La Jornada 15 de enero de 1998

Labastida: no deseo acabar mi gestión sin resolver el problema de Chiapas

Mireya Cuéllar Ť El secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, dijo en una entrevista radiofónica que no desea ni quiere ``ni es la instrucción del Presidente'' terminar su gestión al frente de la dependencia sin haber resuelto el conflicto armado en Chiapas. Asimismo, indicó que ha mandado mensajes públicos y privados a la dirigencia zapatista reiterándole su disposición al diálogo.

Sin embargo, en otra entrevista en los pasillos de la Secretaría de Gobernación dijo a pregunta expresa que si el subcomandante Marcos rechaza llamarse Sebastián Guillén Vicente, ``entonces que diga cómo se llama''.

Anunció en Gobernación que visitará Chiapas. ``No voy a platicar con un solo grupo: iré a platicar con todos los grupos, con todas las fuerzas, pero no bajo presión''.

Esa visita, apuntó, será ``perfectamente agendada'' después de la estrategia que se definirá la próxima semana.

Comentó también que la evolución política del país debe darse simultáneamente a los avances en la solución del conflicto chiapaneco. Pero también dijo que es un aspecto importante para que la reforma del Estado se acelere.

Consideró que gobierno y EZLN pueden llegar a acuerdos y formas de solución ``razonablemente rápido'', y aplazó hasta la próxima semana la entrega al Presidente de la estrategia diseñada para enfrentar el conflicto. Había dicho que estaría lista en estos días, pero la agresión policiaca a los manifestantes de Ocosingo retrasó los trabajos.

En una entrevista muy amplia que ofreció al noticiero radiofónico Para empezar, Labastida indicó que la investigación de la masacre de Acteal será ``objetiva e imparcial'' y se aplicará la ley a todos los involucrados, sin importar el nivel de gobierno. ``Sólo así vamos a recuperar la credibilidad en el sistema de justicia y sólo así vamos a regresar a la concordia''.

Labastida informó que además de los mensajes públicos -``como 10''- que ha mandado al EZLN manifestando su disposición a encontrar una solución al conflicto, ``a quienes tienen contacto (con el EZLN) les he dicho también en privado que estamos dispuestos''.

En el fondo del conflicto, comentó el funcionario, está el problema de la pobreza, y ésa es una de las razones por las que una parte de la Iglesia se manifiesta a favor de los derechos de quienes están marginados. Dijo estar de acuerdo con quienes reclaman que la paz en Chiapas ``no es para que las cosas queden igual: hay que ir al fondo, a solucionar los problemas''.

La meta del gobierno federal, afirmó, es que en el 2000 la brecha del nivel de vida en Chiapas, con relación al resto de la República, se cierre; que los servicios de salud, educación, agua potable... sea similar al resto del país.

Labastida rehuyó el tema de las acusaciones del comandante de la séptima Región Militar contra Samuel Ruiz cuando el entrevistador -Pedro Ferriz de Con- le inquirió sobre la suposición de que el obispo es El Caminante de que hablan los documentos supuestamente encontrados en un cuartel zapatista. ``No quiero entrar en una posición de descalificación... un secretario de Gobernación que trata de conciliar y sumar voluntades... automáticamente estoy impedido de hacerlo. Quiero encontrar qué nos une, cómo sumamos voluntades, no qué nos separa''.

Hay que hacer acopio de serenidad y voluntad, señaló en la entrevista que duró 45 minutos. ``Nuestro propósito es no sólo sentarnos a la mesa de negociación. Tenemos cuatro años con el problema de Chiapas; ya es mucho tiempo. Es decir: tenemos que encontrar soluciones concretas''.

El funcionario rechazó que en Chiapas se viva una situación de violencia institucional, y cuando el entrevistador le preguntó cómo decir que eso no es cierto -``¿cómo explicarle al mundo que tenemos una policía que le dispara a los civiles?''-, respondió que habría que entender el problema ``serio'' con las policías que se vive en todo el país. ``De repente se piensa que los problemas de las policías corresponden a un diseño estratégico que sobre ellos se hizo, y no es así''.

Es un ``problema histórico'', añadió, y dio datos: en los últimos 10 años se gastaron en seguridad pública 900 millones. En 1998, tan sólo el gobierno federal invertirá 2 mil 700 millones de pesos. Esos recursos serán usados en capacitar a los cuerpos policiacos y en medidas de control para la contratación, entre otras cosas, porque muchos ciudadanos ingresaban en las corporaciones sin un análisis físico ni examen sicológico.