En duda, las condiciones del sistema de salud en México
Gabriela Fonseca /III y última Ť La guerra entre los laboratorios farmacéuticos y la Secretaría de Salud (Ssa) por la nueva ley general del ramo, que prevé la apertura paulatina de un mercado de medicamentos genéricos en México, viene a cuestionar las condiciones del sistema de salud vigente.
Las autoridades sanitarias sostienen que la calidad de los medicamentos identificados por su nombre científico o genérico, que a partir de enero podrán sustituir libremente a medicamentos de marca, será comprobada por institutos y laboratorios universitarios mediante exámenes que verificarán que son idénticos a los productos comerciales.
En cambio, los laboratorios trasnacionales insisten en que no hay en México unidades y personal suficientemente capacitado para garantizar que esto vaya a cumplirse a nivel nacional.
El doctor Gustavo Zamora, directivo de un importante laboratorio farmacéutico multinacional, insistió en que la nueva Ley General de Salud fue aprobada en menos de una semana, cuando cualquier propuesta de modificación a una legislación suele llevar varios meses.
Criticó el hecho de que desde hace algunos meses la Farmacia de Similares, del empresario Víctor González Torres, esté publicando sus anuncios en la prensa, a pesar de que el reglamento para aplicar la nueva Ley General de Salud quedó listo apenas en diciembre pasado. Zamora señaló que técnicamente la publicidad de farmacias que ofrecen descuentos en genéricos, así como su operación, es ilegal mientras no sea aprobado el reglamento con el que se aplicará la ley.
La Ssa anunció el 11 de diciembre pasado que había quedado listo el reglamento de la nueva Ley General de Salud, en el que se estipula que los genéricos deben comprobar su intercambiabilidad con los medicamentos de marca y se prohíbe la importación de medicamentos genéricos hasta que éstos hayan comprobado su bioequivalencia, es decir, que además de tener el mismo principio activo de los medicamentos de marca a los que sustituyen, son absorbidos de manera idéntica por el organismo.
El reglamento estipula también que la bioequivalencia de los genéricos se demostrará con pruebas avaladas por la Ssa en 20 diferentes centros, y agrega que los médicos sólo estarán obligados a recetar medicamentos genéricos cuando éstos estén incluidos en el catálogo de intercambiables. De no ser así, el médico deberá prescribir con la marca comercial del medicamento.
Señala también que habrá sanciones para las farmacias que violen el reglamento, al no exigir receta médica para vender los genéricos, o bien, que no respeten la prescripción del doctor.
El sector farmacéutico insistió en participar en la elaboración de este reglamento de la Ley General de Salud, en vista de que fueron rechazados, en primera instancia, 36 de 46 amparos ante la nueva legislación solicitados por laboratorios trasnacionales ante el juez séptimo de distrito en materia administrativa.
Sin embargo, los productores de medicinas intercambiables también acusan a los consorcios farmacéuticos trasnacionales de manipular al público. González Torres, creador de la Farmacia de Similares, aludió como ejemplo de este intento a una reciente inserción pagada a plana entera en el diario Reforma el primero de diciembre, en la que asociaciones de médicos generales del país comparten la postura de los laboratorios al exigir al gobierno garantías de que se verificará la bioequivalencia de los genéricos. Según el empresario, es claro que un desplegado así sólo pudo haber sido pagado por los laboratorios farmacéuticos y no por auténticos médicos.
Zamora, de su lado insistió en que la Ssa aún no ha demostrado con qué recursos y personal piensa garantizar el cumplimiento al ciento por ciento de los estándares internacionales.
Agregó que es injusto que en todo este debate se trate a los laboratorios como ``los malos de la película'' porque venden a precios altos medicamentos que son muy costosos por los años de investigación y la inversión que representan.
Aseguró que es posible hacer versiones más baratas de sus productos, cuando otros laboratorios los hacen con idéntico principio activo y excipiente, pero a menor costo porque ya no tienen que invertir en el desarrollo del medicamento, cuando la patente de éste ya venció, después de 15 o 20 años.
Sin embargo, señaló que es probable que un medicamento genérico se estará produciendo en condiciones que no lo harán idéntico al de marca; es decir, tendrá excipiente de calidad inferior, o se fabricará en condiciones poco adecuadas o con una concentración equivocada del principio activo.
Sin embargo, González Torres insistió en que lo que realmente cura de un genérico es la sal que constituye su principio activo y que el excipiente puede variar, mientras se demuestre que no afecta la absorción de la sustancia activa y que no tiene efectos dañinos.
Zamora reiteró que el sector farmacéutico no se opone a la apertura del mercado de genéricos, que no representará pérdidas para los laboratorios multinacionales, porque estos seguirán desarrollando nuevos productos.
Agregó que a lo que se opone el sector es a ``entrecomillados programas sociales que sólo van a desperdiciar los pocos recursos que se tienen, arriesgando la salud del pueblo mexicano'', debido a una decisión adoptada por las autoridades de la Ssa sin contar con el suficiente tiempo e información.
Por su parte, González Torres insistió en que si ``los genéricos son malos, que no los prescriban en el sector salud'', pues consideró que si millones de mexicanos llevan años atendiéndose con este tipo de medicamentos, entonces también forzosamente son apropiados para que estén al alcance del resto de la población en las farmacias.