La Jornada 9 de enero de 1998

Planea la banca revender activos del Fobaproa a sus dueños originales

Roberto González Amador Ť La banca privada pretende adquirir la cartera de crédito en poder del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), que suma 40 mil millones de dólares, para venderla al mismo precio de compra a los contratantes originales de esos pasivos, adelantaron fuentes bancarias.

Mientras, directivos del Fobaproa anticiparon que en la venta de cartera podrán participar los dueños originales de los créditos, en un proceso abierto a inversionistas nacionales y extranjeros.

Información obtenida entre directivos de la Asociación de Banqueros de México (ABM) señala que los propietarios de la banca intentarán adquirir la cartera de crédito en poder del Fobaproa, que llegó a manos del gobierno como parte de la capitalización de las instituciones de crédito iniciada en 1995. Entre esos activos se encuentran créditos de empresas industriales y comerciales, así como hipotecas de vivienda.

La propuesta de los banqueros, que hasta ahora no se ha planteado formalmente a las autoridades, consiste en adquirir la cartera de crédito del Fobaproa y venderla a los deudores originales al mismo precio. La intención, aseguraron las fuentes consultadas, es que los bancos compren esos activos a valor comercial para que los contratantes los restructuren o los liquiden al mismo costo en que los recompren los bancos.

Consultado sobre la propuesta de los banqueros, Alfonso Ramírez Cuéllar, secretario de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, afirmó que la calidad de los activos en poder del Fobaproa está empezando a deteriorarse, tendencia que se acentúa a medida que transcurre el tiempo y esos activos no se licitan.

``Los capitales buitres --que recorren el mundo a la caza de empresas en quiebra para cobrar las deudas vencidas-- han desdeñado la cartera de Fobaproa; ante esa situación, la propia banca mexicana ha presentado propuestas para adquirir esas deudas'', dijo Ramírez Cuéllar, uno de los dirigentes de El Barzón, organización que en los últimos años se ha opuesto a los esquemas gubernamentales de rescate bancario.

Ramírez Cuéllar, diputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), advirtió que esta situación es grave, pues aunque la banca vendió baratos esos créditos al gobierno, recomprará los activos a bajo costo y pretende colocarlos entre los deudores a un precio alto.

El problema en México, a juicio del legislador, es que no ha sido posible crear un mercado secundario para vender la cartera vencida. ``Han transcurrido tres años desde que el gobierno comenzó a adquirir cartera de crédito a través del Fobaproa. Esos créditos no se han podido vender a particulares porque nadie los quiere comprar y ello traerá como resultado que la calidad de esos activos se deteriore aún más y, en consecuencia, aumente el costo fiscal de los programas de rescate'', apuntó.

Según el legislador, las empresas extranjeras que se dedican a adquirir activos bancarios para luego tratar de recuperar los préstamos no están interesadas en los créditos en poder del Fobaproa, a pesar de que en dos subastas realizadas en 1997 la tasa de recuperación que obtuvo el gobierno fue de 50 por ciento del valor de mercado.

``El programa de venta de activos de Fobaproa se ha convertido en un círculo vicioso. Por eso ahora, como salida al desdén de los capitales buitres, que están al acecho de remates en cada país, se proyectó que la banca mexicana adquiera esa cartera de crédito'', añadió.

Ramírez Cuéllar propuso que el gobierno intente vender al menudeo los créditos que están en su poder para que pequeños grupos de deudores o personas físicas puedan adquirirlos. Con el esquema actual, añadió, sólo los grandes capitalistas tienen posibilidades de participar en las subastas.

Otro camino, añadió, es crear a través del sistema financiero mexicano una instancia para que la banca compre a valor comercial los activos, con el compromiso de la Secretaría de Hacienda y la vigilancia del Congreso de que esos créditos se vendan a valor comercial a los deudores para su finiquito o restructuración.