La Jornada jueves 15 de enero de 1998

Carlos Fuentes

Marcos Guillén

La insistencia del gobierno en llamar ``Guillén'' al subcomandante Marcos sería ridícula si no fuese perniciosa. Aplicada con congruencia, la decisión de despojar a un personaje histórico de su nombre de guerra, seudónimo o nombre de pluma, nos llevaría, por ejemplo, a arrebatarle el general Francisco Villa ese apelativo para devolverle su nombre de bautizo, ``Doroteo Arango''. Inscrito con letras de oro en el Congreso de la Unión, el nombre del guerrillero norteño debería desaparecer de ese sitio de honor para dar lugar al de ``Doroteo Arango''. La célebre novela de Rafael F. Muñoz debería titularse entonces Vámonos con Doroteo Arango, y el no menos célebre corrido de Graciela Olmos, cambiar su letra por ``Siete Leguas, el caballo que Arango más estimaba''. ¿Quién encabezó la División del Norte, asaltó Columbus y tomó Zacatecas? No se confunda usted. No fue el general Francisco Villa, fue un vulgar cuatrero llamado Doroteo Arango.

De acuerdo con esa lógica perversa aunque asustadiza, otro nombre ilustre inscrito en el Congreso, el de nuestro primer Presidente, don Guadalupe Victoria, debería también ser borrado para poner en su lugar el de ``Félix Fernández'', verdadero apelativo del antiguo insurgente.

¿``Pablo Neruda''? Quién demonios era ``Pablo Neruda'', bautizado en realidad como Neftalí Reyes? y ``Gabriela Mistral'' debería devolver, junto con Neruda, su premio Nobel de Literatura por andar usando un nombre falso, toda vez que nació con el de ``Lucila Godoy Alcayaga''. Para no hablar de un tal Félix Rubén García Sarmiento, que se hacía pasar, el muy falsario, por ``Rubén Darío''.

Bórrese de su tumba el nombre de ``Greta Garbo'' para ponerle el verdadero, Greta Gustaffson. Cámbiense los repartos de las películas de Rudolph Valentino para volver a llamarlo, como querían sus italianos papacitos, Rodolfo Guglielmi. ¿Y Joan Crawford, que anda haciendo sin su nombre de pila, Lucille Le Sueur? Y por favor, que el acróbata inglés Archie Leach no ande presumiendo de ser ``Gary Grant''.

Lo malo del asunto es que llamar Guillén a Marcos es otra manera de decir: Usted no existe. Usted es un farsante. Con usted no se puede negociar. Usted usa máscara. Aprenda de los priístas, que usamos nuestras caras como máscaras y engañamos a todo el mundo. En vez de pasamontañas, use usted capucha y pase por ``El Tapado''.

Lo malo del asunto es que revela, subliminalmente, una voluntad terca de no negociar, de persistir en guerras de baja intensidad, de negarle personalidad al EZLN y de confiar en que Chiapas se pudra solo. Semejante política sólo dañará al propio gobierno, más que a Marcos o Guillén o como gusten llamar hoy a Villa-Arango.

Como a los insurgentes del Frente Farabundo Martí de El Salvador, al cual México le concedió carácter representativo en 1982, hoy conviene reiterar el carácter representativo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional a fin de que el proceso negociador y pacificador de Chiapas, que aún tiene un largo camino que andar, se lleve a cabo sobre bases de respeto y reconocimiento mutuo de las partes del diálogo. A Marcos también le incumbe una responsabilidad en esto.