CLASE POLITICA Ť Miguel Angel Rivera

En forma paralela a los procesos de elección de gobernadores de diez estados, en el presente año se decidirá la sucesión en el mando del que tal vez sea el más importante de todos los organismos gremiales del país: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

La importancia de este gremio no radica sólo en el número de sus integrantes -es, con mucho, el más numeroso de todo el país y, según algunas fuentes, de toda América Latina-, sino en la influencia de sus agremiados en el resto de la sociedad.

Las condiciones de México han cambiado mucho en los últimos años, pero para algunas regiones todavía las principales voces dentro de una comunidad son las del cura, el médico y el profesor.

En materia electoral, durante mucho tiempo fueron los maestros el gremio responsable de la organización de las elecciones, ya fuera a nivel estatal o federal. Nadie mejor capacitado ni mejor localizado. Elegir a los profesores de cada colonia o comunidad como funcionarios de casilla era seguridad de que los resultados se obtendrían bien y a buen tiempo.

Los precandidatos

Gracias al control corporativo, que durante mucho tiempo prevaleció sin dificultades en el sistema político mexicano, los maestros trabajaban para consolidar el control del partido oficial. Pero ese sistema de control se rompió y ahora los mismos profesores, con su experiencia, trabajan en función de sus ideologías para el partido de sus preferencias. De cualquier forma, son todavía un factor decisivo en los procesos electorales.

Por lo anterior y por muchas otras razones, será de suma importancia la elección de la nueva directiva del SNTE, programada en principio para la primera quincena de marzo, probablemente en la ciudad de México, ya que no es fácil encontrar una sede para dar comodidades a miles de delegados, que en estos días se empezarán a elegir en diferentes rumbos de la República.

La disidencia ha crecido mucho. Domina por lo menos dos estados y tiene importante presencia en el Distrito Federal. Sin embargo, aún son mayoría los grupos llamados ``institucionales'', ligados al gobierno y a su partido, el PRI.

En sexenios anteriores, esta corriente tuvo como líder moral al ex gobernador de San Luis Potosí, Carlos Jonguitud Barrios, quien fue derrocado y sustituido por la actual dirigente del sector popular del PRI, Elba Esther Gordillo, a quien le correspondió dirigir el proceso de desafiliación corporativa. La lideresa, en vez de tratar de renovar el cacicazgo de Jonguitud, entregó el poder y trató de impulsar un proceso de cambio democrático, lo cual por contradicción le conservó una importante ascendencia, pero no al grado de poder influir en la elección de los nuevos dirigentes.

La capacidad de control la mantiene el llamado grupo institucional, que considera tener la posibilidad de retener el poder en el próximo congreso. La condición para ello, coinciden todas las corrientes, es mantener la unidad interna.

Los principales aspirantes a la secretaría general son José Escobedo, presidente del Comité Nacional de Vigilancia; Julio Peralta, secretario de Orientación Ideológica; Manuel Lares del Toro, secretario técnico ``A''; José del Carmen Soberanes, secretario de Derechos Laborales; José Guadalupe Montaño, también de Derechos Laborales, y Jorge Hernández, secretario de Investigaciones y Capacitación Superior, además de organizador del pasado Congreso Nacional de Educación, celebrado en el puerto de Veracruz.