha sido arrebatado, literalmente, en un abrir y cerrar de ojos. Es alguien que ha perdido su identidad. Estas luchas me parecen más interesantes que las que apelan a una determinada pigmentación de la piel.
-Spawn apareció en mayo de 1992, un año en el que asociaciones como el PMRC intensificaron su ataque a la libertad de expresión. Cuando hacías Spiderman la gente tendía a rechazar tu especial interés en la violencia urbana.
-Yo no creo en la censura. Tal vez me hubiera gustado ser una persona situada fuera de la ley, un hombre de la calle. Hasta los 25 años nunca tuve más de veinte dólares en la bolsa. Quiero decir que si te esfuerzas, si trabajas duro y tienes un poco de suerte... pero la suerte viene del trabajo duro. Si tienes un poco de talento y mucha ambición e impulso, si estás dispuesto a defender aquello en lo que crees, puedes llegar lejos. Es como volver a preguntarnos quiénes somos. Somos lo que representamos ser. Soy alguien que defiende lo que cree. Soy una de esas personas que hubieran ido a la guerra hace 200 años a combatir a los que intentaban saquear mi patria. No creo que eso sea justo, es mi tierra, yo la trabajé, yo la compré, y no creo que sólo porque seas quien eres puedes venir a quitármela. A mí no me van a decir qué hacer. Y eso significa hacer las cosas yo mismo, superar las dificultades para hacerlo, o hacerme a un lado e ignorarlos. Quiero ser, en cierta medida, como la Cenicienta. Yo no era nadie. No digo que sea el chico más talentoso ni el más inteligente, ni que tenga ninguna habilidad especial, pero soy muy obsesivo en lo que hago. Y estoy dispuesto, literalmente, a morir por mi proyecto. Mucha gente, especialmente en Estados Unidos, no quiere enfrentar sus responsabilidades. Soy un hombre de acciones, no de palabras.
-¿Estás satisfecho con la película Spawn?
-Sí. La película es igual que todo lo que he hecho en arte. Tan pronto está terminado lo quiero cambiar. Cada comic que he hecho lo quiero volver a dibujar. Pero también hay fechas de entrega, y dentro del tiempo y el presupuesto que tuvimos estoy orgulloso del resultado. ¿Es una película perfecta? No. ¿Es la mejor película que has visto? No. ¿Vale la pena pagar por verla? Sí.
-Hay un momento en el que el Spawn de Dave Sim se encuentra entre algunos superhéroes -Batman, Superman, Wonder Woman, The Hulk, etcétera-, encerrados, vencidos, y una serie de hombres encapuchados, la cabeza caída, las manos atadas a la espalda: sus creadores. Spawn elige salvar a los superhéroes -la creación- y no a quienes los inventaron.
-Esos creadores son los que están ciegos ante lo que los rodea. Spawn quería salvar el espíritu de esos creadores. Quería salvar a aquellos que querían ser salvados. No se puede salvar a quien no quiere ser salvado. Fue una declaración política, y en ese momento fue muy pertinente. Si Dave Sim no quiere hacer una película de Cerebus, que Dios lo bendiga.ÊY si Todd McFarlane quiere hacer una película de Spawn, pues que Dios lo bendiga. Ambos controlamos el destino de nuestros personajes, eso es lo que importa.