Paz, clamor; tirotean a indígenas en Ocosingo
Matilde Pérez U. Ť Innumerables minutos de silencio por los indígenas asesinados en Acteal ``que no podrán ocultar las autoridades'' y la ``vergüenza que México no olvidará'', estuvieron presentes en la marcha del Angel de la Independencia al Zócalo de ciudad de México, donde cerca de 80 mil personas unieron sus voces durante cuatro horas y media para exigir al gobierno de Ernesto Zedillo termine con la ``guerra de baja intensidad'' en Chiapas.
Ahí, Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional del Partido de la Revolución democrática (PRD); Mariclaire Acosta, presidenta de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), y Javier Elorriaga, integrante del Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), en nombre de las organizaciones sociales, civiles y no gubernamentales y como partido político condenaron, nuevamente, la política de la fuerza.
Mentiras y traiciones: EZLN
A su vez, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en un comunicado que se leyó en la Plaza de la Constitución, indicó que ``mientras en México y en el mundo se exige justicia y respeto para los indígenas mexicanos, el gobierno continúa su estrategia de mentiras, traiciones y asesinatos''.
Agregó que Acteal es el símbolo de la guerra de exterminio, la verdadera respuesta gubernamental a las justas demandas de los pueblos indígenas y el símbolo de la lucha de dos esfuerzos: el del gobierno, que busca que la desmemoria y la impunidad triunfen, y el de la sociedad civil, que exige justicia verdadera y se niega a olvidar el peor crimen de los últimos 30 años.
La marcha estuvo encabezada por un grupo de indígenas de las comunidades de Acteal, Polhó y municipio de Chenalhó; también estuvieron personalidades de los medios político, académico, artístico --entre estos últimos los protagonistas de las telenovelas Demasiado corazón y Mirada de Mujer-- sindical y estudiantil, quienes llevaron flores blancas, coronas y veladoras; otros vistieron de negro, algunos más transformaron sus rostros en calaveras y pintaron sus ropas de rojo.
En el Zócalo, las campanas de la Catedral tañeron a duelo por los indígenas asesinados el pasado 22 de diciembre en la comunidad de Acteal.
Aún es tiempo de rectificar, señala López Obrador
Chiapas es ya una pesadilla que impide dormir tranquilos a millones de mexicanos, advirtió Andrés Manuel López Obrador. Pero, dijo, aún es tiempo de rectificar y de sustituir la ``guerra de baja intensidad'' por una estrategia de alta intensidad política que elimine toda visión de la fuerza como solución al problema de la injusticia y de la pobreza.
Tras condenar las agresiones ocurridas este lunes por parte de la policía de Seguridad Pública de Chiapas en contra de manifestantes indígenas en el municipio de Ocosingo, el dirigente perredista pidió al pueblo ``asumir el compromiso de estar atento para movilizarse hasta parar la guerra de baja intensidad'' en ese estado.
Al Ejército Mexicano, le reiteró que deje de asumir funciones que competen al gobierno civil y no permita ser usado para contener el descontento social y menos para reprimir la inconformidad de los indígenas. ``Es una crueldad inaudita y crimen de Estado apostarle al exterminio cuando las comunidades se resisten al sometimiento irracional'', acotó.
López Obrador pidió al presidente Ernesto Zedillo y a su gabinete entender que la sociedad ha cambiado y que nadie tiene escriturado el poder del Estado y la conducción del país.
Informó que el CEN del PRD solicitará de inmediato una audiencia con el primer mandatario para proponerle un cambio de estrategia de gobierno basada en cuatro puntos: sustitución de la política de la fuerza por la del diálogo y la negociación con los verdaderos actores del conflicto chiapaneco; elevar a rango de ley el acuerdo sobre derechos y cultura indígenas y reabrir el diálogo de San Andrés para desahogar la temática de las mesas pendientes de Democracia y Justicia, Bienestar y Desarrollo, Derechos de la Mujer Indígena y Conciliación en Chiapas; retiro del Ejército a sus cuarteles y que sea la PGR la que se encargue del desmantelamiento de los grupos paramilitares, y elecciones democráticas en Chiapas porque ``no puede seguir siendo un territorio federal gobernado por el Presidente, los secretarios de Gobernación y de la Defensa Nacional y los gobernadores centralmente designados. Las decisiones no deben seguirse tomando en las zonas militares sino en el palacio de gobierno de Tuxtla Gutiérrez''.
No bastan los cambios de funcionarios, expresa Elorriaga
No es sólo con el cambio de secretarios de Gobernación y autoridades ilegítimas como se solucionará el conflicto en Chiapas. El país necesita la fuerza de nuevos consensos y de los diálogos de frente a la nación, dijo a su vez Javier Elorriaga, en nombre de las organizaciones sociales.
Ante los miles de personas que se concentraron la tarde y parte de la noche de ayer en el Zócalo --donde fueron colocadas dos enormes pantallas--, Elorriaga enfatizó que la guerra en Chiapas es una herida abierta en el cuerpo de México, representa la transformación del Ejército en uno de ocupación, que busca la solución del conflicto desapareciendo a quienes ``no se quieren hacer cómplices de la política contrainsurgente del poder''.
Elorriaga exigió que el gobierno cumpla su palabra, porque el que no lo hace envilece la impartición de justicia y pierde autoridad moral y legal. Insistió en un nuevo acuerdo social basado en la justa distribución de la riqueza y que la agenda nacional sea elaborada y consensada por organizaciones sociales, no gubernamentales, en suma por la sociedad civil.
Pondremos nuestros cuerpos como barrera, dice Mariclaire Acosta
``No queremos una Bosnia o una Chechenia en Chiapas y por eso no escatimaremos esfuerzos, incluso pondremos nuestros cuerpos como barrera para impedir una lucha fratricida'', advirtió a su vez Mariclaire Acosta, en nombre de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y demás personas.
A lo largo de su participación --que incluyó testimonios de familiares de los indígenas asesinados en la comunidad de Acteal-- asentó que la existencia de los grupos paramilitares en las zonas norte y Altos de Chiapas demuestra la guerra embozada sin cuartel.
Es el traslado del conflicto armado al interior de las comunidades y a las organizaciones sociales, afirmó Mariclaire Acosta.
Apuntó que, en el estado de Chiapas, nuevamente la maquinaria de la guerra se ha echado a andar y criticó que bajo el pretexto de la aplicación de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, se incursione ilegalmente en las comunidades de donde salen las denuncias en contra del Ejército Mexicano por los numerosos atropellos en contra de sus pobladores y no se tenga ninguna noticia del desarme de algún grupo de paramilitares.
Los tres oradores anunciaron para el 24 de enero una nueva movilización en el Zócalo de la ciudad de México, para febrero un encuentro de organizaciones y en marzo otra acción de la sociedad civil organizada.
Saldo blanco durante la jornada por la paz: SSP
Bertha T. Ramírez Ť La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) reportó saldo blanco en la marcha por la paz.
La corporación informó que mil 500 efectivos policiacos del agrupamiento de granaderos y del sector femenil vigilaron el contingente que partió del Angel de la Independencia hacia el Zócalo capitalino a partir de las cuatro de la tarde.
La dependencia informó además que cerca de 25 mil personas participaron en la manifestación de protesta por la matanza de Acteal.
Como parte del operativo, dos helicópteros sobrevolaron el tránsito de los marchistas y se realizaron cortes viales en las avenidas Paseo de la Reforma, Insurgentes y todas las calles transversales, desde Sevilla --de poniente a oriente-- hasta Bucareli.
José Gil Olmos, enviado, y Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, 12 de enero Ť Cerca de 2 mil personas realizaron una marcha en esta ciudad y una manifestación pacífica ante las instalaciones militares para exigir que se ponga fin a la guerra desatada aquí desde hace cuatro años. A pesar de que ya se conocía de la represión violenta en Ocosingo, los que aquí se concentraron en el Zócalo sancristobalense caminaron por las calles sin ocasionar enfrentamientos, demandando el regreso de las tropas militares a sus cuarteles.
Indígenas y miembros de 13 agrupaciones sociales efectuaron por la tarde la protesta que duró varias horas, en las que se exigió a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) un mayor esfuerzo en el proceso de pacificación, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dejar la actitud ``oficialista'' ante los verdaderos responsables de la matanza de Acteal, a la Procuraduría General de la República (PGR) actuar con honestidad y energía en sus investigaciones sobre los asesinos de los 45 indígenas, y al Ejército Mexicano reflexionar sobre su papel en el proceso de pacificación.
La ciudad no cerró negocios ni suspendió su vida cotidiana con la manifestación pacífica que inició en la guarnición militar de San Cayetano, instalada en la entrada de San Cristóbal desde 1994. A pesar de los rumores no se observó en la marcha la presencia de mandos o bases de apoyo del EZLN.
Organizada por agrupaciones sociales como el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), Chiltak, El Barzón y organizaciones del Congreso Nacional Indígena (CNI), la manifestación exigió detener el proceso de ``guerra sucia'' que se vive aquí desde hace cuatro años.
Al cumplirse cuatro años del cese al fuego entre el EZLN y las tropas federales, estas organizaciones criticaron duramente la actuación del presidente Ernesto Zedillo, que al desconocer los acuerdos de San Andrés y ``ordenar'' el ataque a los zapatistas en febrero de 1995 y en 1997 -con la matanza de Acteal- ha provocado un clima de tensión permanente.
``Hemos salido a nuestras calles y plazas para decirle al supremo gobierno que no descansaremos hasta lograr la desmilitarización de Chiapas, que seguiremos en esta trinchera hasta que los culpables de la matanza de Acteal sean castigados, que no descansaremos hasta lograr la desaparición de todas las hordas de asesinos paramilitares en Chiapas y se castigue ejemplarmente a todos sus integrantes, sus líderes y sus cómplices en todos los niveles de gobierno'', señalaron las 13 agrupaciones en un documento leído en la plaza frente a la Catedral sancristobalense.
Concentrados ahí, los cientos de manifestantes dieron su apoyo al EZLN en su lucha por la libertad, la justicia y la democracia en México.
También sostuvieron que no cejarán en su demanda para que el presidente Ernesto Zedillo reconozca los acuerdos de San Andrés y se cumplan las condiciones del EZLN para reanudar el diálogo suspendido desde hace año y medio.
De los corresponsales Ť Miles de indígenas, estudiantes, amas de casa, trabajadores, sacerdotes, maestros y niños se manifestaron ayer en prácticamente todos los estados del país para demandar la paz en Chiapas, condenar la masacre en Acteal, exigir castigo para los autores intelectuales de la matanza y pronunciarse por que el gobierno federal cumpla los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
En Guadalajara, Jalisco, unas 5 mil personas de todas las clases sociales, encabezadas por indígenas huicholes y nahuas, conformaron una columna silenciosa por las principales calles de la ciudad y colocaron un pequeño féretro rodeado de veladoras ante la comandancia de la Quinta Región Militar, antes de concentrarse en la Plaza de Gobierno.
Los veracruzanos, por su parte, efectuaron en Jalapa la manifestación más numerosa en esa capital desde el comienzo del conflicto chiapaneco, además de otras en Córdoba, Orizaba, Poza Rica, Coatepec, Papantla y el puerto de Veracruz, donde cientos de personas caminaron por las calles con banderas blancas y moños negros. Miembros del FZLN y El Barzón tomaron simbólicamente las instalaciones del 13 Batallón del Ejército y pidiendo cesar el hostigamiento a comunidades indígenas veracruzanas.
Otra manifestación ante instalaciones castrenses ocurrió en Monterrey, donde activistas de la Asociación Civil Tierra y Libertad protestaron frente a la comandancia de la Cuarta Región Militar, para exigir la salida del Ejército de Chiapas, mientras elementos militares tomaban fotografías de los asistentes, incluyendo a los reporteros.
En Morelia, Michoacán, unas 3 mil personas marcharon por la avenida principal de la ciudad y luego ante el palacio de gobierno, exigiendo el retiro del Ejército de las zonas zapatistas y la desintegración del los grupos paramilitares.
Frente al palacio municipal de Puebla fue notoria la participación de niños con palomas de cartón con la leyenda ``Paz'', mientras en la ciudad de Chihuahua el grupo de madres de desaparecidos políticos encabezó un plantón en la Plaza Hidalgo.
En Oaxaca, unos 2 mil integrantes del Consejo Indígena y Popular de Oaxaca se manifestaron en las regiones del Istmo de Tehuantepec, Tuxtepec, Putla de Guerrero, Tlaxiaco y Teposcolula, tomando oficinas públicas, bloqueando carreteras y realizando mítines. De igual modo, militantes del Consejo Central Indígena Mazateco exigieron al gobierno federal que detenga la violencia contra los grupos étnicos, que, según dijeron, ``sólo exigen justicia''.
También indígenas de ocho municipios del Valle del Mezquital, en Hidalgo, donde habita la etnia hñahñu, organizaron una marcha silenciosa y una misa en memoria de las víctimas de Acteal y colectaron víveres para apoyar a los desplazados de Chenalhó, mientras en Tulancingo se efectuó una manifestación de protesta por la masacre.
En San Luis Potosí, miembros de organizaciones no gubernamentales, partidos políticos y ciudadanos en general participaron en tres marchas con las mismas demandas. Los manifestantes confluyeron en la plaza principal de la ciudad, después de que el edil panista Alejandro Zapata mantuvo cerradas las rejas de acceso durante dos horas.
En Villahermosa, Tabasco, hubo dos marchas para condenar la matanza de indígenas chiapanecos, y en la Plaza Grande de Mérida, Yucatán, se corearon consignas como ``Soldado mexicano, no mates a tu hermano''.
En Zacatecas, unos mil ciudadanos llegaron con ataúdes y veladoras hasta la Plaza Goitia, donde pidieron castigo para los autores materiales e intelectuales de la matanza de Acteal, mientras en Querétaro simpatizantes zapatistas, perredistas, indígenas otomíes, universitarios, sindicalizados y ciudadanos en general marcharon exigiendo al gobierno federal que cese en su ``doble lenguaje'' respecto de la crisis chiapaneca.
Organismos no gubernamentales de Tijuana, Baja California, pidieron a la Secretaría de Gobernación juicio político y penal para el ex gobernador de Chiapas, Julio César Ruiz Ferro. También hubo actos de protesta en La Paz; en San Diego, California, y en la garita internacional de esa frontera.
En Tlaxcala, centenares de personas marcharon con flores blancas y coronas y luego participaron en una ceremonia litúrgica al aire libre. En tanto, contingentes de municipios conurbados del oriente del estado de México se dirigieron al Zócalo de la ciudad de México para sumarse al mitin en la capital del país. Concentraciones similares se organizaron en León, San Miguel de Allende, Guanajuato, Aguascalientes y Durango.
Por su parte, el obispo de Nuevo Laredo, Ricardo Watty Urquidi, calificó de ``arriesgada e imprudente'' la acusación lanzada contra el obispo Samuel Ruiz, como supuesto dirigente del EZLN, y aseguró que el señalamiento busca manchar su labor como mediador por la paz en Chiapas.
(Raúl López, Carlos Camacho, Víctor Hernández, Antonio González, Josías Z. Maldonado, Miroslava Breach, Carlos Figueroa, Liky García, Uriel Martínez, René Alberto López, David Carrizales, Jorge Cornejo, Guadalupe López, Luis Boffil, Manuel Enríquez, Andrés Timoteo, María de los Angeles Velasco, Cayetano Frías, Alfonso Gavito, Juan Manuel Robledo, Manuel Carrillo, Emmanuel Salazar y Alfonso Gavito)
De los corresponsales y agencias Ť La Jornada de Solidaridad Mundial con Chiapas abarcó ayer ciudades de Estados Unidos, América Latina, Europa y Asia, en donde miles de manifestantes condenaron enérgicamente la matanza de 45 indígenas en Acteal, tomaron varias representaciones diplomáticas de nuestro país y exigieron el desarme de las bandas paramilitares, la salida del Ejército Mexicano de la zona de conflicto y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
En Estados Unidos, desde Los Angeles a Washington y de Chicago a Tucson, mexicanos y estadunidenses entregaron cartas de protesta en los consulados mexicanos, y se manifestaron en oficinas federales del gobierno de William Clinton, demandando el fin de la asistencia militar estadunidense al gobierno del presidente Zedillo. Además, solicitaron el ingreso de organismos internacionales para investigar los hechos de Acteal y prometieron ``no descansar'' hasta aclarar la matanza del 22 de diciembre.
Frente al consulado de México en Nueva York, los manifestantes colocaron banderas mexicanas y un ataúd de cartón, al tiempo que algunos coreaban corridos zapatistas, exhibiendo fotos del subcomandante Marcos, y llevaban pasamontañas, así como carteles con la foto de Pedro Valtierra en que aparecen mujeres enfrentando a los soldados en Xóyep.
Con gritos a favor del EZLN y contra el gobierno mexicano, el evento terminó con una procesión fúnebre en la Quinta Avenida, en donde la gente caminó detrás de un ataúd adornado con rosas blancas y veladoras.
En Los Angeles, más de 500 manifestantes exigieron el fin de la agresión gubernamental contra los pueblos indígenas, cerraron la circulación de la avenida Wilshire durante casi una hora y después bloquearon la autopista 405 en protesta por la asistencia militar estadunidense a México.
``Hemos tenido una respuesta popular tremenda'', declaró Crystal Echohawk, organizadora de la Comisión Nacional por la Democracia de México con sede en Los Angeles, quien afirmó que también hubo protestas en Oklahoma y Idaho. Según las agencias noticiosas, en Estados Unidos hubo manifestaciones prozapatistas en más de 30 ciudades.
Por otra parte, a las 12 horas locales, hubo otra manifestación de protesta frente a la embajada mexicana en Ottawa, capital de Canadá.
Toman la embajada en Ecuador
En América Latina hubo actos frente a las embajadas de México en Buenos Aires, San José de Costa Rica, Montevideo, La Paz y Quito, ciudad esta última donde la sede diplomática fue tomada.
En Buenos Aires, representantes de más de 200 organismos humanitarios, políticos, sindicales, estudiantiles y personalidades democráticas entregaron una carta al embajador mexicano y ex gobernador de Chiapas, Eduardo Robledo Rincón, dirigida al presidente Ernesto Zedillo, en la que demandan de su gobierno una ``voluntad política visible'', que permita sellar los acuerdos de San Andrés.
La misiva reclama ``justicia y verdad'' ante la matanza de 45 ``tzotziles indefensos'', y está firmada por la Comisión de Solidaridad con la Revolución Zapatista, Madres de la Plaza de Mayo, Hijos de la Identidad y la Justicia contra el Olvido, entre otras organizaciones.
En San Salvador, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de ese país, Ernesto Tenorio, consideró que los sucesos de Acteal ``han dejado en la conciencia universal un profundo sentimiento de tristeza'', al tiempo que un centenar de personas convocadas por el Consejo Nacional Coordinador Indígena se congregaron frente a la embajada mexicana para repudiar la matanza del 22 de diciembre, no esclarecida aún.
En La Habana, el Movimiento Jóvenes por la Democracia, el Movimiento Cristiano de Liberación y otras agrupaciones disidentes locales entregaron una carta de protesta a la embajada mexicana.
Manifestaciones en Europa
En Madrid, unas 3 mil personas recorrieron el centro de la capital española hasta plantarse frente al Ministerio de Asuntos Exteriores, donde convocadas por Izquierda Unida, tercera fuerza electoral de la península, exhibieron pancartas que pedían paz con justicia y dignidad. Julio Anguita, presidente de ese partido, pronunció un discurso al término de la manifestación y acusó al gobierno de José María Aznar de permanecer ``impasible ante la matanza'', y agregó: (Aznar) ``está obligado a ser enérgico y firme, sin contemplaciones, porque hay que ser consecuente con los derechos del hombre''. Barcelona, Sevilla, Zaragoza y otras ciudades ibéricas, fueron escenario de manifestaciones prozapatistas durante el fin de semana.
En París, frente a la embajada mexicana se congregaron más de 500 personas, artistas, intelectuales y defensores de derechos humanos, y bajo las órdenes de un miembro de la ``Red Intergaláctica'', hombres, mujeres y niños de todas las edades se colocaron 45 máscaras blancas con los nombres de los indígenas asesinados en Acteal, y depositaron un ataúd con flores negras y veladoras. Un grupo de 200 simpatizantes prozapatistas tuvo fricciones con la valla policiaca que protegía la puerta de la sede diplomática, alternando consignas en francés y en español que decían: ``Zedillo, asesino de indios y campesinos'' y ``Ejército fuera de Chiapas''.
En Berna, capital de la Confederación Helvética, los comités ``Viva Zapata'' de Suiza y decenas de organismos cívicos y sindicales se hicieron presentes en un mitin que concluyó frente a la embajada de México, en donde entregaron una carta dirigida al gobierno mexicano para repudiar la matanza de Acteal. El documento, acompañado de 2 mil 319 firmas, exige la disolución inmediata de los grupos paramilitares en Chiapas y demanda el respeto y cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
En ausencia del titular de la embajada, un funcionario llamado por cierto Carlos Fuentes, se quejó de que los medios informativos ``muestran lo sucedido en Chiapas en blanco y negro'', y aseguró que si bien el problema en el sur de México es ``muy complejo'', el gobierno del presidente Zedillo está actuando de acuerdo con las políticas nacionales y sin aceptar ningún tipo de injerencia externa en sus asuntos.
En Italia, la Oficina Nacional de Turismo de México fue tomada por un grupo de la asociación ¡Ya Basta! Después de varias horas, el embajador de México, Mario Moya Palencia, habló con los ocupantes desde un edificio cercano, repitiéndoles que el gobierno del presidente Zedillo está investigando los hechos y buscando la mejor solución al conflicto en Chiapas. Había muchos reporteros afuera de la sede, así como diputados de Refundación Comunista y de Los Verdes. Los ocupantes esperaban realizar una rueda de prensa para que se permita la entrada a los reporteros.
Por la noche se esperaba que otra manifestación se instalara frente al parlamento italiano para pedir que el gobierno de ese país imponga a México sanciones previstas por el tratado de libre comercio con la Unión Europea.
Por último, en Tokio, un grupo de manifestantes entregó una carta más de protesta a la embajada mexicana. (Jim Cason, David Brooks, Stella Calloni, Carlos Ramírez, Lourdes Morales, Nicole Wagner, Iñaky García, Michela Bressan, corresponsales. Kyra Nuñez y agencias)