Horacio Flores de la Peña
Demasiadas contradicciones

A las mujeres indígenas que sólo con su valor enfrentaron al ejército de ocupación.

En ocasiones se siente uno abrumado centrándose sólo en los aspectos negativos de la vida pública, quisiera que fuera lo contrario, pero no hay forma de hacerlo. Decir la verdad tiene sus peligros, entre otros el de equivocarse, pero mentir significaría contribuir a dañar, aún más, a una sociedad que ya está enferma, por la inseguridad y la desconfianza.

Los problemas recientes, entre los que destacan el de Chiapas y los cambios de gabinete, nos confirman la idea de que el gobierno sigue contradiciéndose o porque no sabe a dónde va, o bien porque el Ejecutivo ya perdió el control sobre sus colaboradores.

Cuando habló el Presidente sobre Chiapas hizo un énfasis especial en su colaboración con el entonces gobernador del estado aunque era indispensable removerlo por su abierta ineptitud y complicidad criminal con los terratenientes y empresarios chiapanecos, quienes buscan una ``solución final'' al problema de los indígenas.

Pero la forma de enviar un sustituto fue dentro de la más pura ortodoxia priísta: se manoseó a la ley, a las instituciones y a los individuos. ¿Qué necesidad había? Por otro lado, el gobierno habla del problema de Chiapas como si no hubiera culpables. ¿Por qué no se investiga a las cúpulas empresariales del estado? La lista está en el desplegado de apoyo al ex gobernador. No hay que buscar mucho, no podemos prolongar la situación actual de crímenes sin culpables.

El Ejército, en función de procuraduría general de justicia, hace una acusación grotesca contra el obispo Samuel Ruiz, que inmediatamente niega la Defensa Nacional. Esto confirma que las bayonetas sirven para muchas cosas, menos para pensar o sentarse en ellas. Ahora resulta que los soldados están en labor social. ¿Por qué no lo hicieron antes? No tuvieron que esperar a que llegara el secretario de Salud con su plan ``mejoralito'' y su comitiva, para pasarse a la defensa de los agredidos.

Son muchos disparates y delitos los que comete el Ejército y toca al Presidente frenarlos, para que no sean un factor adicional de fricción. Siempre protegen a los gatilleros y sus jefes. A donde ha ido el Ejército, ha sembrado el terror, robando y asesinando a quienes debían de proteger. ¡Ya basta con el terrorismo militar, que de inmediato regresen a sus cuarteles!

El procurador, gran especialista en exculpar gobernadores, ya le había dado la bendición legal al ex gobernador y sus colaboradores. El problema lo redujo a un pleito interfamiliar o religioso, equiparando a las víctimas con los culpables igual que los editorialistas de los periódicos de colores. Si era una política oficial. ¿Ahora qué va a ser?

Dentro de este panorama, hay que reconocerle el mérito al Presidente de haber removido a los funcionarios que jamás debía haber nombrado. Pocos presidentes han hecho caso al clamor del pueblo. Esto ya es un avance importante y lo sería más si escogiera mejores colaboradores.

Una de las designaciones que merecen aplauso es la de Rosario Green; escribió artículos y libros en defensa de la política nacionalista mexicana y atacó con inteligencia a los neoliberales. En una reunión de la OEA en Santiago, me tocó verla discutir con ese extraño personaje que es el actual ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, cuando afirmó que la política exterior argentina tenía como objetivo establecer una relación ``carnal'' con Estados Unidos, a lo que ella le contestó, con muy buen humor, que sería bueno aclarar quién iba a ser el hombre y quién la mujer.

Es una mujer preparada, inteligente y honesta, por lo tanto, si comete errores no será por ignorancia. No es del servicio exterior y esto le ayuda, pero se va a enfrentar a esa amenaza del ``nuevo entendimiento'' con Estados Unidos, porque según su predecesor no podemos estar en continuo enfrentamiento con ese país aunque nos atropelle.

Conoce bien los principios de la política exterior mexicana, ¡ojalá y los siga! Nosotros, por nuestra pobreza y vecindad, estamos obligados a seguir una política exterior basada en principios. La señora Green tiene todos los atributos para triunfar, pero tiene tres enemigos: el primero es el sector norteamericano en el gabinete que es muy grande y fuerte; el segundo es el inmovilismo de otra parte del gobierno; y el tercero es el deseo de agradar al jefe. Quizá por esto, en sus últimas declaraciones, dijo que la imagen de México no está dañada y que los diplomáticos mexicanos pasarán boletines para contrarrestar las mentiras difundidas en contra de México. ¡No señora secretaria!, el margen para la mentira ya se acabó. Y con esta actitud convertirá usted al Presidente en el amigo incómodo de Estados Unidos y de la Unión Europea. A pesar de ello le deseamos éxito, lo merece usted y lo necesita México.

Hay un hecho que ahora ya es evidente. El principal afectado, políticamente con lo de Chiapas, es el Presidente de la República. Los indígenas perdieron la vida pero, a él, están a punto de arrebatarle su entrada a la historia, entonces ¿por qué se frena el castigo a los culpables?, ¿quién puede financiar a los gatilleros, además de la Sedeso? Después de ser Presidente, lo único que le queda es preservar su figura histórica; aún es tiempo con un cambio de políticas y gentes y, en esta labor, encontrará más colaboración de la que piensa y mucho más que el apoyo popular que tiene ahora.