La Jornada 9 de enero de 1998

Mujeres tzeltales impiden un ingreso castrense en Morelia

José Gil Olmos, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 8 de enero Ť El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) aseguró que ayer y hoy tropas del Ejército realizaron operativos en ocho comunidades del municipio de Ocosingo e iniciaron su avance hacia la montaña donde se encuentran posiciones del grupo rebelde.

En tanto, por segundo día consecutivo fuerzas militares intentaron ingresar al ejido Morelia --municipio de Altamirano donde se construyó hace dos años uno de los Aguascalientes--, pero fueron detenidas por decenas de mujeres tzeltales. Hasta este mediodía se recibieron informes de que la columna se había estacionado a cinco kilómetros de la población, en una ranchería conocida como Pamalá.


Habitantes de Patria Nueva, municipio de
Ocosingo, formaron una valla para impedir
que las fuerzas militares ingresaran a su
comunidad.
Foto: José Carlo González

Con estas acciones, el Ejército cumple una semana de operativos efectuados expresamente en comunidades consideradas de base zapatista en los municipios de Chenalhó, Pantelhó, San Andrés Larráinzar, Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas, con el pretexto de poner en marcha la Ley de Armas de Fuego y Explosivos.

La magnitud y la cantidad de tropas movilizadas desde el 1o. de enero en las zonas de influencia del EZLN no se había observado desde febrero de 1995, cuando se trató de capturar a la dirigencia rebelde.

Extraoficialmente trascendió que para el próximo 16 de enero se prepara un relevo en las filas del 83 batallón de infantería del Ejército, destacamentadas en la entidad para efectuar las operaciones de dicha campaña de desarme. Se trata de mil 200 elementos nuevos que, incluso, han comenzado a llegar esta semana a bordo de aviones Hércules.

Sobre la instalación de retenes y cateos que el Ejército Mexicano realiza desde el pasado 23 de diciembre en comunidades de estos municipios, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC) estableció --mediante un comunicado--que los mismos violan las garantías constitucionales de libertad de tránsito y seguridad jurídica.

El texto da cuenta de los avisos de la población sobre vuelos rasantes de aeronaves militares que generan terror y que muestran la contradicción con el mensaje emitido por el Ejército Mexicano de que su presencia responde al objetivo de impulsar acciones de labor social.

El CDHFBC señala que dichos retenes y los interrogatorios, intimidaciones, detenciones y cateos efectuados por los soldados violan los artículos 1o., 11o., 14o., 16o. y 129o. de la Carta Magna que amparan la libertad de tránsito y seguridad jurídica para la población. Precisa que estas acciones se realizan sin orden judicial y sin que el Ejército esté facultado constitucionalmente para llevarlas a cabo.

Respecto de los operativos militares en Ocosingo, el centro informó que se tuvo conocimiento de ``fuentes directas'' de la incursión violenta de 50 soldados en la comunidad La Unión, ayer miércoles a las 12:30 horas, acción durante la que hostigaron a los pobladores y golpearon a una mujer.

Hoy, también se presentaron en Sibacjá, ``donde intimidaron y exigieron a la población recibir su servicio social''. Señaló que se tuvo conocimiento de que se catearon las casas de los pobladores María Elena Juárez y Marcos Sánchez Sánchez.

Asimismo, se informó de una acción similar en la comunidad de Moisés Gahandi, donde intentaron irrumpir a las 6 y media de la mañana, pero fueron detenidos por un grupo de mujeres, al igual que en el ejido de Morelia.

En un breve comunicado divulgado por la noche en esta ciudad, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI)- Comandancia General del EZLN denunció la incursión de tropas en ocho comunidades del municipio de Ocosingo, otra de las zonas de importante influencia del grupo rebelde.

El comunicado firmado por el comandante indígena David señala que de acuerdo a los informes recibidos, el Ejército Mexicano entró a las comunidades de Moisés Gahandi, Sibacjá, el Prado Pacayal, Ukoumiljá, Santo Domingo y Latzbiljá. Señala que el 7 de enero también irrumpieron en las comunidades de La Unión y Guadalupe Beteaton.

Las autoridades del Concejo Municipal de Ocosingo, por su parte, afirmaron haber constatado que las tropas militares ingresaron a las comunidades de Sibacjá, Patria Nueva y Moisés Gandhi, donde irrumpieron en casas sin presentar orden de cateo ni mediar diálogo alguno. Ricardo Hernández y Juan Vázquez López denunciaron que las incursiones militares en la zona del valle de Ocosingo generan violencia.

Mediante un comunicado firmado también por los concejales Ernesto Cruz Gómez y Mario Hernández Cruz, se indica que la columna militar estaba integrada por 20 vehículos y 300 efectivos que ingresaron primero a Patria Nueva, situado a las afueras de la cabecera municipal y de ahí avanzaron a Sibacjá, donde permanecieron ocho vehículos acompañados por una camioneta de Seguridad Pública del estado.

Los demás incursionaron en los parajes de la montaña, de tal manera que 30 soldados llegaron a la comunidad de Ujcumiljá y los demás se dirigieron hacia el rancho La Providencia.

Expresan que los indígenas tzeltales de Patria Nueva y Moisés Gandhi --de nueva creación-- instalaron retenes civiles para obstaculizar el paso de los militares.

Las autoridades municipales, con fundamento en la soberanía que les confiere la Constitución, solicitaron el retiro de las tropas militares, demandaron una explicación de sus acciones violentas y anunciaron que el 12 de enero realizarán una protesta ``pacífica del municipio''.

Riesgo de enfrentamiento

Uno de los habitantes de la zona que llegó a San Cristóbal de las Casas admitió el riesgo de un posible choque con los insurgentes del EZLN que se encuentran posicionados en la montaña, si la columna del Ejército Federal continúa avanzando por Prado Pacayal, como lo denunció el comandante David en un comunicado.

``Que quede claro que los zapatistas no lo están buscando, son los ejércitos que lo buscan, que quede claro'', aseguró firmemente.


Hermann Bellinghausen, enviado, Comunidad 7 de Enero, Chis., 8 de enero Ť ``Cada acción que hace el gobierno en contra nuestra, nos moralizamos más para seguir adelante'', dice con ese tono discreto pero brillante que tienen los tzeltaleros de decir las cosas.

Habla en nombre de los representantes de la comunidad, pero no da ningún nombre. Lo acompañan otros tres representantes, quienes nada más sonríen. Es un pueblo tan joven, y tan pequeño, que lo mismo da quienes sean.

``Ahora nuestras mujeres están demostrando su valor como nunca antes en la historia de México. Las de Morelia y Nueva Esperanza son un ejemplo para las otras mujeres, y para nosotros también'', prosigue el vocero de la Comunidad 7 de Enero, en referencia a las incursiones del Ejército Mexicano en sus comunidades y a la resistencia pacífica que allí ha encontrado por parte de las mujeres indígenas.

``Estamos recordando este día el cuarto aniversario de la muerte de los tres compañeros del ejido Morelia, el 7 de enero de 1994. Campesinos que luchaban por las necesidades de los indígenas. Ellos defendieron nuestras demandas muy ancestras'', dice.

``Si no nos hubiéramos levantado en armas, hubiéramos tardado un siglo para que hiciera caso el gobierno. Pero el gobierno nos contestó con la matanza de esos tres compañeros. No quiere entender que necesitamos la tierra.

``Ahora otra vez el gobierno mete su ejército, para volver a agarrar compañeros nuestros y llevárselos al cuartel con la cara tapada'', dice, en referencia a los acontecimientos de hace cuatro días, en Morelia, 10 de Abril, San Miguel y Nueva Esperanza.

``Nuestros compañeros caídos ya cumplieron con su palabra. Derramaron su sangre, y esa sangre es nuestro compromiso de seguir adelante'', dice para explicar el hambre de esta comunidad, con menos de cien habitantes.

``Se llama 7 de Enero para no olvidar jamás a nuestros tres compañeros. Y este pueblo se instaló para que el gobierno vea que sí necesitamos la tierra.''

La comunidad, fundada hace menos de dos años por familias de Morelia, se ubica en un paraje de la cañada de Altamirano que hasta 1993 servía para engordar las vacas de un particular.

Ahora mismo se celebran tres bodas, así que el aniversario luctuoso se transforma en una fiesta alegre. Hay música, carne de res, y una procesión por el pueblo con las tres novias al frente, bajo su rebozo blanco, al son de los tamborcitos. Hay partidos de futbol y ambiente de domingo.

Amenaza de paramilitares

``Hemos sabido que en la comunidad de Puerto Rico, los priístas se están armando. Desde hace cuatro meses, sus dirigentes llegan al cuartel del Ejército federal en Altamirano'', refiere el representante de 7 de Enero.

``Los priístas tuvieron hace poco una reunión en la Asociación Ganadera de Altamirano, para discutir si las bases de su partido están dispuestas a llevar armas para resistir a los zapatistas. La mayoría de los campesinos priístas rechazaron'', explica.

``En El Triunfo, se enteraron de que hay que armarse contra nosotros los zapatistas, y dejaron de ser priístas entonces y se hicieron perredistas. Pero los dirigentes del PRI siguen buscando la forma de que su gente entre en ese terreno de las armas.''

La región de Altamirano fue dominada por las familias de ganaderos y sus guardias blancas durante años, hasta el levantamiento zapatista. Después, el gobierno indemnizó generosamente a los propietarios por sus terrenos, pagándoles 4 mil 500 pesos por hectárea en 1994. Con eso, las guardias blancas quedaron desactivadas.

Ahora se desarrolla un plan para armar a los indígenas priístas y entrenarlos para combatir a las bases de apoyo zapatistas, según el mismo procedimiento empleado en Chenalhó, Chilón y Tila, con los resultados ya conocidos.

El representante de la Comunidad 7 de Enero menciona a Caralampio Sántiz, ``muy amigo del Ejército federal'', y a un Audelino cuyo apellido no recuerda, como los instigadores del asedio al ejido Morelia y como los delatores más activos.

Recuerda que sus compañeros Sebastián, Hermelindo y Severiano, antes de ser asesinados y mutilados habían sido señalados por los maestros priístas, miembros del SNTE. ``Hombres y mujeres sufrieron la humillación'', recuerda. ``Y los federales nos decían la amenaza: `ustedes van al paredón', mientras nos golpeaban.''

Aquel triste día, los atacantes de Morelia ``todo lo dejaron regado, y madrearon las puertas y ventanas de nuestras casas y de la clínica''. Pero reitera lo que decía al principio de la entrevista: ``Los ataques que nos hacen nos dan más fuerza''.

Comenta que las autoridades del municipio autónomo y rebelde 17 de Noviembre ``no han suspendido sus trabajos, aunque los federales no llegan para ayudar, como dicen, sino para hostigar''.

Por último, invitándonos un taco a los periodistas, señala dos grandes tinas donde hierven trozos de carne con verduras: ``A las 10:30 de la mañana llegó la vaca. Ya nos la podemos comer. Significa la comunión de la comunidad, compartida. Ese es el mundo que queremos decir. Un mundo de igualdad. No importa el credo ni el color. Todos somos iguales. Debemos manejar la conciencia de seguir unidos y compartir lo que tenemos''.