La Jornada 7 de enero de 1998

Exodo en Oventic; en Mitontic, cateos

José Gil Olmos, enviado, Oventic, Chis, 6 de enero Ť La dirigencia zapatista y los habitantes de esta comunidad de Los Altos abandonaron hoy sus casas ante el temor de una incursión de tropas del Ejército Mexicano que, por segundo día consecutivo, instalaron un retén a 500 metros del Aguascalientes y efectuaron sobrevuelos de aviones alrededor de la zona.

Unos cien indígenas, la mayoría mujeres y niños, dejaron sus moradas al mediodía cuando se instaló el retén -a la entrada del paraje de Jonalchob- que sólo funcionó durante una hora y es parte de la campaña de aplicación de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, explicó uno de los mandos castrenses.

Según algunos de los representantes de la comunidad tzotzil, las familias que huyeron se dirigían hacia otras comunidades o incluso a la montaña para pasar por lo menos esta noche fuera de Oventic. Acerca de su regreso, explicaron que primero se verían las condiciones de seguridad, y que podrían regresar este miércoles.

El Aguascalientes ya estaba vacío hacia el mediodía y en la entrada del enorme terreno de tierra aplanada apenas se veían algunos miembros del campamento civil e indígenas de las comunidades de base del EZLN. Todo parecía indicar que estaban preparados para huir lo más rápido posible porque no se notaba ningún movimiento.

Hace cuatro días la dirigencia zapatista, encabezada por el comandante David, anunció su retiro de este lugar al percatarse de los primeros movimientos castrenses. Incluso, la madrugada del primero de enero David dijo que los insurgentes del EZLN habían abandonado el Aguascalientes y se encontraban cuidando algunas comunidades de la región.

Ayer se reportó un aumento de militares por el camino que une Oventic con San Andrés Larráinzar y se realizaron sobrevuelos de helicópteros y aviones.

Hoy por la mañana nuevamente se reportaron sobrevuelos de aviones a una altura considerable y a las cuatro de la tarde los reporteros pudieron constatar el vuelo de aviones de color blanco que daban vueltas por sobre Oventic.

Los soldados, en tanto, instalaron un retén a la entrada de Jolnachob con dos camiones en los que se trasladaron más tarde al cuartel instalado en la entrada de San Andrés Larráinzar.

Durante la hora en que operó el retén, al mediodía, fueron revisados minuciosamente todos los autos que pasaban por la sinuosa y estrecha carretera, pavimentada hace apenas dos años. ``Nos revisaron hasta los dientes'', comentó un automovilista.

Al tener conocimiento de la presencia de los militares a 500 metros del Aguascalientes, indígenas con el rostro cubierto con paliacates corrieron a dar aviso al resto de la población y en pocos minutos comenzaron a salir algunas familias con sus pertenencias en bolsas, mochilas y costales.

Desde mediados de 1996 no se presentaba una movilización militar de esta magnitud en Oventic, ni de las comunidades de base zapatista que huyeron a la montaña.

Mujeres, niños y algunos hombres pronto alcanzaron la carretera y se trasladaron a comunidades aledañas; algunos se internaron al monte. El día era claro y a los lejos se veía perderse las figuras de las indígenas cargadas de bultos y niños.

Pronto cerraron la tienda ejidal ubicada a un costado del camino; los encargados avisaron que se retirarían con el fin de que si el Ejército entraba no agarrase a nadie. Los campamenteros civiles los sustituyeron en la casa construida en el ingreso del Aguascalientes y en minutos el bastión zapatista estaba plenamente abandonado.

Más tarde, como las 16 horas, regresaron algunos jóvenes de la comunidad para observar los movimientos de los militares. Para entonces el retén ya había sido levantado y en la entrada del campamento militar de Jonalchob ya no estaban los dos camiones con soldados fuertemente armados.

A esa hora fue cuando se observaron los sobrevuelos a gran altura de dos aeronaves. Una de color blanco dio varias vueltas a la zona, y otra de color oscuro, solamente la cruzó a una altura más baja.

En tanto, en los montes sembrados de maíz a unos 200 metros del lugar se observaron algunas siluetas que, según los indígenas que regresaron a cuidar la entrada, eran soldados que se habían acercado a vigilar. Sobre la carretera, incluso se vio a dos soldados vestidos de civil a bordo de un Volkswagen con placas de Tabasco pasar frente al Aguascalientes.

Los de Oventic preguntaron al reportero ¿por qué el Ejército los acechaba buscando armas cuando en Chenalhó estaban los asesinos de los 45 desplazados?, y dijeron no entender las acciones del gobierno porque el Ejército sólo asustaba a mujeres y niños, y los obligaba a dejar sus casas.


Angeles Mariscal, corresponsal, Tuxtla Gutiérrez, Chis., 6 de enero Ť Habitantes de La Esperanza, ubicada en el municipio de Altamirano, denunciaron que el pasado primero de enero efectivos del Ejército Mexicano saquearon y robaron los bienes de la comunidad; tras denunciar lo anterior, el presidente municipal demandó al Presidente de la República detenga el avance de los militares.

Rogerio Santiz Méndez, presidente municipal de Altamirano, informó que el pasado lunes llegó una comisión de la comunidad La Esperanza para denunciar que soldados entraron al poblado y luego que las 27 familias salieron huyendo ante el temor por los militares, éstos se dedicaron a saquear los bienes que encontraron.

El edil y demás miembros del ayuntamiento se trasladaron al poblado, donde comprobaron la veracidad de la denuncia de los campesinos que perdieron desde sus animales hasta sus utensilios de labranza y lo que se encontraba en las tiendas cooperativas.

``Abrieron todas las casas, quitaron las tablas y robaron lo que en el interior se encontraba; tenían granjas de pollos, acabaron con las granjas; se fueron con las casas y acabaron con todo; se llevaron machetes, grabadoras, cobijas, relojes, situación que ya se denunció ante el gobernador del estado a fin de que se gestione la devolución de lo que se llevaron'', subrayó el alcalde.

Agregó que este tipo de hechos se están dando en varios poblados de Altamirano, ``actualmente hay tensión, hay temor de que nuevamente se vuelvan (los militares) a introducir a las comunidades y hacer los desastres que se están haciendo''.

Rogerio Santiz subrayó que también existe temor de que ante la militarización sea imposible continuar las obras sociales programadas para el ayuntamiento. ``Ni los trabajadores se sienten seguros de transitar por los caminos, ni las comunidades están dispuestas a que gente extraña se introduzca a los poblados a realizar este trabajo''.

El alcalde de Altamirano demandó al Presidente de la República que detenga las incursiones del Ejército, y controle a las tropas que están llegando a las comunidades a robar y saquear los bienes.


Juan Balboa, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 6 de enero Ť Al continuar su ingreso a comunidades indígenas de los Altos en busca de armas, el Ejército Mexicano penetró hoy en unos siete poblados de Mitontic e instaló un campamento en la cabecera municipal. Hasta ahora, este era uno de los pocos municipios de la zona que se había mantenido sin la presencia castrense.

Representantes de once comunidades de Mitontic aseguran en un documento enviado a la Comisión Nacional de Intermediación, que un convoy militar --21 camionetas, dos camiones y una tanqueta-- penetró y rodeó durante varias horas las comunidades de San José, Revolución y Magdalena, entre otras, y tomó ``posiciones de ataque''.

Señalan que en el operativo participó un helicóptero que sobrevoló comunidades de Mitontic y algunas de Chenalhó, mientras los militares avanzaban por tierra a los lugares donde supuestamente habría armas y explosivos. No encontraron nada y se retiraron hacia la cabecera municipal, donde instalaron un campamento después de que unas doscientas personas les impidieron el paso.

Los representantes de las comunidades de San José Fiu, Jolxic, San Antonio Caridad, Atzamilo, Santa Cruz, Yabchivit y Magdalenas rechazan las operaciones militares y aseguran que el gobierno federal ``no quiere la paz y busca el choque con el EZLN para justificar una acción armada en Chiapas''.

Además, acusan a los gobiernos federal y estatal de estar armando a los grupos paramilitares y provocar acciones militares en las regiones de los Altos, Norte y Selva. ``Queremos dejar claro que no permitiremos la invasión militar en nuestros pueblos, aunque busquen mil formas como la famosa labor social, que es un pretexto para entrar a las comunidades'', afirman.

Por otra parte, unos mil 500 desplazados que se encuentran en X'oyep solicitaron la salida inmediata del Ejército, pues aseguran que los militares se apoderaron del pozo de agua y hostigan a las mujeres. ``Cuando salimos de nuestras comunidades, salimos huyendo por las armas, es por eso que las mujeres ya no quieren ver las armas y tampoco quieren ver los Ejércitos'', señalan en una carta al procurador Jorge Madrazo Cuéllar.

Recuerdan que, en dos ocasiones, se han manifestado frente al campamento militar para expresar su rechazo a la permanencia de unos 400 elementos del Ejército federal. ``No hemos logrado nada, sólo encontramos golpes y algunos soldados le levantaron su falda a las mujeres y les decían que los besaran. Será mejor que vayan a buscar las armas en las comunidades que ya conocen, porque aquí no tenemos'', dijeron.

Por su parte, la organización no gubernamental K'inal Antzetik (Tierra de Mujeres) anunció hoy que participará --a partir del 8 de enero-- en un ayuno en la Catedral de San Cristóbal para exigir la desaparición de poderes en Chiapas, pedir la desmilitarización y que se cumplan los acuerdos de San Andrés, así como el cese de la difamación y atentados contra la diócesis de San Cristóbal de las Casas.

Por otro lado, la organización indígena Kichan-Kichañob exigió castigo para los principales dirigentes del grupo paramilitar Paz y Justicia, culpables --según indican-- de una centena de asesinatos y secuestros.

Gilberto López Jiménez, Víctor Jiménez Díaz y Reynaldo Gómez Martínez, entre otros, señalaron al diputado local Samuel Sánchez Sánchez y a los regidores del municipio de Tila, Marcos Albino Torres López y Rafael Martínez Martínez, como los principales dirigentes del grupo priísta y, por ende, responsables de los asesinatos y secuestros en la zona norte de Chiapas.

Mencionaron también como parte de la dirigencia de Paz y Justicia a Diego Vázquez Pérez, Juan Martínez (ex presidente municipal), Gilberto Gómez, Eulalio Martínez y Domingo Sánchez Torres. ``Todos ellos son parte del grupo paramilitar que desestabiliza a la sociedad en esta zona norte, en donde han asesinado y secuestrado a decenas de personas sólo por tener diferencias ideológicas''.

Informaron que desde el asesinato de tres personas en el ejido Tioquipa El Bascán, municipio de Salto de Agua --en el mes de marzo de 1995-- los hechos de sangre no han cesado.

Indicaron que uno de los últimos hechos violentos ocurrió en la comunidad Cruz Palenque, municipio de Tila, ``en donde Paz y Justicia asesinó a dos personas y robó en 133 casas de simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional''.